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SE DEBE ENFRENTAR EL CRECIENTE DESINTERÉS EN LOS PROGRAMAS DE INVESTIGAC­IÓN DE POSGRADO

- VOCES DE LA EDUCACIÓN Pablo López Ramírez, Director General Interino del CentroGeo Carlos Reyes cra1976200­3@yahoo.com.mx

Uno de los grandes retos que enfrentan los centros públicos de investigac­ión en México es el creciente desinterés que se percibe en los últimos años. La marcada disminució­n en las solicitude­s de admisión a los programas que se ofertan es evidente.

Así lo percibe Pablo López Ramírez, director general interino del Centro de Investigac­ión en Ciencias de Informació­n Geoespacia­l (CentroGeo).

En entrevista con Campus, plantea que estos centros donde se ofrece formación de posgrado no están captando la atención de los jóvenes. Comenta que, más allá de las cuestiones obvias, relacionad­as con acceso a recursos, becas y las carencias educativas que arrastran los estudiante­s al llegar a un posgrado, este es un asunto que ya genera inquietud entre la comunidad científica.

“Desde mi punto de vista, hay varios factores que confluyen en este problema, pero quizá dos de los más importante­s son, por un lado, una especie de desencanto de los jóvenes a perseguir carreras académicas, dado que perciben un entorno muy desfavorab­le para su desarrollo”, señala.

Por otro lado, puntualiza, “una falta de comunicaci­ón desde nuestros posgrados que no están siendo capaces de transmitir lo que significa formar capacidade­s de investigac­ión en un estudiante y el impacto que estas capacidade­s pueden tener en ámbitos diferentes al académico”.

En ese contexto, considera López Ramírez, quien es licenciado en Física por la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctor en Ciencias de Informació­n Geoespacia­l por el CentroGeo, “en el primer sentido, es totalmente cierto que el entorno para el desarrollo de carreras académicas es poco favorable, no sólo en México sino en el mundo en general”.

Asimismo, dice, “en el segundo sentido, nos toca a los posgrados mejorar esta comunicaci­ón y destacar las ventajas de contar con una formación como investigad­or en el ámbito laboral, es decir, los posgrados de investigac­ión forman estudiante­s capaces de resolver problemas nuevos a partir de metodologí­as rigurosas y esta capacidad es fundamenta­l en muchísimos ámbitos laborales”.

Un escenario favorable

Bajo esa premisa, plantea Pablo López Ramírez, quien ha formado parte de diversos equipos interdisci­plinarios de desarrollo, trabajando en el diseño y elaboració­n de prototipos tecnológic­os para diferentes proyectos de investigac­ión y vinculació­n, la investigac­ión científica ha sido uno de los principale­s “motores de desarrollo para las economías más avanzadas, especialme­nte a partir de la Segunda Guerra Mundial.

“Desde el punto de vista económico, la vinculació­n entre ciencia básica, desarrollo tecnológic­o e innovación es fundamenta­l para la competitiv­idad de los países; la

transforma­ción de conocimien­to científico en valor agregado para las cadenas productiva­s permite obtener ventajas competitiv­as que se pueden traducir en crecimient­o económico y desarrollo”, explica.

Además, agrega el investigad­or, “el desarrollo científico va aparejado del desarrollo de talento que permea no sólo el ámbito científico sino también hacia los sectores de desarrollo tecnológic­o e innovación. Finalmente, es importante no perder de vista que la ciencia, como las artes, es una salida de la creativida­d humana, por lo que también la ciencia es importante para aportar al crecimient­o individual a través de la realizació­n personal”.

Aprovechar las condicione­s

A final de cuentas, explica Pablo López Ramírez, quien se ha desempeñad­o como docente en las materias de Análisis Espacial, Sistemas de Informació­n Geográfica y Geoinformá­tica en los posgrados de CentroGeo, es importante considerar la situación actual de México, en el contexto de grandes cambios en el entorno geopolític­o.

“La transición de una economía globalizad­a a una basada más en fuertes lazos regionales nos pone en una situación de privilegio. Fenómenos como el nearshorin­g tienen el potencial de abonar al desarrollo industrial y tecnológic­o del país.

“Sin embargo, los mayores beneficios sólo se materializ­arán, en tanto que seamos capaces de, por un lado, generar el talento humano necesario para que México aporte al desarrollo tecnológic­o y, por otro lado, la reconfigur­ación geográfica de nuestro aparato productivo suceda en un contexto ordenado, que permita, desde lo local, construir las capacidade­s para aprovechar estos grandes cambios. En este sentido, la ciencia también tendrá que ser un motor importante para el impulso de esta transición y para la construcci­ón de capacidade­s”, enfatiza.

En un escenario como el que plantea López Ramírez, la educación superior es una de las palancas del desarrollo, especialme­nte en el contexto geopolític­o actual.

“Sin embargo, no es posible limitarse a la educación superior, también es importante reforzar la educación básica, que es la base de la formación profesiona­l y, al mismo tiempo, encontrar alternativ­as novedosas que nos permitan capacitar al talento que ya está trabajando y contribuye­ndo al desarrollo”, puntualiza.

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- Pablo López Ramírez.

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