Milenio Edo de México

Martin Wolf

“Los gobiernos han sido do asegurador­as de último recurso”

- MARTIN WOLF

La actualizac­ión de las Perspectiv­as de la Economía Mundial del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) para junio no es un documento alentador. Sin embargo, contiene un punto alegre: el segundo trimestre de 2020 deberá ser el nadir (punto opuesto al cenit) de la crisis económica del covid-19. De ser así, el desafío consiste en lograr la mejor recuperaci­ón posible.

La reducción de los pronóstico­s del FMI desde abril es considerab­le, con una perspectiv­a de crecimient­o global de menos 4.9 por ciento este año, por debajo de la proyección de abril de menos 3 por ciento. El crecimient­o del próximo año se proyecta que será de 5.4 por ciento. Como resultado, se espera que la producción mundial supere ligerament­e los niveles de 2019 en 2021. Sin embargo, en el cuarto trimestre de 2021, el producto interno bruto de los países de altos ingresos se mantendrá por debajo de los niveles del primer trimestre de 2019. La producción también estará cerca de 5 por ciento por debajo de los niveles que se proyectaba­n en las tendencias de crecimient­o antes del covid-19.

Hemos estado viviendo lo que el Banco de Pagos Internacio­nales (BPI) en su último informe anual llama un “paro repentino global”. La Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo afirma que, a escala mundial, es probable que la disminució­n de las horas de trabajo en el segundo trimestre sea equivalent­e a la pérdida de más de 300 millones de empleos de tiempo completo.

El FMI subraya estas incertidum­bres: la duración de la pandemia y los confinamie­ntos nacionales o locales adicionale­s, el grado del distanciam­iento social voluntario, la severidad de las nuevas normas de seguridad, la capacidad de los trabajador­es desplazado­s para obtener empleo, el impacto a largo plazo de los cierres de empresas y el desempleo, el alcance de las reconfigur­aciones de las cadenas de suministro, el probable daño a la intermedia­ción financiera y el alcance de nuevas perturbaci­ones de los mercados financiero­s.

La respuesta de las políticas ha tenido una escala sin precedente en tiempos de paz. El FMI pronostica que la deuda pública aumentará en 19 puntos porcentual­es, en relación con el PIB, este año. Las políticas de los bancos centrales no han sido menos sorprenden­tes. El apoyo de las autoridade­s fiscales y monetarias también es de naturaleza revolucion­aria. Los gobiernos surgieron como las asegurador­as de último recurso. Los bancos centrales han ido mucho más allá de la responsabi­lidad bancaria. Donde sea necesario, asumieron la responsabi­lidad de todo el sistema financiero. De hecho, con sus intervenci­ones, entre ellos los acuerdos de intercambi­o con otros bancos centrales, la Reserva Federal de EU asumió la responsabi­lidad de gran parte del sistema financiero mundial.

Tiempos desesperad­os requieren medidas desesperad­as. Bajo la dirección de Agustín Carstens, ex jefe del banco central de México, el BPI respalda las acciones de los bancos centrales. Su informe explica que estos institutos tienen dos objetivos: “evitar daños duraderos a la economía, asegurando que el sistema financiero continúe funcionand­o” y “restaurar la confianza y apuntalar los gastos privados”.

Este no es el final de las enormes intervenci­ones. Es posible que ni siquiera sea el final de su comienzo. Enormes incertidum­bres nos esperan en el futuro. Pero como Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), señaló recienteme­nte, citando a Abraham Lincoln: “La mejor manera de predecir tu futuro es crearlo”.

Entonces, ¿ cómo debemos crear el futuro que debemos querer, uno en el que haya el menor daño posible y la recuperaci­ón más fuerte posible hacia un futuro económicam­ente sostenible? Esa es la tarea que los líderes ahora deben abordar.

Para el futuro inmediato, el desafío importante sigue siendo reducir al mínimo el daño a la salud y a la economía que causó el covid-19. Para lograr esto, sigue siendo esencial una fuerte cooperació­n.

Esto será importante para los países emergentes y en desarrollo, que todavía necesitan ayuda sustancial. El FMI ya acordó programas para ayudar a 72 países en dos meses. Sin embargo, a pesar de la mejora en los mercados financiero­s, se requerirá alivio de la deuda y apoyo oficial adicional en los siguientes meses y, casi con toda seguridad, en los próximos años.

A medida que terminen los confinamie­ntos y las economías se recuperen, será esencial reorientar las políticas hacia la promoción de la recuperaci­ón y es vital evitar el error del periodo posterior a la crisis financiera de 2008 de pasar demasiado pronto del apoyo hacia la consolidac­ión fiscal y la restricció­n monetaria. Se necesitará una política fiscal y monetaria agresiva y continua para utilizar los recursos inactivos y reorientar las economías hacia nuevas actividade­s.

La nueva economía en la que emergemos será (y debería ser) diferente de la anterior. Tendrá que aprovechar la revolución tecnológic­a actual hacia una interacció­n física virtual y alejada de la interacció­n física constante. También tendrá que ofrecer un futuro mejor a las personas más afectadas. Tendrá que acelerar el cambio hacia una economía más sostenible.

Al sostener la demanda, los responsabl­es de la formulació­n de políticas pueden hacer que ese tipo de cambios sean más fáciles. Sí, existen riesgos como consecuenc­ia de hacer esto, pero son más pequeños que el resultado político y económico de otra ronda de austeridad soportada por los beneficiar­ios del gasto público. Esta vez debe ser diferente.

El gobierno está de vuelta, así como el deseo de competenci­a. Los políticos antigubern­amentales han podido convertir sus propios fracasos en un argumento: ¿quién confiaría en un gobierno como este? Pero cualquiera con ojos pueden ver que no tiene que ser así. Los contrastes entre Alemania, con el gobierno de Angela Merkel, y EU, con Donald Trump, o Reino Unido, con Boris Johnson, son demasiado evidentes.

Tal vez este desastre traiga un beneficio: vamos a encontrar que no solo el gobierno está de vuelta, sino que la exigencia de un gobierno sensato dirigido por personas competente­s está de vuelta. Eso no hará que una calamidad de este tipo valga la pena, pero uno nunca debe dejar que una crisis se desperdici­e. Los humanos pueden aprender de experienci­as dolorosas. Déjenos hacerlo.

 ??  ??
 ?? ATHIT PERAWONGME­THA/REUTERS ?? El desafío inmediato es reducir al mínimo los daños a la salud y a la economía que causó el covid-19.
ATHIT PERAWONGME­THA/REUTERS El desafío inmediato es reducir al mínimo los daños a la salud y a la economía que causó el covid-19.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico