Milenio Edo de México

AnaAn María Olabuenaga

- ANA MARÍA OLABUENAGA @olabuenaga

“¿Cómo enfrentar esta pandemia sin levantar la voz?”

El que se cargue la responsabi­lidad en los otros con una errática estrategia ES CRIMINAL

El video arranca con dos japoneses sentados en la primera fila de un carrito de la montaña rusa dispuestos a probar lo imposible. Uno de ellos trae camisa blanca, moño y un gafete; el otro, un traje impecable y una corbata de seda azul, él es el director del parque de diversione­s, ambos traen cubrebocas. No se miran, no se hablan, no se mueven, tampoco hay nadie más en el carrito, nadie más en el parque, no hay música. Solo se escuchan los sonidos incidental­es de la vía mientras el carrito va subiendo la cuesta: trac, trac, trac, trac. Y llegando al punto máximo, la caída a 80 millas por hora. Vibra la imagen, vuela el pelo y el cubrebocas del director, él los ajusta con la mayor parsimonia que le permite la velocidad. Curva para un lado, curva para el otro. Latigazos de velocidad sin que ninguno de los dos pegue un grito. Se escucha el viento golpear el micrófono, la fricción de la rueda contra la vía, nada más. Por fin se detienen, ambos japoneses nos miran serios y sin parpadear mientras se lee un texto que dice: POR FAVOR, GRITA DENTRO DE TU CORAZÓN.

La demostraci­ón viene a cuento por las nuevas considerac­iones y medidas preventiva­s que la epidemia ha impuesto. La transmisió­n del virus puede suceder de manera aérea. El aire puede transporta­r las pequeñas partículas que emitimos al hablar. Por eso, NO HA

BLE. De manera adicional, los gritos son aún más virulentos: aerosoles de saliva contagioso­s. Por eso, NO GRITE.

Los japoneses de la montaña rusa lo logran, NO GRITAN y pueden alcanzar este alarde de estoicismo samurái gracias a su cultura, pero ¿y nosotros? ¿Cómo enfrentar esta pandemia sin LEVANTAR LA VOZ? ¿Cómo seguir escuchando los reportes de las autoridade­s sanitarias, sin GRITAR y poner en claro que ESTAMOS HARTOS DEL DESATINADO MANEJO DEL DISCURSO Y DE LAS CIFRAS? Que la Organizaci­ón Mundial de la Salud ya nos hizo varios señalamien­tos y nosotros SEGUIMOS SONRIENDO.

Nadie espera que el subsecreta­rio acierte en todas las prediccion­es, pero entonces, QUE NO LAS HAGA, que dome su soberbia, se remita a informar con veracidad Y NO A CON

TAR PICOS. Que se deje de lavar las manos y se PONGA UN CUBREBOCAS. También es cierto que en mucho ha acertado: en saber comunicar, en transmitir tranquilid­ad, pero se ha equivocado al politizar una enfermedad PARA LA QUE NO HAY CURA y que MATA GENTE SIN REMEDIO.

Y también es cierto que nuestra salud en mucho depende de nosotros mismos, no de nuestros gobiernos, pero si hemos llegado a esta irresponsa­bilidad de la gente es también por los malos ejemplos que pone a diario el gobierno. CORRIJAN. DEJEN DE PRIVELIGIA­R LA POLÍTICA SOBRE LA VERDAD. LA GENTE SE MUERE.

El hecho de que el subsecreta­rio haya dicho que la pandemia la trajo la clase alta cuando bien sabe que las pandemias son fenómenos de globalizac­ión, tecnología y comercio, ES CRIMINAL; el que aún hoy no acepte abiertamen­te el uso de cubrebocas, ES CRIMINAL y el que se cargue la responsabi­lidad en los otros con una errática estrategia de comunicaci­ón que va de la sana distancia, al se acabó la jornada de sana de distancia, al llegó un semáforo y ahora un escuadrón, TAMBIEN ES CRIMINAL.

BASTA. SEAN CONTUNDENT­ES Y HASTA BRUTALES CON LA VERDAD, CAMBIEN EL RUMBO, YA.

DEJEN DE USAR NUESTRAS VIDAS PARA HACER POLÍTICA. EVITEN QUE MUERAN MÁS.

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