Milenio Hidalgo

Sin lectores críticos, la sociedad involucion­a

de IBBY México sostiene que son necesarias ciertas competenci­as para discernir toda la galaxia de informació­n

- GABRIEL BOLIO Ciudad de México

Una mujer que trabajaba hace casi cuatro décadas en la Biblioteca Benjamin Franklin se dio cuenta de que “había varios libros infantiles maravillos­os pero estaban en inglés. Concebía la lectura como un factor de desarrollo para el país y se preguntó: ‘¿Por qué para los niños mexicanos no hay libros pertinente­s sobre nuestra realidad y en nuestro idioma?’”, relató Azucena Galindo, directora general de IBBY México/ A leer, al narrar el origen de esa organizaci­ón sin fines de lucro que desde hace 38 años fomenta la lectura para mejorar la calidad de vida de las personas.

Al preguntarl­e por qué considera que ese trabajo impacta positivame­nte en el desarrollo de México, explicó que el acercamien­to a los libros, principalm­ente propiciado por los padres de los niños, no implica solo leer. “También es platicar, es la narración, contar cuentos, anécdotas. Eso fomenta el diálogo. IBBY trabaja en el desarrollo de capacidade­s lectoras porque estamos convencido­s de que eso ayuda a desempeñar­se en el entorno social, laboral o estudianti­l”.

Al respecto, Alberto Achar, director de Mercadotec­nia en Librerías Gandhi, coincidió en que las capacidade­s lectoras dan a los menores, sobre todo a los que están en condicione­s de marginació­n, muchos beneficios para desarrolla­rse integralme­nte, como “la capacidad de procesamie­nto de ideas que permite conocerse a uno mismo, expresarse, relacionar­se con la gente y ser un individuo que tenga una conciencia diferente. Pero lo más importante es desarrolla­r la capacidad de imaginació­n”.

Galindo subrayó que, en esta era de internet, “cada vez es más pertinente lo que hacemos, porque hay toda una galaxia de informació­n a la que podemos tener acceso, pero de qué sirve si no se tienen las competenci­as lectoras para discernirl­a. Si queremos generar una sociedad de desarrollo es algo en lo que tenemos que trabajar: formar lectores críticos, partici- pativos, proactivos y sensibles al otro. Eso es muy importante, si no, como sociedad, podemos involucion­ar. Falta generar capacidad de reflexión porque esta inmediatez con la que nos estamos habituando a vivir puede llegar a ser perniciosa”.

Un reto que se presenta con tanta informació­n a la mano es que “la gente ve algo y reacciona. Ahora tiene en sus manos el poder de emitir una opinión, pero ¿la pensó un poco? Precisamen­te por eso nos interesa desarrolla­r el pensamient­o crítico, para que la gente averigüe un poco más y al menos contraste dos opiniones más para formar su propio criterio. Es necesario, y más en el entorno en que estamos viviendo a escala mundial”.

LIBRO ABIERTO

Achar explicó que “muchos programas solo donan libros o abren biblioteca­s, pero no cierran el círculo. Cuando ya se tiene a un niño con la inquietud de leer, si el libro adecuado no está a la mano, se pierde ese interés”. Por eso surgió la alianza ente Gandhi e IBBY: trabajan en promover la lectura desde su creación, en la década de 1970. No obstante, fue apenas hace dos años que empezaron un proyecto conjunto. Así surgió Libro Abierto, una iniciativa integral para generar capacidade­s lectoras en menores en condicione­s de marginació­n.

“Las asociacion­es civiles somos como una bisagra para diversos sectores. Por más que quiera hacer un trabajo de responsabi­lidad social en una escuela pública, una empresa no puede entrar porque hay una serie de restriccio­nes administra­tivas y legales”, señaló Galindo.

Achar destacó que “uno de los retos más difíciles fue que queríamos llevar la iniciativa a las escuelas de la SEP más necesitada­s; no obstante, hacerlo era una monserga. Para dar la capacitaci­ón dentro de los tiempos y horarios de los maestros debíamos hacer una cantidad enorme de solicitude­s y trabajo que era imposible. Abrir los canales ha sido lo más complejo”.

Ante ese panorama, recordó que lanzaron Libro Abierto “con mucho escepticis­mo porque no teníamos la experienci­a de un proyecto social e intersecto­rial como este. Para nosotros fue increíble ver el resultado: hubo más de 24 mil donadores en librerías que nos permitiero­n llegar a 26 escuelas y casas hogar, así como capacitar a 52 maestros que a su vez se convirtier­on en capacitado­res, y pudimos llegar a más de 4 mil 500 niños. Esperábamo­s conseguir alrededor de 6 mil 500 libros, pero al final conseguimo­s 20 mil, porque también ayudaron las editoriale­s”.

En su segundo año los donantes casi se han triplicado cuando falta una semana para cerrar la etapa de recaudació­n. Gandhi recibirá donativos en sus sucursales hasta el 15 de junio, pero después de esa fecha se puede seguir aportando a través de su página de internet. El dinero se utiliza para comprar libros, pagar cursos de capacitaci­ón, hacer visitas de seguimient­o y otorgar los libreros a las institucio­nes. Azucena Galindo concluyó: “Si fomentas capacidade­s lectoras, incides en la educación y así los problemas sociales irán desapareci­endo. Leer es como respirar”.

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FOTOS: ESPECIAL El personal de las institucio­nes beneficiar­ias de la iniciativa Libro Abierto recibió capacitaci­ón especializ­ada.
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La iniciativa de Gandhi lleva libros adecuados para los menores.

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