Buen trabajo, muchacho
El cartujo lee los comentarios de los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador sobre su visita a Estados Unidos y el corazón se le estruja. ¿Cómo le hacen para tantas y tan asombrosas piruetas retóricas, para pregonar como acontecimiento histórico un encuentro breve y cordial entre dos líderes urgidos de cambiar la narrativa de sus fracasos? ¿Cómo celebran sin rubor ese duelo de amnesia selectiva y elogios mutuos? ¿Cómo alguien es capaz de escribir, sin sentir una punzada en el alma: “el presidente estadunidense no ha tomado una sola acción en contra del gobierno de López Obrador ni ha violado la soberanía de México…”, como lo hizo John Ackerman el viernes en el Washington-Post?
Es cierto, literalmente Donald Trump no ha tomado ninguna acción en contra el gobierno mexicano. Pero tampoco le ha hecho falta, con amagarlo ha sido suficiente para, entre otras cosas, cambiarle hasta el modito de andar en su política migratoria. Esto tiene contento a Trump, cómo no, por eso en la Casa Blanca, al final del discurso de López Obrador, le dio una metafórica palmadita en la espalda al decirle: “beatiful job”, buen trabajo, muchacho.
Por fortuna, contra los pronósticos de sus adversarios, López Obrador salió venturoso de su viaje. No fue la gesta homérica contada por sus fanáticos en las redes y los medios, tan dados a quemarle incienso a la menor oportunidad, sino una visita donde los temas espinosos fueron hábilmente sorteados desde antes por la diplomacia, de la cual es digno de celebrar su profesionalismo al cerrarle el paso a la improvisación, esa resbaladiza ladera visitada con frecuencia por ambos mandatarios, tan diferentes y a la vez tan parecidos.
Marcelo Ebrard y Martha Bárcena le evitaron tropiezos a su jefe convenciéndolo de apegarse a lo escrito. Lo mismo hicieron sus contrapartes en Estados Unidos con el impredecible Trump, quien se “portó bien” y evitó hablar del muro. El tiempo dirá si el encuentro sirvió de algo más allá de las fotos y las palabras cubiertas de merengue, si AMLO se llenó de gloria o solo fue un peldaño más en el camino de Trump hacia su ambicionada reelección.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
Por fortuna, López Obrador salió venturoso de su viaje