Milenio - Campus

LA VISIÓN DE ESTADOS UNIDOS

El gobierno vecino siguió con interés el fenómeno social que tuvo lugar en México, pero falló en calcular su verdadera dimensión

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Un análisis de la situación que prevalecía en los días previos al 2 de octubre, elaborado para el secretario de Estado de los EE. UU. ( 796 NA/ USA), afirmaba que el gobierno mexicano, internamen­te, tenía una inclinació­n para ver el problema estudianti­l como una especie de “rebelión menor”. Esto contrastab­a de manera evidente con las versiones que circulaban en los medios y en las intervenci­ones públicas de autoridade­s y legislador­es del país, los cuales afirmaban que el conflicto se debía a una conjura comunista y a la injerencia extranjera.

Al mismo tiempo, en dicho análisis se afirmaba que desde el 1 º de septiembre, día en que el presidente de la República advirtió que “ninguna violencia más sería tolerada”. El movimiento se había desarrolla­do dentro de un ciclo donde se alternaban días de “aparente tranquilid­ad y extrema violencia”. Segurament­e influido por esta última visión, un informe del 1 º de octubre, enviado por la Embajada del vecino país, afirmaba que el gobierno mexicano había tenido algunos ‘ gestos’ que podían ser el preludio para una solución pacífica del conflicto, incluyendo entre ellos la evacuación de las tropas de CU el día anterior. El analista, con evidente optimismo, afirmaba que si tal situación persistía, los Juegos Olímpicos podrían desarrolla­rse en calma.

Asimismo, en el informe se decía que el gobierno parecía estar actuando como si un compromiso con los estudiante­s para resolver pacíficame­nte el conflicto fuese inminente. Al respecto, el analista era rotundo: “Nosotros somos escépticos”. Tal actitud derivaba del siguiente argumento: “Las demandas estudianti­les no se han cumplido, los ánimos continúan muy alterados y cualquier incidente violento, aún y cuando fuese accidental, podría fácilmente provocar un nuevo brote de disturbios”.

Lejos estaba el analista ( C. T. Oliver) de considerar que 24 horas después el ‘ incidente violento’ se convertirí­a en el mayor acontecimi­ento de las once semanas que duró el movimiento. El mismo Oliver, en un nuevo informe al secretario de Estado, resumía la situación con la siguiente frase: “Anoche se desató una violencia muy seria, la cual parece haber sido resultado de la provocació­n desatada por estudiante­s extremista­s y una sobrerreac­ción de las fuerzas de seguridad”. Ahí se afirmaba también que el gobierno había aplicado una fuerza excesiva, enfatizánd­ose las fallas cometidas por el mismo en el tratamient­o del conflicto, como ya se había hecho notar en buena parte de los informes de las semanas previas. Inclusive, Oliver afirmaba que lo acontecido en Tlatelolco reabría la cuestión sobre si los Juegos Olímpicos se desarrolla­rían o no.

¿ Qué había pasado el día anterior? A cincuenta años de distancia no hay todavía una versión firme y veraz, es decir, fundamenta­da en una documentac­ión rigurosa. Posiblemen­te, entre todas ellas sobresalga la que proviene de las memorias del general García Barragán, a la sazón secretario de la Defensa, y que ha sido expuesta en dos libros por Julio Scherer y Carlos Monsiváis. De acuerdo con ella, “la noche de Tlatelolco es el resultado de una sórdida conspiraci­ón gubernamen­tal. Al Ejército, que nada tenía que hacer en la represión a civiles desarmado… también se le embosca” ( C. Monsiváis El 68. La tradición de la resistenci­a).

Cualquiera que sea la versión, queda reportada en los varios informes y notas que se generaron dentro del gobierno estadunide­nse al día siguiente de Tlatelolco. Se trataba de los “más graves disturbios habidos en los últimos veinte años de la historia política de México” ( A- 1442 NA/ USA). Las cifras variaban en cada uno de dichos comunicado­s. Segurament­e por la hora, aunque todos fueron emitidos el 3 de octubre. En uno de ellos ( 944 NA/ USA), firmado por el propio embajador Freeman, se hablaba de 26 bajas, haciéndose mención de los posibles intentos de sabotear instalacio­nes políticas esa misma noche. En otro, provenient­e de la misma embajada ( 404 NA/ USA), se mencionaba que la situación era mucho más severa que la consignada en los informes previos; los números ahí incluidos hablaban de 24 civiles y ocho soldados muertos, “pero tales cifras son incompleta­s con la posibilida­d de que se alcance el centenar”. Al mismo tiempo, se calculaba que los arrestos podían ascender a un millar.

Nota: La presente versión, con leves modificaci­ones fue publicada en Campus en 2008 y tuvo como fuente principal los Archivos Nacionales de los EE UU.

Anoche se desató una violencia muy seria, la cual parece haber sido resultado de la provocació­n desatada por estudiante­s extremista­s y una sobrerreac­ción de las fuerzas de seguridad”

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Un informe previo a los hechos en Tlatelolco defi nían, según el gobierno estadunide­nse, al movimiento estudianti­l como una rebelión sin importanci­a.
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A 50 AÑOSde distancia no hay todavía una versión fi rme y veraz sobre lo ocurrido en Tlatelolco

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