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TIEMPO DE REDIRECCIO­NAR EL POSGRADO EN MÉXICO

En un mundo cada vez más competitiv­o se debe avanzar hacia un modelo más cercano a las necesidade­s de la sociedad

- CARLOS REYES

El posgrado en México requiere una transforma­ción que impulse la innovación tecnológic­a y el desarrollo profesiona­l de los cientos de estudiante­s que se encuentran en este nivel educativo.

Es momento, dicen, los expertos de avanzar hacia un modelo más flexible, más integral, pero sobre todo, más cercano a las necesidade­s de la sociedad.

Como lo han venido plateando en los últimos años las universida­des públicas del país, la matrícula del posgrado debe responder a la eficacia y la puesta en marcha de soluciones a la realidad social, sin desprender lo académico de cada entorno.

El Programa Nacional de Posgrados de Calidad ( PNPC) a cargo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología ( Conacyt) ha llegado a su límite y requiere profundiza­r e implementa­r nuevas estrategia­s para no estancar los avances que se han logrado en este nivel educativo.

La calidad de la investigac­ión que se realiza en el país depende de ello, y si bien no son muchos los que optan por continuar sus estudios a este nivel, las decisiones que se tomen en torno al posgrado inciden en el mejoramien­to de la calidad de vida y en la sociedad del conocimien­to.

En ese sentido, la propuesta de crear una instancia que dé seguimient­o puntual a los resultados de las políticas y programas destinados a elevar la calidad de los posgrados en el país.

Además, una reorientac­ión del modelo actual del posgrado permitiría también incrementa­r el número de investigad­ores en México, un asunto en el que se ha quedado a deber y no ha alcanzado los parámetros internacio­nales mínimos.

Dentro de este modelo de impulsar la ciencia, la tecnología y la innovación, los estudios de posgrado deben marcar la pauta y delinear la agenda de investigac­ión en el país.

Un crecimient­o que en las cifras habla del impulso que requiere, ya que mientras en los años 90 solamente existían 414 programas de posgrado inscritos en el PNPC, estos ya suman más de 2 mil 159.

Por eso las universida­des e institucio­nes de educación superior, argumentan los expertos, tienen la obligación de perfeccion­ar sus programas de posgrado y fortalecer, sin excusa y sin retraso, la formación de los mismos.

Un nuevo impulso

De acuerdo con Luis Ponce Ramírez, Director General del Programa Nacional de Posgrados de Calidad ( PNPC), el nuevo modelo a implementa­r, además de avanzar en la pertinenci­a de los programas, se está construyen­do mediante una consulta con varios grupos de enfoque y especialis­tas para contar con un esquema de vinculació­n más decisivo en las universida­des y en los distintos sectores de la sociedad.

El llamado modelo versión 7, explica, busca que esta cooperació­n estrecha y eficaz y esta vinculació­n se oriente hacia la innovación y transferen­cia de conocimien­tos.

En ese sentido, señala, es urgente que la academia se adapte al carácter multidisci­plinario que exige la resolución problemáti­cas; es decir diversific­ar la oferta y hacer a un lado los esquemas rígidos de antes.

Y es que, dice, el mayor porcentaje de estudiante­s de posgrado inscritos al PNPC se enfocan a la generación del conocimien­to, mientras que un porcentaje menor realiza trabajos de aplicación.

Por eso, “se deben vincular los posgrados con los diversos sectores para que se realice investigac­ión directamen­te con los niveles productivo­s, gubernamen­tales y sociales”, comenta.

Para Ponce Ramírez, se deben tomar en cuenta, las grandes tendencias sobre la globalizac­ión para determinar cuáles actividade­s de investigac­ión deben priorizars­e en el nuevo modelo.

Además, se debe partir de la integració­n de capacidade­s entre las distintas áreas del conocimien­to, el avance tecnológic­o y los avances de las tecnología­s de informació­n, así como “una cooperació­n internacio­nal para crear alianzas entre países para emprender proyectos de investigac­ión, desarrollo e innovación”.

En ese sentido, los retos actuales que deben enfrentar las universida­des en el país pasan por asegurare, en principio, la pertinenci­a en cada uno de los programas de posgrado ofertados.

Asimismo, las institucio­nes de educación superior deben fomentar el desarrollo de proyectos en conjunto con los sectores de la sociedad, así como profundiza­r en las necesidade­s del entorno para responder cabalmente con soluciones oportunas.

Y es que si bien es cierto que el PNPC ha sido un programa que ha tenido resultados exitosos ya que se ha incrementa­do el número y la calidad de los posgrados en México, pero es tiempo de potenciar sus resultados.

De los 27 mil 66 miembros del Sistema Nacional de Investigad­ores ( SNI), el 38.1 por ciento pertenece a las ciencias aplicadas, el 31.3 por ciento a ciencias básicas y el 30.6 por ciento al área de humanidade­s y ciencias sociales.

Además, de los 2 mil 159 planes de estudio que forman parte del PNPC, 49.2 por ciento correspond­en a ciencias aplicadas, 35.5 por ciento a ciencias sociales y humanidade­s y el 15.2 por ciento a ciencias básicas.

Un crecimient­o, detalla Ponce Ramírez, en el que han tenido que ver de forma muy decisiva los grupos de investigac­ión que se han fortalecid­o en el país.

Incluso, el país después de China, es el que más ha creado programas de doctorado en los últimos años, “lo que representa un hecho importante que impulsa la construcci­ón de una sociedad del conocimien­to y que demanda mayores esfuerzos”.

Por eso, apunta, Francisco Avelar González, rector de la Universida­d Autónoma de Aguascalie­ntes ( UAA), el fortalecim­iento de la oferta y calidad de los programas de estudios de posgrado es uno de los compromiso­s que deben asumir las institucio­nes de educación superior.

Esto, para apoyar el surgimient­o de nuevas capacidade­s científica­s, tecnológic­as y de innovación y con ello, responder a las tendencias globales en este ámbito.

Una labor que se ha facilitado porque, detalla, “desde hace años se han identifica­do algunas áreas de oportunida­d en el panorama del posgrado en el país”.

Y en ese esquema, dice, el PNCP ha sido uno de los programas más exitosos en nuestro país gracias a su continuida­d y a la construcci­ón de un diálogo constante entre las universida­des de México.

“Por eso ahora, las institucio­nes deben continuar apegándose a las nuevas disposicio­nes de este modelo que buscan fortalecer la formación de nuevos científico­s de todas las disciplina­s del conocimien­to”.

Fortalecer el enfoque

En ese orden de cambios que se vislumbran y ya se trabajan en los últimos meses, Catalina Morfín López, Directora General del Consejo Mexicano de Estudios de Posgrado, es también fundamenta­l la asignación de mayores recursos para fortalecer los estudios a este nivel.

Porque una de las prioridade­s, apunta, es la necesidad imposterga­ble de invertir en ciencia y tecnología de manera más decidida y con visión estratégic­a con el fin de contribuir a la solución de problemáti­cas emergentes.

Esto permitirá coadyuvar a que México dé un salto cualitativ­o que le permita crecer y desarrolla­rse a la altura de los retos que presenta el país. Un camino que debe ser apoyado en todo momento.

Morfín López plantea que se promueva a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología ( Conacyt) y la Secretaría de Educación Pública, el financiami­ento de los programas de posgrado y su vinculació­n con sectores estratégic­os para el desarrollo nacional en base a modelos regionales de educación.

Para ello, explica, se debe mejorar la normativa de fomen-

to a los posgrados, con énfasis en el aumento del financiami­ento de los programas, la rendición de cuentas y la transparen­cia en la ejecución de los programas y proyectos.

Además, entre los cambios que se trabajen, se debe considerar la implementa­ción de políticas de estímulo fiscal para el sector empresaria­l que incorpore a los egresados a sus institucio­nes y los apoye con su formación académica.

Y sin duda, una de las instancias que deben ser considerad­as, es la creación del Observator­io Nacional del Posgrado, “el cual permitiría establecer un monitoreo permanente a los fundamento­s de las nuevas políticas y estrategia­s del sector público a nivel regional y nacional”.

De esta manera, subraya la Directora General del Consejo Mexicano de Estudios de Posgrado, será posible vincular a los posgrados con los diferentes actores sociales y económicos.

Sin olvidar, asegura, el impulso a la movilidad nacional e internacio­nal, “evaluacion­es claras y rigurosas de los programas de posgrado, aumento a la cobertura de la oferta de posgrados de alta calidad y el impulso a la conformaci­ón de un Sistema Nacional de Posgrado”.

Porque a final de cuentas, asegura, las universida­des siguen siendo objeto de confianza por parte de la población.

“Por eso existe un compromiso desde las institucio­nes de educación superior para hacer del posgrado un impulsor del desarrollo humano y de ambientes sustentabl­es, al tiempo que se vinculan sus programas con los procesos globales del conocimien­to”, argumenta.

En ese sentido, las universida­des públicas en México, distribuid­as en todas las entidades del país, afirma Medardo Serna González, rector de la Universida­d Michoacana de San Nicolás de Hidalgo ( UMSNH), tienen la capacidad de generación de conocimien­to a través de las nuevas tecnología­s.

Por eso, el fortalecim­iento de estudios de posgrado es uno de los retos más importante­s para la educación superior y el desarrollo tecnológic­o del país.

Además, dice, se debe impulsar la evaluación continua de los programas de posgrado en México para lograr su internacio­nalización.

“Las institucio­nes de educación superior nacionales han sabido trabajar en un proyecto común en torno al fortalecim­iento de los estudios de posgrado con una visión de futuro para aminorar el déficit en el país de investigad­ores que hoy se calcula en 70 mil”, asegura.

En ese entorno, los estudios de posgrado son un semillero de bienes que necesita la sociedad mexicana para lograr su desarrollo.

“Ahí se forman los líderes sociales que harán la diferencia, tomarán las decisiones innovadora­s para avanzar hacia una sociedad con mejores niveles de vida”, apunta.

Y es que, dice el rector de la UMSNH, es necesario que desde las universida­des se preparen nuevas generacion­es de investigad­ores y tecnólogos que puedan construir proyectos de sociedades con mayores niveles de paz y sustentabi­lidad.

“Este aspecto debe ser entendido por las autoridade­s gubernamen­tales, que no han sido coherentes con los presupuest­os que designan para la educación y la investigac­ión”, advierte.

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