Pañal desechable
¿Podríamos invertir el tiempo que tanto demanda esta vida moderna en lavar los pañales que con mucha frecuencia utiliza un bebé?
Resulta que uno de los productos que más se utilizan y que en diferentes momentos forman parte de nuestra vida cotidiana son los pañales.
Este no es un invento reciente, de hecho hay registros muy antiguos que refieren el uso de diferentes materiales que funcionaron como pañal para los bebés, como fue el uso de hojas de algún tipo de planta, o las pieles de animales, también se utilizó entre los esquimales Innuits en Alaska el musgo como relleno de piel de foca. Aparejado al uso de estos pañales tan singulares, se presentaban las molestas rozaduras en los pequeños, asociadas a infecciones, pues la higiene era muy deficiente.
Los pañales de tela de algodón se empiezan a fabricar en 1887 en los Estados Unidos por María Allen, quien promovía su limpieza hirviéndolos en agua y secándolos al sol al margen de aplicarles un doblado especial,esta técnica duró muchos años, significando para las madres mucho trabajo y tiempo, pero con la ventaja de la disminución de molestias en la piel de los pequeños.
Después de varios intentos por encontrar una mejor opción, en 1946 un ama de casa, Marion Donovan, diseñó un pañal impermeable. Con entusiasmo buscó a varios empresarios recibiendo rechazos y burlas ante el argumento de que su propuesta era un artículo innecesario y poco práctico. Diez años de tocar puertas le tomó lograr que una compañía le comprara en un millón de dólares su patente, así el pañal desechable se convirtió en los años 50 del siglo pasado un artículo de lujo. Años después la competencia en el mercado llevó al diseño de pañales más funcionales y anatómicos, incluso para adultos, disminuyendo su costo y en consecuencia incrementado su consumo al grado que ahora este útil insumo representa un importante elemento de alto impacto ambiental.
Tan solo en nuestro país, 14 % de los residuos sólidos urbanos corresponden a pañales desechables. En promedio un bebé consume 2 mil 190 pañales al año, hechos de plástico, celulosa, y polietileno, materiales que tardan cientos de años en biodegradarse. Revertir este impacto implica regresar a pañales de tela y a la vieja técnica de lavado, así como considerar opciones biodegradables y reciclables para muchos de los productos que consumimos y que junto con los pañales impactan nuestro entorno.