Bailando un tango
De nuevo Liópez infama, ahora a las instituciones de las leyes electorales, a quienes cuentan los votos, califican los comicios y castigan los delitos. De nuevo: ¿todo esto no amerita que éstas emitan una declaración en la cual digan que el INE, el Trife
La mata podrida de la elección en el Estado de México sigue dando frutos. Gil lo leyó en su periódico
MILENIO. Liópez firma y afirma que hay un fraude federal en marcha. Oh, sí, y para demostrarlo ha dado los nombres de los secretarios de Estado a los que el presidente Peña les ordenó cubrir alguna zona mexiquense. Con su habitual amabilidad y facilidad de palabra,
Liópez espetó (espetar, gran verbo): “Peña Nieto dividió al Estado de México en regiones y distritos electorales para que secretarios de estado promuevan el voto a favor del candidato del PRI a la gubernatura de esa entidad, Alfredo del Mazo”.
Como un rayo, el vocero Eduardo Sánchez rechazó la autenticidad de los documentos que presentó Liópez y tuvo un detalle de humor: le mandó por Twitter a Liópez el número de teléfono de la Fiscalía Especializada para Delitos Electorales. Muy buena puntada, diría la extinta madre de Gil.
Nadie dejará de reconocerle a Liópez que sabe su oficio y que en el terreno de la impugnación, la mentira con orejas de verdad y la bravuconada de taberna, no tiene rival. Salieron a relucir, por cierto y por casualidad, algunos de los secretarios que podrían ser candidatos del PRI a la Presidencia, entre ellos Aurelio Nuño y José Narro. Hasta el pelotari Mikel Arriola, director del IMSS, salió manchado. Gilga cree entender esto: de paso, acuso, aunque se trate de una difamación, de mil ilegalidades electorales, por si se ofreciera en el futuro.
No sirven de nada
Al ex rector de la UNAM Liópez lo ha infamado: “¿quién iba a decirlo? Que de rector iba a terminar de mapache”. ¿Cómo la ven? Dicho sea esto sin la menor intención de un albur electoral. A darle con todo al adversario, sin excluir difamaciones. El hombre de la república amorosa es en materia política un rufián. Cierto, en la política mexicana, las buenas maneras son perdedoras.
Por lo demás, Gamés no entiende por qué el doctor Narro no le sale al paso a
Liópez para decirle que es un difamador. La idea de que el silencio ennoblece se convierte más temprano que tarde en un gran error político, y personal.
Ahora mal sin bien: la parte más reveladora de la muy fluida alocución de
Liópez denunciando hasta el aire que se respira en el Estado de México óiganla: “Ni modo que nos atengamos al INE, o al
Trife, o a la Fepade. No sirven para nada. Todo esto no lo ven, están de alcahuetes, se hacen de la vista gorda; pero a pesar de todo esto vamos a ganar en el Estado de México con un porcentaje amplio”.
Si Gil leyó bien, de nuevo Liópez infama, ahora a las instituciones de las leyes electorales, a quienes cuentan los votos, califican los comicios y castigan los delitos electorales. De nuevo: ¿todo esto no amerita que estas instituciones emitan una declaración en la cual digan que el INE, el Trife y la Fepade no son alcahuetes de nadie. En fon. Al parecer ya no se usa defender los principios de las instituciones. Y allí queda la palabra de
Liópez puesta en un video, reproducida en la prensa hasta el fin de los tiempos y sin desmentido alguno. Desesperado, Gil cantó: estábanos comiendo rábanos / unos comíamos otros cantábanos.
Margarita
Corrijan a Gil: la primera reacción de Margarita Zavala ante las declaraciones de Barrales y Anaya fueron a favor: sin segunda vuelta estamos obligados a las alianzas, así lo leyó Gamés en su periódico El Universal. Días después, en su periódico MILENIO, Gilga leyó: “se hizo mal en todo sentido (…) por estar fuera de tiempo y sin consultar a los militantes, además de que afecta los candidatos de ambos partidos que pelean por la gubernatura del Estado de México”. Así lo declaró en MILENIO Televisión: “Yo soy la más posicionada y ni siquiera me dijeron ‘oye, mañana hay una rueda de prensa’, y no se lo dijeron a nadie”.
Total, el frente amplio ha sido tratado como el pariente indeseable de la familia, nadie lo quiere, aunque todos saben que ha venido de lejos a decir unas verdades y con razón. Bejarano opinando, mju; Padierna diciendo que no, que las arañas. Margarita, ¿en ese club? En fon. Sea.
Todo es muy raro, caracho, como diría Heráclito: Más vale apagar una injuria que apagar un incendio.