NOMBRAMIENTOS, PERFILES Y MEMORIA
Causó sorpresa en el medio educativo la designación hecha por el Senado, el pasado martes 24 de abril, de los dos primeros reemplazos de integrantes en la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación ( INEE). Su nombramiento ( de cinco años atrás, en el momento en que dicha entidad adquirió la categoría de organismo público constitucionalmente autónomo del Estado Mexicano), a ojos de muchos observadores, parecía que sería prorrogado una vez más. La Constitución permite una reelección, siempre y cuando el periodo completo en el cargo no rebase 14 años. Claramente, el espíritu de la Carta Magna es estimular la permanencia. Pero no fue así.
El Presidente de la República envió dos ternas con candidatos que, según el Senador Romero Hicks tienen “probada capacidad, independencia, trayectoria intelectual y credibilidad”. Los seis expusieron sus ideas, ante el pleno de la Cámara, en torno al INEE y su cometido, haciendo mención a su propia trayectoria profesional. La decisión fue adoptada una semana más tarde, recayendo la designación en Patricia Vázquez del Mercado y Bernardo Naranjo Piñera, dos distinguidos profesionales con realizaciones muy relevantes en el sistema educativo del estado de Puebla. Posiblemente, el mayor mérito de ambos es haber llevado a la entidad de un preocupante lugar 23 en materia de rendimiento escolar en educación media superior, de acuerdo con la Prueba Enlace en 2011, a un primer lugar cuatro años más tarde, y manteniéndose ahí hasta el año pasado, aunque ahora con la nueva prueba Planea. Además, su modelo ya ha sido replicado exitosamente en varias entidades federativas ¡ Asombroso! Quiero pensar que esto influyó poderosamente en la decisión de los Senadores.
Lo digo de ese modo porque los dos miembros fundadores ( Eduardo Backoff y Margarita Zorrilla), quienes aspiraban a un nuevo periodo en sus respectivas ternas, no estaban — ni mucho menos— carentes de méritos en cuanto a estudios, desempeño profesional y credibilidad.
En los últimos tiempos, y con un sentido eufemístico, el gobierno ha mostrado una acendrada vocación por nombrar, impedir o deponer a miembros de órganos constitucional o técnicamente autónomos, en una especie de juego de espejos donde se reconoce la autonomía, siempre y cuando se pueda tener el control de ella. Los dos más recientes nombramientos en el INAI, o el desaseado procedimiento para que algo similar ocurriese en el INEGI, configuran el primer caso. Anunciar, por parte del PRI, que el Auditor Superior de la Federación no tenía el perfil para aspirar a un segundo periodo, sería el segundo. Y presionar la renuncia del titular de la FEPADE, sería el tercero. Con ese tipo de actitudes se lesiona a la sociedad, pero también al propio gobierno; se degrada con ello la esencia de los organismos autónomos.
El INEE tuvo su prueba de fuego en materia de credibilidad y autonomía cuando se opuso a la decisión de la SEP de “suspender indefinidamente” el calendario de evaluaciones magisteriales en mayo de 2015, a dos semanas de las elecciones del 7 de junio. La reacción de los miembros del INEE fue inmediata: nunca antes, ni después, un organismo autónomo había ejercido ésta última a plenitud. Como se expresó en el comunicado 20, “el INEE conmina al gobierno de la República para que deje sin efectos la decisión anunciada y observe los mandatos que la ley establece…”. Once días después, en sendas comparecencias públicas, el presidente de la República, el secretario de gobernación y el de educación daban marcha atrás, haciendo caso al llamado del INEE. ¡ Se habían ganado su credibilidad!
Todo eso sucedió en los días en que la CNTE parecía tener sitiado al gobierno y que éste buscaba, casi a toda costa, llegar a los comicios en condiciones de un mínimo de estabilidad. El proceso era conducido por la la Segob en detrimento, precisamente, de la propia reforma educativa, como alegaban muchas de las organizaciones sociales. La SEP tuvo que ir a remolque en esa acción. No obstante, para el INEE era su deber conducirse de esa manera, no podía dejar de hacer valer su autonomía, independientemente de las circunstancias.
Ojalá que a las prendas de formación, capacidad y trayectoria profesional de los dos nuevos integrantes puedan sumarse pronto las de independencia y credibilidad, apuntadas por el Senador Romero Hicks. Aquellas que en momentos críticos resultan trascendentes, como sucedió en aquél mayo- junio de tres años atrás.