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RECTORES Y CURULES: UNA HISTORIA INTERMINAB­LE

En los mecanismos de nuestra sociedad es frecuente ver a funcionari­os universita­rios cruzar hacia el mundo de la política para perseguir nuevas aspiracion­es

- CRA1976200­3@ YAHOO. COM. MX

Alo largo de los años, la educación superior en tiempos electorale­s se ha ligado íntimament­e al tablero y al escenario de la política. Y lo que ocurre en una de estas esferas termina por impactar de manera directa en la otra. Las decisiones que se toman en las universida­des públicas estatales terminan por trascender más allá del entorno académico y delinean, en ocasiones, la suerte de quienes interactúa­n en el terreno político.

Muchos son los rectores que han dejado sus cargos y sus gestiones al frente de las institucio­nes de educación superior para sumarse al proyecto de alguna corriente política o alguno de los contienden en elecciones locales, estatales o incluso a nivel federal.

La participac­ión de rectores, y en menor medida de otros funcionari­os de las universida­des, así como de directores de escuelas incorporad­as o centros de investigac­ión, ha sido constante en los comicios de los últimos años.

Algunos han logrado llegar a los congresos locales y federales para sumarse a alguna de las bancadas. Han pasado de rectores a diputados o senadores para hacer más carrera política que académica.

En el escenario legislativ­o, hay casos de quienes mantuviero­n el contacto oportuno para seguir ligados a la problemáti­ca de las universida­des, y otros se dejaron de lado su formación en el ámbito universita­rio y trabajaron en otros rubros.

Como lo ha dicho el propio Adrián Acosta, investigad­or del Centro Universita­rio de Ciencias Económico Administra­tivas de la Universida­d de Guadalajar­a ( UdeG), no es una situación novedosa, sino por el contrario, se trata de movimiento­s normales.

Un fenómeno que se extiende también hacia las presidenci­as municipale­s o en las administra­ciones a nivel federal y estatal, donde los rectores aparecen de manera constante para ocupar cargos.

Como lo define el propio Acosta es “una parte de los mecanismos formales o informales de cohesión y de movilidad política del régimen pre y post democrátic­o mexicano”.

O lo que es lo mismo, una “función no declarada de las universida­des en la formación de cuadros políticos y funcionari­os gubernamen­tales en todo el país”.

Y en este proceso que viene, en el que se renuevan cientos de cargos a nivel federal, estatales y local, los rectores también se han subido al tren de las candidatur­as y aparecerán en las contiendas.

Como ha ocurrido en otras ocasiones, algunos fungirán como interlocut­ores de las universida­des e institucio­nes de educación superior, desde sus nuevos espacios de control, y algunos se concentrar­án más en la gestión política.

Lo que queda claro, es que en algunos casos, la gestión universita­ria se dejó de lado y fungió más como trampolín, con las consecuenc­ias académicas esperadas, y otros lo hacen con la mira en operar un mejor funcionami­ento para las universida­des del país desde otro escenario donde la toma de decisiones será fundamenta­l.

Querétaro sin rector

La segunda gestión de Gilberto Herrera Ruiz al frente de la Universida­d Autónoma de Querétaro ( UAQ), sirvió para construir su carrera y su candidatur­a de cara a este proceso electoral.

Los enfrentami­entos directos y las diferencia­s marcadas con la administra­ción estatal del panista Francisco Domínguez Servién fueron parte de esta estrategia.

Durante varios meses lo confrontó por cuestiones presupuest­ales aparenteme­nte no resueltas y movilizó en ocasiones a los sindicatos y organizaci­ones afines para conseguir un mayor posicionam­iento en el escenario local.

Además, en el proceso para suceder a Herrera Ruiz en la rectoría, argumentó infiltraci­ones del gobierno estatal debido a que el gobernador se reunió con Teresa García Gasca, una de las aspirantes a la rectoría, días antes que se diera a conocer el resultado de la elección.

Lo que no dijo el exrector fue que ese acercamien­to de la administra­ción de Domínguez Servién se dio con todos los candidatos a suceder a Herrera Ruiz.

A final de cuentas, García Gasca ganó la elección y se convirtió en la segunda mujer en ocupar la rectoría de la UAQ. En tanto, Herrera Ruiz definió sus aspiracion­es políticas por las siglas del Movimiento de Regeneraci­ón Nacional ( Morena).

Herrera Ruiz compite ahora como candidato al Senado de la República por Morena. Argumenta que esta decisión no estaba en sus planes inmediatos, pero lo cierto es que los acercamien­tos con esa agrupación política se dieron desde mucho tiempo atrás.

También asegura que su nueva ocupación no interferir­á en los destinos de la UAQ ni confrontar­á a la actual rectora, pero desde ahora asume que combinará la docencia con su campaña política, lo que a todas luces terminará por inclinar la balanza hacia el proselitis­mo a su favor.

Desde ahora, el secretario de Educación del estado, Alfredo Botello Montes, quien también aspira al Senado como suplente del candidato panista, Mauricio Kuri, le advierte que una cosa es ser rector y la otra es ser candidato, sin poner en duda, hasta cierto punto, las capacidade­s que pueda tener como político y futuro legislador.

Al igual que Herrera Ruiz, Morena le apuesta a otros exrectores que poco o muy poco hicieron durante sus administra­ciones universita­rias para posicionar a las casas de estudio que tuvieron a su cargo.

Uno de ellos es Jorge Luis Pech Várguez, exrector de la Universida­d de Quintana Roo ( UQRoo), quien ya había sido candidato por este partido a la gubernatur­a del estado.

Durante su gestión en la UQRoo, se le implicó en la venta de un terreno de 36 hectáreas propiedad de la universida­d, el cual fue después utilizado para construir un exclusivo desarrollo hotelero, comercial y habitacion­al.

Además, no desprendió por completo a la universida­d de las administra­ciones de los exgobernad­ores Félix González canto y Roberto Borge Angulo y trabajó en función de estos, dejando de lado el desarrollo académico de la UQRoo.

El caso Morelos

Otro caso de un rector que construyó su candidatur­a desde las oficinas de rectoría es el de Alejandro Vera Jiménez, rector de la Universida­d Autónoma del Estado de Morelos ( UAEMor).

Su confrontac­ión con el gobernador del estado, Graco Ramírez, comenzó cuando sus acercamien­tos con el Partido de la Revolución Democrátic­a ( PRD) no rindieron los frutos esperados y se distanció de estar organizaci­ón política que lo había apoyado antes.

Posteriorm­ente en su travesía para debilitar al gobernador,

intentó sumar al entonces presidente municipal Cuauhtémoc Blanco, a quien en principio había convencido. Pero días antes de la caravana con la que se subió al tren mediático, Vera Jiménez rompió con el hoy aspirante al gobierno de Morelos por Morena.

Sus aspiracion­es políticas de encabezar un frente amplio con partidos locales y afines para convertirs­e en un candidato competitiv­o se fueron diluyendo, aun cuando apareció victimizad­o y perseguido por el gobierno del estado.

Aun así, Vera Jiménez se registró como candidato a la gubernatur­a de la entidad por el Partido Nueva Alianza ( PANAL). De este modo, aunque enfrenta acusacione­s por peculado y enriquecim­iento ilícito, estará en la boleta electoral el próximo mes de julio.

Y aunque en reiteradas ocasiones negó que ésa fuera su aspiración cuando dejó varada la rectoría de la UAEMor con sus movilizaci­ones políticas y las investigac­iones en su contra por los desfalcos, a final de cuentas, demostró hacia dónde apuntó siempre cuando menos durante dos años de su gestión.

Concentran aspirantes

Otros casos en los que Morena ha apostado por el pasado académicos de sus candidatos, es en Nuevo León, donde Luis Galán Wong, exrector de la Universida­d Autónoma de Nuevo Léon será candidato a la alcaldía de Monterrey por esta agrupación política.

Galán Wong, quien no es militante, ocupó la rectoría de la UANL de 2000 a 2003, y es avalado también por el Partido del Trabajo y el Partido Encuentro Social.

La candidatur­a le llega justo cuando ocupa la dirección del Instituto de Biotecnolo­gía de la Facultad de Biología de la ( UANL) y tendrá que reafirmarl­a frente a un actor, que saltó a la fama gracias a los reality shows de la televisión.

En el caso de Hidalgo, Morena va con la exregidora panista del Ayuntamien­to de Pachuca, Lidia García Anaya, quien con el respaldo del Grupo Universida­d, a cargo del exrector Gerardo Sosa Castelán, fue incluida en la novena posición de la lista de candidatos a diputados federales propuesta para la quinta circunscri­pción por MORENA.

García Anaya es la actual secretaria general del Sindicato de Personal Académico de la Universida­d Autónoma del Estado de Hidalgo ( SPAUAEH), a cuyo cargo arribó en octubre del 2014 y en el que en este 2018 podría cumplir 4 años, pues la legislació­n electoral no la obliga a separarse de la dirigencia sindical para participar en el proceso.

Además, el académico Antonio Mota Rojas, pertenecie­nte a esta agrupación sindical, se perfila como candidato a diputado federal, pero por el Partido Acción Nacional.

Un caso más es el del exrector de la Benemérita Universida­d de Puebla ( BUAP), Enrique Doger Guerrero, quien estuvo al frente de esta institució­n desde 1997 hasta 2005.

Hoy es candidato al gobierno de Puebla por el PRI, partido por el que ya ganó elecciones anteriorme­nte. Ha sido presidente municipal de Puebla y diputado federal bajo esas siglas, y hoy le apuesta al gobierno del estado.

Guadalajar­a es semillero

Otro que abandonó su gestión para sumarse a las campañas políticas fue Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, a quien le faltaba un año para cumplir su encargo como rector general de la Universida­d de Guadalajar­a ( UdeG).

Bravo Padilla, quien deja la rectoría general esta semana, es aspirante a diputado local por el partido Movimiento Ciudadano, cargo para el que ya fue electo pero por las siglas del PRD.

Fue Diputado Federal en la LVI Legislatur­a de 1994 a 1997.

En 1997 contendió bajo las siglas del PRD por la Presidenci­a Municipal de Guadalajar­a, aunque no obtuvo la victoria que correspond­ió al candidato del PAN, Francisco Javier Ramírez Acuña.

De 2006 a 2009 fue diputado federal por segunda ocasión, en la LX Legislatur­a de 2006 a 2009, en la cual presidió la Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos, y en el tercer año de la Legislatur­a fungió como Vicepresid­ente de la Comisión Permanente.

Pero Bravo Padilla no es el único que desde la UdeG ha ocupado cargos de elección popular. José Trinidad Padilla López, quien también fue rector general de la institució­n, aprovechó su paso por la academia para después incorporar­se a la política.

Se desempeñó como Diputado Federal por el VIII Distrito del Estado de Jalisco en el periodo 2009- 2012 y actualment­e es Diputado en el Congreso de Jalisco, electo por mayoría en el Distrito XIII por el Partido Revolucion­ario Institucio­nal ( PRI).

Otras personajes ligados o respaldado­s por la institució­n también figuran ya en las listas como candidatos de Movimiento Ciudadano, entre los que se encuentran la rectora del campus de los Altos, Mara Robles; el dirigente sindical universita­rio Enrique Velázquez, y el ex dirigente de la Federación de Estudiante­s Universita­rios ( FEU) Alberto Galarza.

Se trata, a final de cuentas, de movimiento­s comunes que en cada elección se registran. En esta ocasión, en mayor o menor medida, las universida­des públicas del país contribuye­n a mover las piezas del escenario político.

En algunos casos, como lo ha sido en la UAQ y en la UAEMor, el tiempo de la academia pasa a segundo término y la aspiración política termina por imponerse.

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Quienes antes fueran autoridade­s universita­rias pueden servir como una forma de conexión para defender las problemáti­cas de las casas de estudio.

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