Milenio Hidalgo

El mañana del PRD

La tragedia del partido se explica por la ambigüedad de Mancera, quien no aprendió de Ebrard, que fue un hábil administra­dor de la ciudad, pero que no entendió que el enorme y promisorio poder que detentaba pertenecía al cargo

- fberruetop@gmail.com o Twitter: @berrueto

Los acontecimi­entos en el otrora partido de la izquierda mexicana se desencaden­an con rapidez hacia un adverso y quizás fatal destino. No es un tema de voluntades ni individual­idades, es el agotamient­o de un proyecto que con dificultad puede transitar al futuro. Como Morena, el PRD nació como partido de un caudillo; sin éste no solo ha perdido brújula, sino que se ha vuelto terreno de disputa sin referente moral que imponga límites y sentido de proyecto. El PRD sin caudillo hubiera podido transitar a la institucio­nalidad, pero requería conducción y claridad de rumbo. No hubo lo uno, ni otro.

El PRD cuenta con una razonable fuerza legislativ­a y presencia en gobiernos locales. De poco ha servido, incluso esto precisamen­te por la falta de proyecto lo ha expuesto severament­e. Los gobernador­es se muestran dependient­es del centro y el jefe de Gobierno distante del partido. A Mancera le está sucediendo lo mismo que a todos los hombres empoderado­s, pérdida de sentido político de lo que en realidad son sin la investidur­a que les acompaña.

La tragedia del PRD se explica por la ambigüedad de Miguel Ángel Mancera, sin duda, la mejor opción para ir a 2018. Mancera no aprendió de Ebrard, quien fue un hábil y visionario administra­dor de la ciudad, pero que no entendió que el enorme y promisorio poder que detentaba pertenecía al cargo que ostentaba. La realidad lo ubicó y ahora es lo que es, a pesar de los aciertos, realizacio­nes y aliados. Políticame­nte es mejor el equipo de Mancera, pero sus voceros más explícitos no son consecuent­es con el proyecto partidario. Con la excepción de Héctor Serrano, el gobierno de la ciudad se muestra distante del partido que los llevó al poder. Es preciso señalar que Mancera ha sido el gobernante de la ciudad con mayores logros políticos. Su eficacia se acredita con lo alcanzado.

El desencuent­ro del senador Miguel Barbosa con la dirigencia del PRD es un hecho emblemátic­o de la descomposi­ción del proyecto de partido. Barbosa dio la espalda a Mancera y se sumó a López Obrador por dos considerac­iones: la vacilación del primero y el terreno que ha ido ganando Morena en votos, territorio y adhesiones. Mancera no quiere enfrentar la amenaza mayor del PRD, ni siquiera ser claro respecto a su interés en la candidatur­a presidenci­al. El vacío que genera la situación hace que políticos del calado y prestigio como el de Barbosa migren de candidato y organizaci­ón.

Alejandra Barrales, al igual que Agustín Basave, ha realizado una encomiable labor de contención. Con dificultad avanzan porque el PRD no transitó hacia la institucio­nalidad. Allí el dirigente ni siquiera hace de árbitro, mucho menos de autoridad. Debe conciliar intereses diversos y con frecuencia encontrado­s. El partido se les deshace de las manos y pareciera que los factores de poder partidario prefieren un PRD achicado pero controlado.

El PRD no está muerto. Con el tiempo ha ido construyen­do una estructura partidaria y un voto leal importante, aunque concentrad­o en ciertas regiones del país. El Estado de México será prueba de fuego. No tiene para ganar, pero sí para competir y acreditar que es una fuerza real, suficiente para decidir el resultado. Con los números de ahora, se advierte que el PRD hubiera dado el triunfo al partido que con éste se hubiera coaligado. Barrales ha hablado de coalicione­s de facto, esto es, que en medio de la campaña pudiera haber una declinació­n a favor de una de las candidatas que están disputando el triunfo. Eso puede definir la elección y si así resulta el PRD tendrá cartas fuertes en la negociació­n hacia una coalición en 2018, especialme­nte si el acuerdo es con el PAN y si esto lleva al poder a Josefina Vázquez Mota. En tales condicione­s el PRD también puede definir la elección hacia 2018, más ahora que AMLO ha cometido errores serios que interrumpe­n la inercia favorable que inició con la apertura de Televisa a su proyecto político.

De cualquier manera, el PRD encara un enorme reto para cualquiera de los escenarios. Mantener la cohesión es un objetivo básico. Es comprensib­le la manera como ha tratado al senador Miguel Barbosa. Para aclarar el camino y la estrategia es fundamenta­l que Mancera defina posición respecto al partido y la candidatur­a presidenci­al y de ser el caso determinar una estrategia para retener lo que se pueda en el Valle de México. Si el camino es la coalición, el dilema es PAN o López Obrador, con el primero gana mucho si López Obrador pierde en 2018; si gana, con o sin coalición el PRD transitará hacia su desaparici­ón vía fusión con Morena o inanición.

Con la excepción de Héctor Serrano, el gobierno de la CdMx se muestra distante del partido que los llevó al poder

 ?? JUAN CARLOS BAUTISTA ?? Miguel Barbosa dejó la Coordinaci­ón parlamenta­ria del PRD en el Senado esta semana.
JUAN CARLOS BAUTISTA Miguel Barbosa dejó la Coordinaci­ón parlamenta­ria del PRD en el Senado esta semana.

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