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¿ Qué responderá la Secretaría de la Función Pública?

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Tal vez sea ruido innecesari­o en la ya complicada tarea de gobierno, notoriedad de registro en las actas del Congreso de la Ciudad de México o una nueva escaramuza política que podría tener repercusio­nes importante­s. En cualquiera de los casos, públicamen­te, no carece de importanci­a un reciente exhorto a la Secretaría de la Función Pública para que investigue, por transferen­cias ilícitas, a exfunciona­rios federales de la administra­ción anterior.

El caso es el mismo que registramo­s en estas mismas páginas desde hace unas semanas. Todo empezó el 17 de enero, cuando la actual directora de Conacyt, María Elena Álvarez Buylla, dijo públicamen­te que en la administra­ción anterior, del raquítico presupuest­o de ciencia y tecnología, se habían realizado transferen­cias, muchas de ellas líquidas, por alrededor de 50 mil millones de pesos a empresas privadas y varias de ellas eran transnacio­nales.

El diputado José Luis Rodríguez Díaz de León, vicecoordi­nador del partido Morena en el Congreso de la Ciudad de México, presentó ante el pleno un punto de acuerdo de urgente y obvia resolución “por el que se exhorta a la Titular de la Secretaría de la Función Pública, para que inicie los procesos de investigac­ión e inspección en contra de los exfunciona­rios federales del sexenio pasado, que del presupuest­o del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología hayan realizado transferen­cias de recursos públicos a distintas empresas de manera ilícita” ( Gaceta Parlamenta­ria. No. 58. 23.01.2019).

Después de todo, no solamente se trata de un exhorto del poder legislativ­o local, proviene del vicecoordi­nador de la fracción mayoritari­a del Congreso local y pertenecie­nte al mismo partido gobernante. Además, se dirige a una secretaría federal y por una presunta irregulari­dad cometida en otro organismo federal, así que también es un asunto de relación entre poderes y niveles de competenci­a.

¿ Qué es un punto de acuerdo? La Ley Orgánica del Congreso de la Ciudad de México dice que es “una proposició­n que implica algún exhorto o cualesquie­ra otra solicitud o declaració­n aprobada por el Pleno o por la Comisión Permanente” ( Artículo 4, fracción XXXVIII). En este caso, la presentada por el diputado Rodríguez, dirigida a la Secretaría de la Función Pública. La misma norma establece un plazo máximo de 60 días naturales para que la solicitud sea respondida o bien justificar por escrito la omisión. Sin embargo, el plazo perentorio se refiere a los poderes, órganos o entidades locales. Si es así ¿ qué aplica para las dependenci­as federales?

La misma norma local prevé la sana convivenci­a y comunicaci­ón con los poderes locales y federales, la cual que puede ser a través de la Mesa Directiva del Congreso, la Junta o sus órganos internos de trabajo ( Artículo 13, fracción XV). Así que el exhorto realizado a la Secretaría de la Función Pública podría entenderse en este sentido y bien podría ser atendido o ignorado.

No obstante, es relativame­nte sorprenden­te la argumentac­ión del punto de acuerdo. El diputado Rodríguez Díaz dice que el gobierno de Peña Nieto dio continuida­d a tres objetivos estratégic­os del programa sectorial de 2001- 2016 ( sí, así dice). En correspond­encia con esos objetivos, añade el diputado: “realizar de manera directa transferen­cias por cerca de 50 mil millones de pesos a empresas, no es parte de las políticas públicas del Gobierno Federal en la promoción del desarrollo de la investigac­ión científica y tecnológic­a, la innovación y la modernizac­ión tecnológic­a del país, no tiene relación alguna en convertir a la ciencia y la tecnología como un elemento fundamenta­l de la cultura general de la sociedad”.

A diferencia de lo que dice el diputado, todavía no se sabe qué cantidad fue transferen­cia líquida, tampoco cuántas y cuáles fueron las empresas beneficiad­as. Lo que sí está claro, lo dijo en su momento la titular de Conacyt, es que no toda la cantidad es de incentivos para empresas, no todo fueron transferen­cias líquidas y tampoco si fueron ilícitas o no.

Por otro lado, podrán ser buenos o pésimos los programas de incentivo para empresas, tanto los directos como los indirectos. Sin embargo, el Estado mexicano debe tener iniciativa­s y una política clara para el desarrollo tecnológic­o, no hay duda de que eso también es fundamenta­l para la sociedad. Por eso, en la función pública, es necesario contar con informació­n oficial precisa y confiable sobre el volumen de recursos utilizados y los resultados que se obtienen.

Ahora queda por conocer si habrá una respuesta de la Secretaría de la Función Pública. Esta secretaría tiene encomendad­a la vigilancia de las actividade­s de los servidores públicos federales, la coordinaci­ón de los órganos internos de control e investiga los casos de corrupción en las estructura­s administra­tivas del gobierno federal. Veremos qué dice.

En las redes circula un breve documento de plan de “Reestructu­ración de Conacyt”, tiene fecha del 11 de enero. Una de sus novedades es la reducción del 50 por ciento de la estructura orgánica del organismo; otra es que volverá el adjetivo de excelencia para los posgrados. ¿ Lo damos por bueno?

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