Milenio Edo de México

La nueva mesa

- BENJAMÍN RAMÍREZ otanconmx@yahoo.com.mx

llegó del supermerca­do después del mediodía; dos grandes bolsas repletas con víveres retozaban entre los brazos de nuestro personaje. Una vez desinfecta­das fueron desmontada­s y colocados todos los productos en la alacena. Aquellas compras representa­ban el abastecimi­ento alimentari­o para dos semanas, sin contar la presencia en casa de alguna visita inesperada o algún antojo ocurrente. Pasados los días aquellos suministro­s fueron a menos, en diez días solo quedaban bolsas semivacías, huecos en los estantes y, por ende, unos cuantos kilos extra en el cuerpo del atormentad­o Miguel.

Así como el sujeto en cuestión, y al cabo de cerca de 90 días en reposo involuntar­io, el organismo comienza a dar señas de adaptación y desgaste. Este suceso aparece en la mayoría de los ciudadanos que, ante el encierro, comienzan a ejecutar cambios en movilidad y alimentaci­ón. La vida cotidiana puede estar representa­da por tres actividade­s comunes, salir a trabajar, salir a distraerse y salir a comer. Un paseo por el parque, el centro histórico o alguna plaza comercial (como parte de los modelos capitalist­as), fueron la “normalidad” hasta febrero de 2020. Por lo tanto, había una ejercitaci­ón semanal; en los meses pasados una salida al mercado, o supermerca­do, se convirtió en el único momento de activación física semanal o hasta quincenal.

Si sumamos este hecho a las horas de hartazgo escolar, laboral o hasta familiar, tenemos como resultado un ocio que, en alguno de sus casos, exterioriz­amos a través del acto de comer. A este nuevo factor sumaremos una realidad la cultura alimentari­a mexicana tiene, entre sus múltiples brazos, el consumo indiscrimi­nado de productos industrial­izados; dicha ecuación da como resultado la repetición de un mal que aquejó al país antes de esta pandemia, y, además, se convirtió en factor exponencia­l para el número de casos gravesylam­entablesde­cesos, laobesidad.

Pero, al parecer esta pandemia tuvo alcances mayores en cuanto a políticas alimentari­as, no debemos olvidar que durante este encierro se aprobó el nuevo etiquetado a los productos industrial­izados; tampoco dejemos pasar que se les otorgó protección a los maíces nativos; y, aunque se ha especulado mucho, también existen en puerta propuestas para la protección de otro tipo de semillas, aunque algunas voces hablan de peligros para el campesino; ahora deberemos sumar La Nueva Mesa; programa que busca divulgar, mediante distintos flancos, entre ellos el educativo, la selección de alimentos locales, nutritivos y que coadyuven a disminuir las altas tazas de enfermedam­o._ des que hoy son un riesgo persistent­e. Y que, a la par, no se satanice a la industria, pero que ahora en realidad la química en alimentos se aplique con fines nutriciona­les y no se rinda ante el mercantili­s

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