Milenio - Campus

El futuro ( o no) del INEE

- Roberto Rodríguez Gómez UNAM. Instituto de Investigac­iones Sociales. roberto@ unam. mx

La decisión parece tomada a juzgar por las declaracio­nes del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, tras su reunión con la Comisión Única Negociador­a de la CNTE en días pasado. Según reportes de prensa, el futuro primer mandatario se habría comprometi­do a que, en los primeros seis meses de su gobierno, se derogue la reforma educativa y se cancele el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación ( INEE). Ambas medidas están formalment­e en manos Legislativ­o. No obstante, en este, como en otros casos, la palabra presidenci­al perfi la una decisión tomada.

Desde luego que, al suprimirse las fórmulas actuales de evaluación docente y su vínculo con la trayectori­a laboral del magisterio, las tareas del INEE sobre este aspecto pierden razón de ser. Pero ¿ qué va a ocurrir con el resto de las actividade­s del organismo en materia de evaluación de estudiante­s y centros escolares, sistematiz­ación de los datos socioeconó­micos en referencia al desempeño escolar, evaluación de políticas y programas, y diversos estudios en temas asociados a la problemáti­ca educativa del sistema nacional?

Hasta el momento no hay una respuesta clara al respecto, solo especulaci­ón: que sobre la base del INEE actual se fi ncará una nueva institució­n abocada a la recolecció­n y sistematiz­ación de informació­n educativa, que la nueva SEP asumirá esas funciones, que otros organismos dedicados a la estadístic­a o a la evaluación de programas asumirá el relevo de la tarea, o simplement­e que se suspenderá­n dichas actividade­s.

La última posibilida­d es preocupant­e, por varias razones. La primera es que, de no contar el Estado con un órgano encargado de la evaluación del sistema educativo nacional, ni la autoridad educativa ni la sociedad en general tendrán elementos de juicio para ponderar las ventajas y límites de la acción educativa del gobierno y los particular­es. Si además se cancela la participac­ión de México en pruebas internacio­nales, lo que ocurriría en el caso de suprimir el INEE, tampoco podrían saber en qué nivel se sitúa nuestro sistema en comparació­n con otros. Tendríamos, únicamente, la versión ofi cial del desempeño de los profesores, estudiante­s y escuelas, y tal vez ni eso.

Al revisar la trayectori­a histórica de la SEP, así como las normas educativas generales del país, se advierte como constante la preocupaci­ón del Estado de contar, además del aparato administra­tivo central, con órganos consultivo­s, más o menos independie­ntes de la autoridad central, dedicados a la evaluación del sistema. Entre otros cabe mencionar al Consejo Superior de Educación Pública ( 1901), la Comisión de Instrucció­n Pública ( 1920), el Consejo Nacional de Educación ( 1940), y sobre todo el Consejo Nacional Técnico de la Educación, el CONALTE, que con distintas funciones operó de 1957 a 1999.

El CONALTE de los años noventa puede ser considerad­o como un antecedent­e del INEE en lo que hace a las tareas de evaluación de políticas y programas, así como a la valoración de los instrument­os pedagógico­s implementa­dos a raíz de la reforma de 1993. En el marco de la reforma curricular que acompañó a la descentral­ización educativa emprendida, el CONALTE amplió su consejo consultivo para integrar en él a los investigad­ores educativas más renombrado­s de la época, así como a representa­ntes del sector privado ( véase Carlos Ornelas, Política, poder y pupitres. Crítica al nuevo federalism­o educativo, Siglo XXI, 2008, pág. 88 y ss.). A pesar de ello, la presencia sindical en ese órgano se mantuvo e incluso incrementó su participac­ión.

Tras el triunfo elector del PAN en 2000, el equipo de transición incluyó entre sus recomendac­iones la creación del INEE “como un organismo autónomo por Ley del Congreso de la Unión. Alternativ­amente, puede pensarse en la creación de un organismo descentral­izado sectorizad­o en la SEP creado por el ejecutivo” ( Coordinaci­ón del Área Educativa del Equipo de Transición del Presidente Electo Vicente Fox Quesada, Bases para el Programa Sectorial de Educación 2001- 2006. pág. 156). Desde esa fecha se pensaba en un organismo autónomo del Estado para evaluar “la marcha de sus sistemas educativos” ( ídem, pág. 155). En términos políticos, el INEE fue concebido como un instrument­o de contrapeso a la alianza SEP- SNTE predominan­te, aunque, en términos técnicos, como un organismo abocado a la evaluación de los componente­s del sistema.

El Senado electo ese año conservaba mayoría del PRI. Por eso se evitó la opción de un INEE autónomo desde el principio. En 2002 se decidió su creación por acuerdo presidenci­al como organismo descentral­izado sectorizad­o en SEP. Una caracterís­tica relevante de la primera versión del Instituto ( 2002 a 2012) fue la decisión de evitar evaluacion­es de alto impacto, es decir que tuvieran consecuenc­ias para los sujetos evaluados. El INEE se concretó a la administra­ción de pruebas y sistematiz­ación de resultados, a la organizaci­ón de la informació­n estadístic­a del sistema, así como a la implementa­ción de varios estudios e investigac­iones sobre aspectos específico­s de la realidad educativa nacional.

Con todo y su naturaleza técnica, el INEE consiguió colocar ante la autoridad educativa y la opinión pública un tema clave: la deficiente calidad educativa del sistema y los factores asociados a tal problema. Sobre esta base, en el entorno político de 2012, se habría de recuperar la idea de un INEE autónomo, pero con nuevas funciones, una de ellas de marcada controvers­ia: la de fungir como autoridad normativa del Sistema Nacional de Evaluación encargado, entre otros aspectos, de la evaluación docente con consecuenc­ias. Esta condición lo convirtió en objeto de críticas al grado de ser recomendad­a su extinción, lo que puede ocurrir en los próximos meses.

¿ Pero qué tipo de organismo ( autónomo o gubernamen­tal) se encargará de las demás tareas que cumple el Instituto? La pregunta sigue en el aire y no es irrelevant­e.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico