Como si nada
El atentado contra Omar García Harfuch y el asesinato del juez Uriel Villegas han puesto en la mesa de discusión la situación de la lucha contra el crimen organizado. ¿Los ataques del CJNG contra un juez federal y el policía civil más importante del país son una muestra de desesperación de una organización acorralada por los golpes que le ha asestado el gobierno (como la operación AgaveAzul y la extradición del hijo del Mencho) o actos de un poder que desafían al Estado, exhiben su debilidad y, de paso, la vulnerabilidad de los ciudadanos?
No me gusta y me preocupa que la respuesta sea la segunda opción, pero creo que así es. Afirmar eso no significa que el CJNG sea más poderoso que el Estado, ni que esa banda criminal sea inmune a los golpes recibidos de parte del gobierno. La principal razón para sostener lo anterior es la inexistencia de una estrategia eficaz contra las organizaciones criminales en general, y en concreto contra la que comanda ElMencho, sin la cual es difícil imaginar su pronto fin. Y sí, el gobierno la ha atacado, pero esas acciones están lejos de representar una estrategia integral que la lleve a desaparecer.
Se anunció con bombo y platillo el operativo AgaveAzul, que congeló casi 2 mil cuentas ligadas al CJNG (no necesariamente pertenecientes al cártel; hay cuentas de varios ayuntamientos) y se loca