Construcciones “degradan” el medio ambiente
El Valle de México es una de las zonas más habitadas y pobladas del país
El Valle de México, formado por la Ciudad de México y varios municipios del Estado de México, es la zona más habitada del país, y una de las más pobladas a nivel mundial.
La centralización política y económica, sumada a recientes políticas de gentrificación y densif icación de algunas zonas, en una región que, en promedio, ya tiene el nivel más alto de densidad poblacional de la República, han fomentado la oferta y demanda de construcciones nuevas o remodelaciones, aumentando de manera impresionante la urbanización, las obras públicas, obras viales, desarrollos inmobiliarios comerciales y habitacionales, con un crecimiento desenfrenado tanto horizontal como vertical, con fuertes impactos y degradación del ambiente.
En trabajo publicado en el blog de ciencia de la UNAM, “Paradigma XXI”, refirió que en este país, el material básico para la construcción de viviendas es el cemento, que está formado por un polvo sólido cuyas partículas tienen un tamaño que varía de 30 a 5 micras (lo que puede clasificarlo como PM10). De acuerdo con manuales de uso de este producto, seco o húmedo puede provocar daños graves e irreversibles en ojos, así como irritaciones peligrosas en el sistema respiratorio y la piel.
Asimismo, señaló que estudios realizados por investigadores como Baby Sunisha, de la Escuela de Biología Ambiental de Awadhesh Pratap Singh University Rewa, en India, han encontrado que el polvo del ce- mento puede contener metales pesados como níquel, cobalto, plomo y cromo, contaminantes peligrosos para el ambiente biótico, con impacto adverso para la salud vegetal, animal, humana y los ecosistemas.
Las actividades de la industria de la construcción se consideran un factor de impulso para la economía y, al mismo tiempo, una especie de reflejo del desarrollo de una ciudad o país. Lamentablemente, cuando estas actividades se llevan a cabo sin una buena planificación, que incluya también los costos que a primera vista parecen intan- gibles o imperceptibles para la salud y el bienestar humano, el crecimiento se vuelve caótico, y tiene repercusiones “imprevistas”, que aparecen más temprano que tarde.
Aun así, generalmente las investigaciones que se realizan antes de calcular el impacto ambiental que tendrá un proyecto inmobiliario, se concentran en los materiales empleados y el uso que se dará a la edificación, pasando por alto los perjuicios para la salud humana y del ambiente que provoca una fase importante de cualquier obra: la fase de construcción o “levantamiento”.
Muchas no calculan el impacto a la naturaleza que tendrá un desarollo inmobiliario. Algunos privilegian la cuestión económica y pasan por alto los perjuicios para la salud.