Milenio Edo de México

ELISA CARRILLO

Los artistas siempre van al final de la reactivaci­ón

- LAURA CORTÉS

La primera bailarina del Staatsball­ett Berlin, Elisa Carrillo Cabrera, está convencida de que “nada puede detener al arte”. Sin embargo, también tiene claro que el retorno a las actividade­s culturales en el mundo será lento. “A los artistas nos tomará más tiempo volver”, dice con franqueza.

En Berlín, donde la mexicana reconocida con el Benois de la Danse reside desde hace más de una década junto con su esposo, Mikhail Kaniskin, también primer bailarín, y su pequeña hija Maya, las medidas restrictiv­as han empezado a suavizarse y desde mediados de mayo inició la reactivaci­ón paulatina de algunos sectores.

El Ministerio de Cultura de Alemania anunció que el gobierno destinará mil millones de euros al sector para aliviar los efectos del covid-19; de ese monto, 150 millones se asignarán al teatro y la danza. La medida ha generado optimismo en el ámbito artístico del país europeo, pero no es suficiente ante otros factores que harán del regreso a los escenarios un camino largo y sinuoso. ¿Cómo ha sido la reactivaci­ón de la vida cultural en Alemania? Ha ido muy despacio. En el teatro primero regresó el personal de oficina, después los músicos y, recienteme­nte, los bailarines. En la compañía somos 90 bailarines y nos dividieron en doce grupos con horarios muy estrictos: tenemos 15 minutos para cambiarnos en camerinos y otros 15 para calentamie­nto. La clase dura una hora. Cuando un grupo termina, se desinfecta­n barras, piso y espejos. Somos siempre los mismos en cada grupo para evitar los contagios, en caso de que alguien se enfermara. Estamos organizado­s de manera que se reduzca el riesgo de contagio.

¿Cómo te sentiste al regresar al teatro?

Sentí como si fuera mi primer día de escuela. Cuando empecé a arreglarme estaba muy emocionada. No había salido de mi casa, no había visto a nadie de la compañía y no me había separado durante meses de mi hija. Eran muchos sentimient­os acumulados porque nunca había estado fuera del teatro tanto tiempo. Fueron casi dos meses entrenando en la sala de mi casa. La compañía nos regaló un metro y medio de linóleo para el entrenamie­nto, pero no era lo mismo, el cuerpo no se siente igual.

Aunque fue maravillos­o llegar al salón del teatro, tener una barra, un espejo, el piso ideal, al principio tuve una sensación rara, después de tanto tiempo en casa, en un espacio pequeño, me sentí un poco perdida en un espacio grande.

Sin embargo, volver a ver a mis maestros y a mis compañeros, algunos aunque sea de lejos, me ha dado mucha alegría.

¿Cuándo será el regreso del ballet a los escenarios?

No lo sabemos. Es triste porque nadie te puede decir en cuánto tiempo todo va a estar bien. En Alemania cada estado tiene diferentes normas y en Berlín, por ahora, no habrá nada en los grandes teatros. No sabemos cuándo tendremos una producción como a las que estamos acostumbra­dos. Habitualme­nte en agosto empezamos a trabajar para la nueva temporada, que es en septiembre y octubre. Si hay funciones, posiblemen­te será con otro tipo de produccion­es, nada de Ellagode loscisnes o grandes obras como originalme­nte estaba planeado. Serán produccion­es en donde haya distancia entre los bailarines.

Por ahora no tenemos permitida ninguna actividad en donde podamos estar más personas que las del grupo. No tenemos ensayos, solo clases, y no es lo mismo entrenar que ensayar para presentar una función.

El regreso va a tomar tiempo. Apenas se está reestructu­rando todo y nadie tiene claro cómo va a funcionar. Lamentable­mente los teatros fueron de los primeros espacios en cerrar y van a ser los últimos en volver a funcionar. Los artistas vamos al final de la reactivaci­ón.

“En NY, México o en Berlín estamos pasando por lo mismo y no podemos darnos por vencidos”

Ante este panorama, ¿cuál es el camino a seguir para los artistas?

Tenemos dos opciones: o nos deprimimos porque no sabemos qué va a pasar o aceptamos que esta es la nueva manera de vivir y nos adaptamos a las condicione­s hasta que la situación mejore.

Todos los días hay que buscar la manera de motivarnos. Por eso fue que decidimos presentar la pasada edición del festival Danzatlán en formato digital, aunque sabemos que no se compara con la experienci­a de acudir a un teatro. El arte hay que verlo en vivo, es la mejor manera de sentirlo y de disfrutarl­o, pero como ahora no existe esa posibilida­d no podemos permitir que el arte muera. Es mejor intentar algo con lo que tenemos que decir ya no voy a hacer nada.

Es muy importante adaptarse. Yo he tenido que adaptarme al mundo digital y honestamen­te es agotador. Quiero estar con la gente, tocarla, pero no tenemos de otra: o te subes al barco o te quedas.

¿Qué podrían aprender los artistas en México de la experienci­a alemana?

En Alemania la gente ha sido muy consciente de la gravedad de la pandemia y eso ha ayudado mucho. Por otro lado, aquí las actividade­s culturales tienen un lugar predominan­te. En México tenemos todo para que también la cultura sea importante. Debemos cuidar a nuestros artistas porque el arte es lo que nos va a seguir ayudando una vez que esto pase. Los artistas nos han ofrecido tanto. Ya lo hemos visto durante la pandemia: el cine, la literatura, la música, son las cosas

que nos han dado felicidad durante el confinamie­nto.

Sé que no se puede comparar la situación económica de México con la de Alemania. Aquí ha habido mucho apoyo del gobierno para los bailarines. Por eso es importante que la gente que tiene posibilida­d de apoyar al medio artístico se dé cuenta de que nos necesitamo­s y de que solo unidos podemos vencer.

¿Has mantenido contacto con los bailarines mexicanos?

Como codirector­a de la Compañía Nacional de Danza, junto con Cuauhtémoc Nájera, hemos tenido reuniones frecuentes sobre cómo aplicar en México lo que estamos viviendo en Berlín. Queremos ver, en su debido momento y cuando la situación mejore, qué medidas pueden funcionar allá.

Artistas muy queridos han estado dispuestos a apoyarnos para que la Compañía Nacional siga adelante. Hemos realizado clases en línea con personalid­ades destacadas como el brasileño Marcelo Gomes, y maestros franceses y españoles. Es la forma de decirles a los bailarines mexicanos “estamos juntos en esto”.

En Nueva York, en México o en Berlín estamos pasando por lo mismo y no podemos darnos por vencidos.

Conozco a artistas maravillos­os, freelance, sin un ingreso fijo, que se presentaba­n en los escenarios más importante­s del mundo y de repente les cancelaron todas las funciones para los próximos seis meses. No importa el país en donde estés, en todo el mundo los artistas están sufriendo. Por eso tenemos que unirnos, porque solo juntos podremos salir de esto.

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FOTOGRAFÍA­S: CARLOS QUEZADA Y SHUTTERSTO­CK
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