“López-Gatell: de una proyección catastrófica a su tabiquito de DVD”
Debe dejar que su jefe el Presidente sea el que haga la política
RobertGraves ha escrito a fondo sobre mitología y ha llamado a diferenciar el mito verdadero de, por ejemplo, la alegoría filosófica, la sátira o parodia, la fábula sentimental, el romance juglaresco, la leyenda moral, el melodrama teatral, la ficción realista, la historia adornada y, sí, la propaganda política.
En estos días estas historias se entrelazan, sus cabos se tocan, cruzan entre sí. Cuando comenzó la pandemia el espectador y ciudadano a la vez tuvo de frente un rostro que representaba la voz autorizada para hablar del plan contra la pandemia, un rostro que televisión y redes sociales hicieron familiar y colocaron como el gran aliado de la salud de todos, al grado de que se vendían DVD piratas de sus conferencias nocturnas y hubo quienes le extendían cortesías picarescas.
En la parte científica, hay que subrayarlo, Hugo López- Gatell puede demostrar, con publicaciones de finales de febrero, que proyectó escenarios catastróficos que quizá hoy él mismo quiera matizar, aludiendo fallidamente a que decepciona a sus críticos no ver las escenas dramáticas de Europa, como si la gente muriendo en consultorios o a bordo de taxis en Veracruz y Chiapas no tuvieran la suficiente carga trágica que retrata a un país que no acaba de decidirse a salir del tercermundismo.
En un panorama dibujado 27 o 28 de febrero, el doctor ponía las cosas en números ante un escenario catastrófico cuando llegara la epidemia: puede haber de 75 a 78 millones de contagios (70 por ciento de la población), con una décima parte de personas con síntomas, entre 8 y 10 millones, de los cuales 500 mil serán enfermos graves. Pero si el científico decide jugar a la política, equivocando roles como decíamos al principio, se debe atener a las consecuencias, entre las que figura que a diario sea objeto de reproches y mofas por los innumerables picos de la pandemia.
Entendiendo las múltiples aristas que implica enfrentar desde la medicina y la responsabilidad de gobierno una enfermedad desconocida, el subsecretario está en posición de bajarse de su tabiquito construido con DVD piratas, echar mano de las cifras que manejó al principio y dejar que su jefe el Presidente, que nada lo escucha en cuanto a salvaguarda personal, sea el que haga la política.