Helados Stendhal
haber tal cosa como Helados Stendhal. O una “Balada de Stendhal y los helados”. En su obra, a saber, nunca se menciona el sabor preferido. Pero ahí hay helado.
Recaí por ejemplo en un pasaje del texto que en su recuerdo le escribió Prosper Mérimée. Fue en ConStendhal de Simon Leys (tr. J. R. Monreal, Acantilado, 2012) aunque citaré aquí de Stendhal: Vidade HenryBrulard/Recuerdosde egotismo (tr.Consuelo Berges,
Alianza, 1975). Stendhal le contó a Mérimée sobre una amante en Italia. La mujer alegaba que el marido era muy celoso y debían ser muy precavidos con las citas. Hasta que un día la sirvienta cómplice en los amores por alguna razón le dijo que el marido de ningún modo era celoso y que él de ningún modo era el único. La sirvienta lo recibió un día en que su patrona no lo esperaba, lo metió en un cuartito oscuro y ahí él vio con sus propios ojos, por un agujero abierto en el tabique, la traición que le hacían a poca distancia. “Usted tal vez imaginará”, le dijo Stendhal a Mérimée, “que salí del cuartito para apuñalarlos. Nada de eso. Me pareció estar viendo la escena más cómica, y mi única preocupación fue no soltar la carcajada para no malograr el misterio. Salí de mi cuartito oscuro tan discretamente como entré […] Me fui a tomar un helado”. Luego, en un típico vuelco stendhaliano, lo ocurrido se le volvería amargo; la imagen del engaño “se hizo para mí cada vez más triste y más odiosa. Pasé dieciocho meses como embrutecido, incapaz de todo trabajo, de escribir, de hablar, de pensar”. Pero antes, su helado.
Dos más. En una entrada de su Diario (30 /4/ 1810) Stendhal cierra: “La tarde más bella que he pasado en París”; por la compañía pero también porque “Tomamos helados”. Y en el #16 de “Los privilegios” escribe que mágicamente el poseedor del privilegio con solo mencionar “Ruego por mi sustento” encontrará una comida abundante y sabrosa. Sin faltar helado.
Había de ser; la primera vez que Stendhal lo probó en Italia, dijo: “Cómo no es pecado”.
“Pasé dieciocho meses como embrutecido, incapaz de todo trabajo, de escribir, de hablar, de pensar”