Marcha del orgullo LGBTTTI+
El sábado 27 de junio ocurrió algo que cambió la historia de México en términos sociales y mediáticos: tuvimos la primera marcha virtual, la primera marcha digital, del orgullo LGBTTTI+ de Ciudad de México.
Como usted sabe, por culpa del covid-19, este año no se puedo llevar a cabo la edición número 42 de esta celebración, de esta protesta, y sus organizadores, conscientes de su responsabilidad ante la pandemia y de la importancia de seguir haciendo visible a la comunidad LGBTTTI+, decidieron crear algo diferente.
¿Qué? Una “marcha” en las redes sociales que por momentos conectó a más de 5 millones de personas, convirtiéndose en la manifestación más grande, en su tipo, de todo el mundo.
¿Cómo es una “marcha” virtual, digital? Como un telemaratón de más de 10 horas con decenas de conductores entrando y saliendo, momentos para denunciar, para reír, para educar, para cantar y para reflexionar.
Lo llamamos “marcha” en honor a su origen, pero estoy convencido de que se trata de un acontecimiento tan grande, tan importante, que podría ser el principio de una nueva tradición.
Y es que hay algo que no podemos dejar de comentar: el equilibrio editorial que los responsables de este programa consiguieron fue simple y sencillamente admirable.
Cuando me enteré de que se iba a producir este contenido, me dio miedo. Se lo juro. Me imaginé una catástrofe sin pies ni cabeza, de lo más frívola que se iba a caer al minuto 45. Sí, yo sé que muy pocas personas vieron la transmisión completa porque no cualquiera tiene la disposición para mirar tanto tiempo un mismo material.
Pero objetivamente hubo un balance entre todos los segmentos, entre todos los conductores, entre todas las estrellas.
¡Pero para nada! Aquello fue hermoso, inteligente, dinámico, profesional. ¿A dónde les mando los globos y los ramos de flores? ¡Felicidades!