Gatell, un gran satanizador será
Ah, qué bonito y sabroso esparcen el virus los gatellianos, mueven la cintura y los hombros echando el covid a todo fulano. Con estos ojos que se han de comer los gusanos vi cómo el dotor iba por la vida cantando alegremente mientras con una manguera le echaba el bicho a los transeúntes haciéndoles creer que los estaba sanitizando cuando en realidad los estaba satanizando.
Digo, aunque tiene meses diciendo que esto iba para largo, que el cubrebocas no resolvía el problema, que era parte de una solución integral, seguramente era solo parte de un doble discurso cuando en realidad, me consta, estuvo alentando los teleofertones y los meses sin intereses, más los descuentazos del verano de agosto al costo y Julio regalado, para que la gente se contagiara apelotonándose en almacenes, plazas y malls para cumplir con su propósito de conquistar el mundo.
Por eso el mismísimo dotor compró toda la producción de cubrebocas del mundo, acaparó el mercado de gel y caretas que guarda abajo del colchón, mientras con sus secuaces ocultan los millones y millones y millones de fallecidos en los sótanos de la Cabeza de Juárez, al tiempo que meten en campos de concentración a los contagiados para destantear al enemigo.
Pero ya lo cachamos, el sueño dorado de López- Gatell, ya lo cachamos. Para conquistar el mundo se le ha visto, según afirma la contrainsurgencia fificientífica, como el cadenero de las fiestas covid 2020, y también trabaja de
DJ en los raves europeos donde incita al atascón y la orgía a esa juventud hipercalificada que es la fuente de admiración y ejemplo de los antílopez de la “Eh, la BOA”.
Cuánta razón tienen los críticos a la Cuarta transformeichon, gente como Salomón Chenobilinsky, que dice que ya todos estamos muertos por las malas estrategias que, qué encanto, son celebradas por los buenos opositores como si el Tri estuviera metiendo los penales en el Mundial. Ahí tienen a otro gran humanista, Gilberto Lozano, líder de los de FRENAA, esa muy bonita organización antipejista (la que junta diez camionetones y dan claxonazos como cualquier día en el Periférico), que va por la vida con su traje del KKK echando espuma por la boca, siempre amenazando con linchar a alguien, como el rostro más sensato, pudoroso y liviano de la oposición.
Eso sí, junto a Javi Lozano don Gilberto en su peor momento es un angelito de la guarda, dulce compañía.
No lo olviden, Gatell un gran satanizador será.
Gilberto Lozano va por la vida con su traje de KKK echando espuma por la boca