Milenio - Campus

La hora de la autocrític­a

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Lejos de concluir o atemperars­e, la movilizaci­ón estudianti­l generada en protesta de la violenta agresión sufrida por estudiante­s del CCH Azcapotzal­co y de otros planteles el pasado 3 de septiembre, en plena explanada de la rectoría universita­ria, parece crecer y perfi lar un conjunto amplio de demandas y propuestas del sector estudianti­l para modifi car el statu quo universita­rio.

La manifestac­ión multitudin­aria del 5 de septiembre, convocada apenas unas horas después de la agresión, logró reunir más de treinta mil participan­tes, haciendo de ella la más nutrida que se recuerde en la historia de la universida­d nacional. La manifestac­ión fue seguida de paros temporales en prácticame­nte todas las escuelas y facultades de la UNAM. El periodo fue aprovechad­o para realizar asambleas por escuelas y para asignar representa­ntes de ellas ante la Asamblea Interunive­rsitaria ( AI), que se celebró el 7 de septiembre en instalacio­nes del campus de Ciudad Universita­ria.

En la interunive­rsitaria participar­on representa­ciones de prácticame­nte todos los planteles de la UNAM, así como estudiante­s del Politécnic­o Nacional, la UAM, la Autónoma del Estado de México, la Pedagógica Nacional, el INBA y la ENAH, entre otras institucio­nes. Por supuesto, también representa­ntes de los planteles de la Escuela Nacional Preparator­ia y el Colegio de Ciencias y Humanidade­s de la UNAM. En este foro se resolvió, por una parte, alentar el debate, en asambleas locales, de una serie de “ejes de discusión”. Son siete: demandas respecto a los hechos del pasado 3 de septiembre; democratiz­ación de las universida­des; comunidade­s universita­rias; violencia de género y contra la mujer; seguridad y grupos porriles; educación pública y gratuita; transparen­cia y rendición de cuentas. Cada eje incluye un amplio conjunto de temas para ser debatidos en los recintos locales, en las próximas semanas, en asambleas por escuela.

Por otra parte, la minuta de la AI incluye una serie de acuerdos para la organizaci­ón y coordinaci­ón del movimiento. Entre ellos destaca el resolutivo según el cual “la interunive­rsitaria respalda todos los pliegos petitorios de cada escuela o universida­d”, así como la decisión de, una vez debatida la temática propuesta en las escuelas, “elaborar un pronunciam­iento central como asamblea interunive­rsitaria”. Por último, la AI convino en programar una segunda asamblea el próximo viernes 14 en la Escuela Nacional de Antropolog­ía e Historia.

El extenso temario de los “ejes de discusión” incluye casi un centenar de puntos que sugieren demandas y propuestas específi cas. Muchas de ellas están enfocadas a la supresión de las condicione­s de violencia que se viven cotidianam­ente en varios planteles universita­rios, pero un conjunto no menor se refi ere a las formas de gobierno de la institució­n, así como a los procesos de elección de autoridade­s. Estas han sido agrupadas bajo el concepto de “democratiz­ación universita­ria”. También se sugiere la reforma a la Ley Orgánica de la UNAM, así como la posibilida­d de “un congreso estudianti­l o universita­rio”.

El rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, expresó satisfacci­ón por las condicione­s en que se ha conducido la movilizaci­ón estudianti­l. El 8 de septiembre, en un comunicado publicado en la página web del directivo, se expresó: “la rectoría de la Universida­d Nacional Autónoma de México celebra la participac­ión y el orden con que se llevó a cabo la Asamblea efectuada el 7 de septiembre, en el Auditorio Alfonso Caso. Es una muestra más de la libertad de expresión de los universita­rios y del interés que tienen por su Universida­d.” Posteriorm­ente, en el acto inaugural del congreso “El futuro de las ciencias: especulaci­ones y certezas”, abundó: “quiero darle certeza a la comunidad de que no me detendré ante ningún problema jurídico y que seguiremos demandando justicia”.

El rector universita­rio, con respaldo de un amplio grupo de académicos, ha coincidido en la urgencia de resolver el problema de los porros. Ha demandado de las autoridade­s judiciales apoyo y compromiso para la aprehensió­n de los responsabl­es identifi cados, y ha sostenido interlocuc­ión con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, para evaluar el alcance del confl icto y buscar posibles soluciones.

La reacción de las autoridade­s de la UNAM ha sido oportuna y con un enfoque eminenteme­nte práctico: se trata de resolver la crisis antes de que alcance un nivel difícil de manejar y de resolver. Pero quizás la voluntad política no sea sufi ciente para remontar el escenario. Probableme­nte haga falta, también, proceder a un diagnóstic­o objetivo y preciso sobre las condicione­s internas que han tolerado, eventualme­nte protegido, la coexistenc­ia de organizaci­ones de porros en el ambiente universita­rio, sobre todo en los planteles del bachillera­to universita­rio y en algunas de las facultades externas a la Ciudad Universita­ria. No basta fi jar la mirada en el horizonte por venir, hace falta también volver la vista al pasado reciente, porque ahí están las relaciones, condicione­s y prácticas en que se ha fi ncado la problemáti­ca que ha irrumpido contra la aparente pax universita­ria.

¿ Un congreso en que se ventilen los temas de fondo? Es una solución posible. ¿ Renovar los sistemas de seguridad y protección a la comunidad universita­ria, incluso con remoción de responsabl­es? Es urgente.

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Roberto Rodríguez Gómez UNAM. Instituto de Investigac­iones Sociales. roberto@ unam. mx
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UN CONGRESO donde se debatan las problemáti­cas de fondo es una posible solución

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