Cuándo las creencias destruyen
los psicólogos que “la influencia que ejercen las creencias sobre nuestra conducta se produce generalmente de forma inconsciente” esta aseveración se constata cuando intentamos explicar temores, simpatías o actitud destructiva hacia muchos seres vivos en particular la fauna cercana a nuestro espacio vital. Preguntémonos porque dan temor los animales que se arrastran, los que emiten sonidos que creemos anuncian la muerte, o por qué se cazan para resolver cuestiones amorosas e incluso sexuales.
Estas creencias se asocian a factores, sociales, culturales, económicos y desde luego religiosos, y si sumamos la diversidad biológica y cultural del país el resultado es una combinación compleja generando creencias que afectan la fauna silvestre requiriéndose acciones regionales para atender ésta problemática.
Incidiendo en estos factores están los medios entre ellos películas, recordemos como los tiburones fueron perseguidos cuando se convirtieron en consumidores de humanos despistados que se divertían en las playas, también los vampiros se transformaron en seres diáfanos seductores y malévolos al igual que los hombres lobo, por lo que la fauna que los representa en algunas comunidades está en riesgo por ser representantes de la maldad.
Otras especies por su aspecto son rechazadas o agredidas como las ranas, sapos, gusanos y serpientes. El caso de los sapos es muy ilustrativo pues se utilizan, tanto para curar algunos males como remedios de todo tipo, pero si nos topamos con un sapo de 30 centímetros, con verrugas en el cuerpo y dos glándulas que secretan sustancias tóxicas, el pronóstico para su sobrevivencia es bajo pues en algunos sitios se cree que son enviados por el demonio. En México las serpientes tienen múltiples representaciones desde las más antiguas, básicamente religiosas, hasta las creencias actuales como considerarlas venenosas indiscriminadamente por lo que se eliminan, o bien son fuente de ingresos por su piel, remedio para el cáncer y su veneno para producir antisueros como con la víbora de cascabel.
Ni que decir de los colibríes para la suerte y cuestiones amorosas, o el búho que “cuando canta el indio muere” Entre mitos creencias y pérdida del hábitat las especies silvestres disminuyen, hoy más que nunca requerimos trascender esas nocivas creencias y reconocer la necesaria presencia en el planeta de la fauna silvestre. .