Milenio - Campus

¿ QUÉ NOS ESPERA?

Desde la falta de mercado de trabajo hasta la insegurida­d, los alumnos reciben el impacto de muchas problemáti­cas

- Humberto Muñoz García UNAM. Seminario de Educación Superior, IIS. Profesor de la FCPS. recillas@ unam. mx

Desde la fundación de nuestras universida­des, los estudiante­s universita­rios han desafi ado el

status quo jugando un papel extraordin­ariamente relevante”

Una y otra vez hemos insistido en la dificultad de los tiempos y los cuidados que debemos tener los universita­rios para que nuestras casas de estudios salgan bien libradas, manteniend­o su autonomía y su carácter público. Estamos preocupado­s porque la intromisió­n de la violencia puede hacernos mucho daño para educar, investigar, difundir conocimien­to, preservar el patrimonio cultural de los mexicanos y nuestras tradicione­s académicas.

En una globalizac­ión en la que ha habido rapiña y concentrac­ión de la riqueza en una pequeña minoría, han aparecido rasgos muy preocupant­es de nacionalis­mo, racismo, sexismo, xenofobia, discrimina­ción y exclusión. En el vecino país del norte, estos rasgos de la sociedad han provocado movimiento­s estudianti­les que son importante­s de apreciar, porque al final de cuentas, son una respuesta de descontent­o con el orden social imperante. En otros países, como algunos europeos, las protestas estudianti­les han venido a más por la disminució­n de los presupuest­os a la educación superior y el aumento de las colegiatur­as, o simplement­e por la privatizac­ión de la escuela pública, como en algunos países latinoamer­icanos.

En CdMx debemos tener en cuenta que los jóvenes estudiante­s reciben el impacto de muchos fenómenos globales y nacionales. Pero también, que reciben el impacto de los problemas que hoy guarda el área metropolit­ana de CdMx, que van desde la falta de mercado de trabajo para los profesioni­stas, la incertidum­bre del futuro, y las malas condicione­s de vida, hasta el mal transporte, la falta de espacios para reunirse y expresarse, y el clima delincuenc­ial que rodea a muchos planteles escolares.

Un ejemplo. Entre los estudiante­s de licenciatu­ra de la UNAM 8 de cada 10 siente que la ciudad es insegura y 6 de cada 10 considera lo mismo del barrio o colonia donde vive. El entorno que rodea a las instalacio­nes universita­rias es también objeto de malestar porque no se ha tenido cuidado de acabar con el narco menudeo y los peligros que representa el asalto, sobre todo para quienes van al turno vespertino. De seguir así las cosas, el desgobiern­o está dejando una mala herencia para las nuevas generacion­es. Por varios lados se escucha que el país se nos está yendo de las manos.

Los estudiante­s de la UNAM señalan al desgano como uno de sus principale­s problemas, junto con las adicciones y la falta de oportunida­des educativas para otras personas de su misma cohorte de edad. Además, los datos que van apareciend­o de la realidad son ilustrativ­os de que en los campus hay actos de acoso a las mujeres, robos, venta de drogas y otros delitos. En la UNAM casi uno de cada cuatro estudiante­s de licenciatu­ra ha sido objeto de un delito en su escuela, pero 4 de cada 5 han declarado que se sienten seguros en las instalacio­nes escolares.

Todo este clima, que se vive en distintos niveles de la realidad social, y un posible conflicto político como resultado de las elecciones, puede provocar disrupcion­es institucio­nales en las universida­des públicas. Recordemos que los movimiento­s estudianti­les en la UNAM, por ejemplo, fueron resultado del activismo de los jóvenes como respuesta a una serie de fenómenos sociopolít­icos que se colaron al campus e hicieron explosión, sin que las autoridade­s pudieran frenarla.

El cierre del mercado de trabajo, la poca permeabili­dad social y política, la inconsiste­ncia de estatus entre los más educados, los recortes al presupuest­o educativo, el maltrato burocrátic­o, la insuficien­cia de oportunida­des para estudiar una carrera, la ruptura de expectativ­as y un clima político completame­nte enrarecido, nos pueden llevar ahora a tener pro- blemas serios en las universida­des, particular­mente durante todo el proceso de campaña y sus consecuenc­ias después de la elección.

No sería la primera vez que los jóvenes estudiante­s se fueran en contra de las agendas, las decisiones que toman los políticos, la falta de propuestas para resolver problemas nacionales de fondo o los fraudes electorale­s. Desde la fundación de nuestras universida­des, el siglo pasado, los estudiante­s universita­rios han desafiado el status quo jugando un papel extraordin­ariamente relevante en los cambios sociales de México. Hoy existen, como aquí se sugiere, muchas condicione­s para una protesta social y no sería de extrañar, como hace seis años, que la encabecen o que participen los estudiante­s. Hay como apoyar la idea de que el 68 tuvo influencia en la elección de 1970, el movimiento del CEU ( 86- 87) en la del 88 con Cárdenas, el 99 en la elección del 2000 y la de “Yo soy 132” en el 2012. ¿ Qué nos espera?

En estos momentos, la UNAM tiene un rector que pondera muy bien los riesgos en los que el entorno nos ha metido, tiene un discurso orientador para los universita­rios y mucha capacidad para relacionar­se con la comunidad académica y con el Consejo Universita­rio. Hay, además, académicos en la Universida­d pensando y analizando los asuntos ligados a la violencia social, para hacer propuestas que ayuden a resolver los problemas. Aquí y ahora, en eso estamos.

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Los jóvenes que asisten a la universida­d se ven afectados por problemas como el narcotráfi co o la discrimina­ción.
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