El espacio de lo posible
En estos días, el monje ha caído en las garras de la envidia y por eso se encuentra abatido, con una opresión en el pecho y una punzada en la cabeza. Lee el currículum y las palabras de Françoise Nyssen y sueña con alguien como ella en la Secretaría de Cu
En el Diccionario de la Real Academia Española, el cartujo lee la primera acepción de la palabra envidia: “Tristeza o pesar del bien ajeno”.
La envidia es un sentimiento perverso; envenena el alma, la llena de sufrimiento y rencor. No es fácil luchar contra ella como no lo es aceptar la realidad cuando es adversa —como se verá, inevitablemente, con algunos de quienes hoy pierdan las elecciones y con ello la cordura, la civilidad, el espíritu democrático.
En estos días, el monje ha caído en las garras de la envidia y por eso se encuentra abatido, con una opresión en el pecho y una punzada en la cabeza. Lee el currículum y las palabras de Françoise Nyssen y sueña con alguien como ella en la Secretaría de Cultura de México, donde el hueco de Rafael Tovar y de Teresa es demasiado grande para quien ahora ocupa su lugar, una funcionaria discreta, temerosa de los medios, con una larga carrera en el servicio público pero acotada por sus propias limitaciones intelectuales.
Una forma de vivir
Le Monde destaca la trayectoria de Françoise Nyssen, directora de la editorial Actes Sud, fundada por su padre en 1978 en la ciudad de Arlés, de 58 mil habitantes. Nació en Bélgica el 9 de junio de 1951 y llegó a Francia en 1978.
Con doble nacionalidad, belga y francesa, estudió química y urbanismo; antes de dedicarse a la edición fue investigadora en un laboratorio de biología molecular y trabajó en la dirección de arquitectura del Ministerio de Cultura francés.
Michel Guerrin escribe en Le Monde cómo, en una conversación con la periodista Marion Van Renterghem, Nyssen recordaba su experiencia como burócrata: “Llegaba muy temprano a mi oficina, antes que los demás. Comía exactamente en el tiempo asignado, pero veía a mis compañeros pasar horas en comidas interminables, aunque luego se quedaban hasta muy tarde en la oficina para hacerse los importantes. Nunca entendí esta forma de vivir”.
Su nombramiento como secretaria de Cultura por el presidente Emmanuel Macron, el pasado 17 de mayo, fue celebrado dentro y fuera de Francia. Su editorial tiene un gran prestigio y una nómina de grandes autores, entre ellos la premio Nobel Svetlana Alexievich, el ganador del Goncourt Mathias Enard y el bestseller Stieg Larsson.
Actes Sud —dice Nyssen— es una empresa independiente, familiar, donde trabajan ella, su esposo y tres de sus hijas. Como editores, afirma: “Tenemos una visión doble de nuestro trabajo: es muy importante que el placer y la necesidad vayan de la mano; publicamos libros que deseamos que sean leídos. Son libros que se enarbolan con convicción, eso es verdaderamente importante para nosotros, lo económico y comercial se mueve para defender estos libros. Creo que esto es una de nuestras características muy particular”.
Nyssen está a favor de la Unión Europea, de los migrantes y sus defensores (a pesar de la irracionalidad del terrorismo). Es una humanista; reconoce y defiende a quienes “se expresan con talento y valentía, arriesgando su vida para hablar contra el oscurantismo, la falta de libertad, la represión y el odio hacia el otro”.
Tragedia y esperanza
En febrero de 2012, la desgracia tocó a la puerta de Nyssen. Su hijo Antoine, de 18 años, se suicidó. La dislexia lo hizo un inadaptado en un sistema escolar rígido, con escasas alternativas y comprensión para un joven como él. Su respuesta fue crear, en una granja de Arlés, una escuela respetuosa de los niños y adolescentes con dificultades para ajustarse a las pedagogías tradicionales, inspirada en ideas del filósofo Edgar Morin y el ecologista Pierre Rabhi. La llamó “El espacio de lo posible”.
En un texto sobre su decisión de votar por Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las elecciones francesas, habla de este proyecto: “En Arlés —dice— creamos una escuela en la naturaleza en la cual las prácticas artísticas, el deseo de aprender, la confianza en sí-mismo, los idiomas, la mediación animal, la permacultura, la cooperación y la bondad son el centro del proyecto, respetando el desarrollo del niño. Pensar, experimentar de esta manera el asunto de la educación en la complicidad con la institución es posible con E. Macron e imposible con M. Le Pen”.
Cuando la escuela, de carácter privado, estaba a punto de iniciar sus actividades, en 2015, Nyssen le preguntó a su socio Patrick Bouchain, arquitecto y escenógrafo, cómo seleccionar a la primera generación de 12 chicos. La respuesta fue conmovedora: “¿Y si organizamos una prueba de velocidad y aceptamos a los que lleguen en último lugar?”
Es decir, deseaban brindarles una oportunidad a los muchachos con más problemas y limitaciones físicas y psicológicas, alentarlos a conseguir sus propósitos.
El sentido del voto
La envidia se disipa, pero queda la tristeza. La presencia de Nyssen en el gobierno de Macron es parte de un proyecto en el cual se privilegian la educación y la cultura. Por eso, cuando llegó el momento de tomar una decisión ante los embates de la derecha liderada por Marine Le Pen, no dudó en expresar su compromiso con la libertad y la tolerancia representadas por Macron, llamando a los franceses a no abstenerse ni anular su voto.
La democracia mexicana, piensa el cofrade, como en tantos otros lugares, se ha pavimentado con “sangre, sudor y lágrimas”, como diría Churchill. Votar es un derecho, también una obligación, aunque sea por el menos malo —o mala, para ser políticamente correcto.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.