LA EVALUACIÓN, FUNDAMENTAL PARA LA MEJORA EDUCATIVA
En un país con un sistema irregular, las mediciones de rendimiento académico constituyen una importante herramienta
La evaluación es una tarea que acompaña a muchas de nuestras actividades y en el entorno educativo juega un papel fundamental para el mejoramiento de la educación, pues entre otras posibilidades permite conocer en qué medida los estudiantes han alcanzado los niveles de conocimientos esperados para cada grado y tipo educativo.
La evaluación estandarizada, en particular, permite aplicar el mismo criterio de valoración a grandes poblaciones y proporciona información requerida para definir indicadores que permitan el mejoramiento constante del logro académico. En este contexto se define la misión del Ceneval, que es “contribuir a mejorar la calidad de la educación media superior, superior y programas especiales mediante el fomento de una cultura de la evaluación y la realización de evaluaciones externas de los aprendizajes logrados en cualquier etapa de los procesos educativos, de manera independiente, con los más altos estándares de calidad y en forma adicional a las que llevan a cabo las instituciones a las que se presta servicio”.
Con casi un cuarto de siglo de experiencia, esta asociación civil no lucrativa ofrece exámenes de ingreso, diagnóstico, egreso, acreditación y certificación. Los datos que resultan de la aplicación de sus instrumentos de evaluación permiten que las autoridades educativas, las instituciones de educación media superior y superior, así como distintos organismos públicos y privados, tomen decisiones fundamentadas y apliquen estrategias de mejora para cumplir sus funciones.
Hoy se reconoce que las prácticas evaluativas son indispensables para mejorar la educación, siempre que se hagan con objetividad y pertinencia. Por eso, exigen perfiles, parámetros, criterios, indicadores, procedimientos e instrumentos capaces de adecuarse a cada uno de los niveles en que se imparte la educación, o a la naturaleza y finalidad de cada proyecto educativo. Todos estos elementos permiten medir adecuadamente la efectividad de un programa o indicar si el sustentante reúne las competencias requeridas para desempeñar una profesión, por ejemplo, u obtener una acreditación. Huelga decir que el Ceneval revisa permanentemente sus estándares e indicadores.
A la luz de los exámenes del Ceneval se han hecho estudios comparativos y evaluaciones que no habrían podido realizarse únicamente con las pruebas que cada profesor hace en las instituciones educativas. Al aplicar pruebas estandarizadas, el Centro no sólo aporta evidencias objetivas concernientes a los aprendizajes, sino que facilita el acceso tanto a la educación como al mercado laboral. Sus exámenes permiten evaluar a los estudiantes antes de su ingreso a un nivel educativo y prever idoneidad, así como ordenar a los sustentantes según su número de aciertos; asimismo, posibilitan diagnosticar áreas de oportunidad durante el desarrollo de un programa de estudios; de- terminar el nivel de conocimiento y las habilidades con que cuentan los jóvenes después de un proceso formal de instrucción al egreso del bachillerato o la licenciatura; pavimentar el tránsito para un mejor desarrollo profesional de quienes están en condiciones de acreditar los conocimientos y las competencias obtenidas dentro y fuera de los espacios propiamente educativos, además de establecer si cumplen con los requisitos que exigen los colegios de profesionistas para certificar el ejercicio de una profesión.
El timbre de orgullo del Ceneval es su credibilidad, de tal suerte que sus reportes de resultados y sus testimonios de rendimiento académico constituyen una evidencia confiable de verificación para las escuelas y para quienes requieren los servicios de los examinados, ya convertidos o por convertirse en profesionistas. Conviene contar con una evidencia de ese tipo, de forma similar a como ocurre con los sistemas para la acreditación externa de programas educativos; esto resulta especialmente pertinente en un país cuyo sistema educativo aún dista de ser homogéneo en los rubros de calidad, recursos y propósitos de cada institución. Los retos aún son numerosos y complejos; por ello, para tener una participación más protagónica en la sociedad del conocimiento, desarrollar todo el potencial humano y crear sociedades más democráticas, justas y equitativas es necesario mejorar, y sólo podemos mejorar lo que hemos evaluado.
Hoy se reconoce que las prácticas evaluativas son indispensables para mejorar la educación”