EXCELENCIA ACADÉMICA: DE PRIVILEGIO DE POCOS NECESIDAD SOCIAL
Los cambios sociales y tecnológicos depositan en las universidades una enorme responsabilidad y convierten en prioridad la de este nivel para contribuir a la formación de mexicanos mejor preparados
Las instituciones de educación superior lo tienen claro. El camino recorrido en los últimos años y los logros y avances que se han logrado, más allá de las limitaciones presupuestales, son evidentes y están sustentados en indicadores cualitativos y cuantitativos.
La calidad académica que se ha logrado mediante las distintas evaluaciones internas y externas, la profesionalización de los académicos, y la integración de las universidades del país a un esquema de certificación constante, tampoco están a discusión.
Se trata de parámetros que están más allá de las coyunturas políticas o los proyectos personales o de grupo que podrían frenar o entorpecer este avance que poco a poco han tratado de consolidar.
El tiempo para respaldar esta política educativa implementada en la educación superior es ahora, como quedó establecido durante la LIII Sesión Ordinaria de la Asamblea General de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior ( Anuies), celebrada la semana anterior.
La educación superior ha mejorado el índice de cobertura, en la calidad de los programas que ofrecen todo el sistema, desde los tecnológicos a las universidades politécnicas y públicas estatales, en la pertinencia de la oferta, y en recursos adicionales que han permitido operar de mejor manera a las instituciones.
Sin embargo, como lo reconocen los propios rectores y directores generales de las casas de estudio, los pendientes siguen, pero no se pueden truncan los proyectos a mediano plazo que ya se están diseñando y en breve comenzarán a ejecutarse.
Porque las universidades, tanto públicas como privadas, que son quienes apuntalan a la propia Anuies, requieren ya de un nuevo marco legal regulatorio, acorde con los nuevos tiempos que impone la sociedad del conocimiento.
Apremia también el rescate financiero de algunas instituciones que operan al límite, y en cuyo esquema alternativo de financiamiento ya se trabaja entre las autoridades y las instituciones.
Es, a final de cuentas, una oportunidad de concretar muchos programas y comenzar a ver los resultados de otros que se instrumentaron con el consenso de las universidades, autoridades y los propios integrantes de las comunidades universitarias.
Esa es la ruta a la que le apuestan, sin pretextos, las instituciones de educación superior del país.
Avances y desafíos
En la apertura de la asamblea de la Anuies, Otto Granados Roldán, secretario de Educación Pública, expresó la relevancia que ha adquirido la educación superior en los ultimos años. La matrícula actual de educación superior en el país es de poco más de 4 millones 300 mil estudiantes, señaló.
Esto significa en los últimos cinco años se incorporaron cada año a este nivel educativo un promedio de 156 mil alumnos, lo que representa una cobertura de 38.4 por ciento, cifra ya muy cercana a la meta que se estableció al inicio de esta administración.
“Buena parte del incremento de esta cobertura se ha obtenido gracias a la incorporación de los sectores de menores ingresos y el fortalecimiento de las modalidades no escolarizadas”, explica.
En cuanto a la equidad, los indicadores reportan también una evolución posible. Mientras que hace ocho años únicamente uno de cada ocho jóvenes que provenían de los hogares más desfavorecidos cursaba la educación superior.
“Esta proporción es actualmente de uno de cada cuatro y para dimensionar este logro, basta recordar que de los poco más de 4.3 millones de estudiantes, más de un millón 100 mil estudiantes provienen de los sectores más desfavorecidos”, comenta el titular del a SEP.
En ese esquema, el incremento en el número de becas juega un papel clave. En el periodo del ciclo escolar 2012- 2013 al actual ciclo se entregaron más de 3. 4 millones de becas en educación superior.
“Hemos tenido importantes avances, pero estamos conscientes que existen y persisten enormes desafíos que deben ser abordados y atendidos; diversas instituciones públicas de educación superior enfrentan una compleja problemática de carácter presupuestal, de carácter administrativo y de carácter financiero”, comenta.
Y por ello, detalla, de parte del Gobierno federal, se hará un esfuerzo fundamental para evitar que los problemas estructurales de esas instituciones entorpezcan su operación y tengan consecuencias sobre los procesos educativos.
Por ello, el compromiso de gestionar lo más pronto posible los recursos de las universidades para que 2019, el primer año del nuevo gobierno estén en las mejores condiciones presupuestales y tengan mayor confianza institucional.
“Hoy parece claro que es más necesario que nunca ofrecer una educación pertinente y de extraordinaria calidad, enfocar con mucho mayor precisión productividad y sentido de anticipación la investigación que se realiza”, apunta.
En suma, dice Granados Roldán, la coyuntura misma por su misma naturaleza, alcance y dimensiones, necesariamente trascenderá hasta por lo menos las siguientes dos administraciones federales, y en eso las universidades e instituciones de educación superior serán una piaza clave para que esa ruta no se pierda.
Posicionamiento sin concesiones
Para Jaime Valls Esponda, Secretario General Ejecutivo de la Anuies, el país vive un momento crucial en su historia porque se encuentra a unos días de una de las elecciones más importantes y numerosas que ha vivido el país en toda su historia.
Y en ese contexto, la Asociación emprendió un diálogo que continuará ampliando con los diferentes actores responsables de la implementación de nuevas políticas públicas a favor de la educación superior.
“El documento Visión y Acción 2030, propuesta de la Anuies para mejorar la educación superior en México marcan un rumbo y nos proporciona una agenda para la interlocución y la concertación”, apuntó Valls Esponda.
Después de actualizar gráficas, las tablas y anexos con datos de 2017, añadió durante el evento realizado en las instalaciones del Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora, se encuentra listo para su
El país requiere de actualizar sus políticas y estrategias para facilitar el sistema de renovación de la educación superior”
próxima publicación y entrega al próximo electo, a todas las instituciones asociadas, a la Cámara de Diputados, a la Cámara de Senadores, a la CONAGO, a organismos internacionales, entre otras instancias.
Ése es el camino y ese el rumbo que ha seguido la Anuies cuando menos en los últimos 30 años y esa es la ruta bajo la cual quieren cernirse las instituciones en el mediano y largo plazo.
Entre esas propuestas, las universidades destacan la que se refiere a los nuevos desafíos para la educación superior, derivados de la inminente cuarta revolución industrial, parámetros a los que se tiene que estar a la altura en los próximos años.
“Es claro que esta revolución no sólo consiste en la utilización de nuevos recursos tecnológicos y sistemas inteligentes interconectados, su alcance es más grande y apenas alcanzamos a vislumbrar su impacto social”, apunta.
Esos cambios, argumenta el titular de Anuies, depositan en las universidades e instituciones de educación superior una enorme responsabilidad para contribuir a la información avanzada de un creciente número de profesionistas.
Por ello, el país requiere de actualizar sus políticas y estrategias para facilitar el sistema de renovación de la educación superior, ya que cada vez más hay evidencia de que estamos ingresando en un periodo en el que las instituciones, experimentarán una fuerte demanda por la innovación de sus procesos sustantivos.
“Debemos prepararnos para formar recursos humanos altamente calificados y versátiles, es decir, con capacidad de adaptarse con facilidad y rapidez a las nuevas circunstancias del mundo laboral, capaces de insertarse exitosamente en ambientes de trabajo competidos en constante transformación”, comenta Valls Esponda.
Bajo esta premisa y estos retos, las afiliadas a la Anuies, hacen un llamado respetuoso a la sociedad mexicana, y especialmente a los más de 25 millones de jóvenes que ejercerán su derecho y su obligación cívica, a ejercer el voto de manera razonada e informada.
Y en ese marco, apunta el Secretario General Ejecutivo de la Anuies, la prioridad es colocar a la educación como una de las prioridades para alcanzar un mejor desarrollo en el país.
“La mejora educativa en todos los niveles debe ser una prioridad, esta Asociación apoya la reforma educativa que ha llevado a cabo el Gobierno de la República, solamente con mexicanos mejor preparados podemos superar nuestro rezago y tomar la ruta del progreso y del bienestar de las familias mexicanas”, considera.
Sobre todo, en una época en la que las finanzas públicas muestran un limitado crecimiento, las instituciones de educación superior han hecho un gran esfuerzo por contribuir al alcance de las metas de cobertura y calidad del Programa Sectorial de Educación.
“A pesar de los enormes retos que enfrentamos, en la Anuies estamos seguros que vamos en la ruta correcta, sin embargo debemos cuidar los avances logrados, mantener la gobernabilidad de nuestras instituciones y promover la puesta en marcha de un conjunto de políticas públicas de nueva generación para lograr construir el país que todos deseamos: un México en paz, justo y próspero”, advierte Valls Esponda.
Compromiso irrenunciable
Y así como hay que cuidar lo que hasta ahora se ha logrado, Diana Guillén Rodríguez, Directora General del Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora, también hay un compromiso irrenunciable con la calidad académica, con la generación de conocimiento y con la educación superior.
Porque, como lo argumenta, independientemente de las limitaciones presupuestales, el esfuerzo que se hace por sacar adelante al sistema de educación superior no debe más que reconocerse y dar continuidad a ello.
Para Raúl González Pérez, Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ( CDNH), las instituciones de educación superior son espacios de conocimiento y cultura y encuentro que contribuyen de manera decisiva a la educación y formación de las personas.
Son factores, añade, en la transformación social, pilares del desarrollo y un elemento indispensable para la transformación, con independencia de tiempos o coyunturas políticas.
“Las universidades e instituciones de educación superior deben conservar, en todo momento, su capacidad de ser un entorno donde la reflexión y el entendimiento sean posibles mediante la pluralidad, la tolerancia, así como el respeto a las personas y a las ideas”, considera.
De hecho, apuntala, González Pérez, la educación superior ha pasado de ser el privilegio de unos cuantos, a una necesidad nacional e incluso un derecho humano reconocido y protegido por las leyes y la Constitución.