Familias de víctimas a los presuntos feminicidas
Durante la primera audiencia, el rostro de las madres de las víctimas reflejaban no solo la tristeza y cansancio, sino el coraje y la impotencia de tener muy cerca al presunto asesino
Impávidos, sin hacer contacto visual con el público asistente en la sala 1 de juicios orales de los juzgados del penal de Santa María Chiconautla, incluidas las madres de las mujeres a las que presuntamente asesinaron, Juan Carlos “N” y Martha Patricia “N”, ocuparon parte de su tiempo para mostrarse preocupados por la suerte de sus cuatro hijos.
Minutos después de las 08:30 horas se inició la audiencia del caso, en el que Juan Carlos “N” ha asegurado que tiene en su haber unos 20 asesinatos de mujeres, aunque sólo ha ofrecido pormenores de diez, según la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM).
Sentados detrás del cristal, los presuntos multihomicidas se mostraron serenos, atentos a las indicaciones del juez; ella, Patricia, vestía un chaleco negro con franjas grises y una playera de manga corta; su rostro, apenas dejaba ver sus expresiones.
Mientras que Juan Carlos portaba la misma playera negra con el estampado color amarillo de una pirámide, la cual tenía puesta el día de su captura.
Cerca de ellos, parado a un lado de la puerta de acceso a la cabina, un custodio del penal.
En la sala de frente el juez y a su derecha la asistente de la sala, que al inicio de la audiencia pidió al público sentarse correctamente y guardar silencio, no alterar el orden y no dormirse, pues de lo contrario cualquiera corría el riesgo de ser desalojado del recinto.
Los primeros en ingresar fueron ocho: sí, los ocho reporteros que esperaron desde las 03:20 horas para lograr un lugar en la sala de los juzgados, sitio pequeño que no permite el acceso de más gente ya que, además, se da preferencia a los involucrados directamente en los asuntos.
Las madres de algunas de las víctimas llegaron poco antes de las 08:00 horas a bordo de unidades de la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM); la primera que descendió de una de las patrullas fue Lupita, la mamá de Arleth Samanta, la joven que desapareció en abril pasado.
Y una vez que puso pie en el suelo, una lluvia de micrófonos la cercó para preguntarle sobre la pena que quiere para Juan Carlos “N” y Patricia “N”, pero antes de poder articular palabra, Carmen Zamora, activista de una supuesta ONG, se lo impidió, pidiendo a los reporteros respeto al dolor de esas madres, que perdieron a sus hijas.
Los elementos policiacos hicieron entonces una valla en cada llegada de los familiares afectados y en esa forma evitar cualquier interrupción hasta la sala de audiencias.
Durante la comparecencia, un espeso silencio, mezcla de respeto a la autoridad y respeto a las familias afectadas, solo era cortado por las indicaciones del juez y los apuntes que se hacían en hojas de papel.
Luego de las exposiciones de la defensa y la fiscalía, el juez preguntó a los imputados si tenían que decir, entonces Juan Carlos pidió hacer uso de la palabra y dijo lacónicamente: “solo queremos saber quién tiene a nuestros cuatro hijos, dónde están, porque cuando nos detuvieron eran las 10:00 de la mañana y solo estábamos con uno de ellos y no traíamos carriola”, refutando de esa manera la versión de la FGJEM en el sentido de que el presunto feminicida fue capturado por la tarde del 4 de octubre justo con una carriola en la que llevaba los restos humanos.
El abogado, defensor de oficio de los presuntos feminicidas, Gerardo Hernández Jaime, intentó echar por tierra las pruebas aportadas por el Ministerio Público sobre el hecho de que por la distancia a la que se encontraban los investigadores de los imputados no pudieron determinar el contenido de las bolsas que llevaban en la carriola.
Sin embargo el juez, Eduardo Jiménez Flores, fue rígido y advirtió que tanto las declaraciones de los policías ministeriales como las pruebas presentadas por los peritos fortalecieron las imputaciones que se hicieron a Patricia “N” y a Juan Carlos “N”, por lo que determinó vincularlos a proceso por los delitos de no respeto a los muertos y violación a la ley de inhumación y exhumación.
Los rostros de las mujeres madres de víctimas como Arleth Samanta, Nancy Noemí y Evelyn reflejaban no solo la tristeza y cansancio, sino el coraje y la impotencia de tener muy cerca al presunto asesino de sus hijas; al salir de la audiencia, una de ellas les dijo a algunas reporteras que observaran las injusticias que comete la autoridad, pero su voz fue acallada de inmediato por Carmen Zamora, representante de un presunto colectivo denominado Ehécatl.
Más tarde, en la segunda audiencia de este caso se vinculó a proceso por el delito de cohecho a la segunda pareja integrada por Rosa Laura “N” y Adrián “N”, quienes tenían en su poder a una menor de 2 meses, quien desapareció junto con su madre, Nancy Nohemí Huitrón Solorio.
Al concluir ésta, que fue más larga por lo que tuvo un receso, un numeroso grupo de personas que se dijeron familiares de las mujeres asesinadas ingresaron a los juzgados y por breves momentos impidieron el paso de visitantes, abogados y personal, en protesta porque precisamente ella, Carmen Zamora, no les permitió la entrada a las dos audiencias que hoy se desahogaron.
Está prevista otra audiencia, sólo en el caso de la pareja de supuestos feminicidas, y en la que el juez podría determinar su vinculación a proceso por la formulación de imputación por el cumplimiento de orden de aprehensión.
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