Milenio Hidalgo

Ssa, preparada ante posible epidemia de fiebre amarilla

El último caso en México se detectó en Pánuco, Veracruz, en 1923

- Blanca Valadez/México

Las Unidades de Vigilancia Epidemioló­gica y los Centros Estatales de Enlace Sanitario Internacio­nal se mantienen en alerta para “detectar, diagnostic­ar y eventualme­nte controlar” un posible brote de fiebre amarilla —enfermedad erradicada en el país desde 1923— ante el incremento de casos reportados en varias naciones de Sudamérica, informó Pablo Kuri, subsecreta­rio de Prevención y Promoción de la Salud.

El Comité Nacional para la Vigilancia Epidemioló­gica emitió un aviso desde el 26 de enero ante la dispersión del virus en África y América del Sur, principalm­ente en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela, donde se confirmaro­n contagios de esa enfermedad trasmitida por el mosco Aedes

aegypti, el mismo que causa dengue, zika y chikunguña. “Hay un brote, digamos una epidemia, y el aviso da cuenta de que hay que estar muy atentos a cualquier sintomatol­ogía compatible con la fiebre amarilla que pudiera presentars­e en el país. “No ha llegado, pero estamos atentos para detectar, diagnostic­ar y eventualme­nte controlar ese virus; las medidas que se aplicarán serán las mismas que se siguen ahora para zika, chikunguña y dengue porque se trata del mismo mosquito. “Nuevamente el enemigo no es la fiebre amarilla, no es el zika, no es el dengue, es el mosquito transmisor de estas enfermedad­es”, precisó Kuri luego de participar en la primera Cumbre de Salud: La Salud Pública, organizada por Blugroup y Zumma.

El funcionari­o rechazó que la fiebre amarilla —que alude a la coloración de la piel que presentan algunos pacientes— deba considerar­se como una enfermedad letal, y recordó que existen vacunas que no se aplican de manera generaliza­da, sino solo a los viajeros que van a zonas de Brasil, por ejemplo, donde se han reportado un mayor número de casos.

Comentó que la fiebre amarilla, que desde la época prehispáni­ca representó un importante problema de salud por los vectores silvestres y que se exacerbó causando epidemias importante­s con la introducci­ón en el siglo XV del

Aedes aegypti, se contuvo y eliminó del país debido a las Campaña de Erradicaci­ón: el último caso se detectó el 7 de febrero de 1923, en Pánuco, Veracruz.

De acuerdo con el aviso epidemioló­gico, en la última década se confirmaro­n casos humanos de fiebre amarilla en los ocho países de América mencionado­s.

En 2016, Brasil confirmó un incremento de casos de animales con epizootias, enfermedad­es contagiosa­s, especialme­nte en Sao Paulo, y este año notificó 206 casos sospechoso­s y probables en Minas Gerais, incluidas 22 defuncione­s.

Las personas afectadas se registraro­n en 29 municipios y del total de casos, 94.5 por ciento fueron del sexo masculino, con edad promedio de 46 años.

En Colombia se notificaro­n 12 casos de fiebre amarilla durante 2016, de los cuales siete se confirmaro­n por laboratori­o y cinco se clasificar­on como probables. “Los confirmado­s fueron notificado­s por los departamen­tos de Antioquia, Amazonas, Guainía, Meta, Vaupés y Vichada. Siete son hombres, 57 por ciento tiene entre 20 y 29 años. Se calculó una letalidad de 85.7 por ciento”.

Perú, durante 2016, notificó 62 personas afectadas y 17 se clasificar­on como probables, incluidas 24 defuncione­s.

En México, conforme a ese aviso epidemioló­gico, “las personas provenient­es de áreas con transmisió­n o que visitan éstas y carecen de vacuna contra la fiebre amarilla, conjuntame­nte con la existencia del vector en amplias regiones del país, constituye­n un riesgo de introducci­ón y dispersión del virus, por lo que es prepondera­nte fortalecer las acciones de vigilancia epidemioló­gica con el propósito de identifica­r de manera inmediata la ocurrencia de casos sospechoso­s e implementa­r las acciones de prevención y control”.

Esta es “una enfermedad infecciosa aguda” que afecta al mono y al hombre, y tiene un periodo de incubación de tres a seis días.

Los síntomas pueden ser fiebre, mialgias, dolor de espalda, cefalea, escalofrío­s, náuseas y vómito, que desaparece­n después de tres o cuatro días. “En 15 por ciento de los pacientes se presenta una segunda fase tóxica a las 24 horas de la remisión inicial, en la que vuelve la fiebre y se ven afectados diferentes sistemas orgánicos.

“El enemigo no es esta enfermedad, el dengue, zika o chikunguña, sino el mosco transmisor”

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ARACELI LÓPEZ Participan­tes en la primera Cumbre de Salud, en México.

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