AstraZeneca, ante año de “riesgos calculados”
Apuesta para revitalizar proyectos de investigación y desarrollo de productos propios, eje del programa
Sarah Neville y David Crow Cuando Pascal Soriot, director ejecutivo de AstraZeneca, viajó a Chicago en 2014 para asistir a la prestigiada reunión anual de especialistas en cáncer, solo pudo reunir unos cuantos medicamentos innovadores con los que trataría de impresionar a los médicos reunidos. Ahora, en lugar de un problema de escasez, lucha con uno de superfluidad. “Hace tres años teníamos mucho dinero y no había suficientes proyectos. Ahora tenemos muchos proyectos y no tenemos suficiente dinero para financiar todos”, le dice a FT en la reunión de este año de la American Society of Clinical Oncology. A mitad de lo que Soriot describe como un año “primordial” para la compañía farmacéutica anglo-sueca, lo que está en juego para el director ejecutivo difícilmente podría ser más alto. En los años anteriores a que asumiera el mando, la compañía había adquirido la reputación nada envidiable de carecer de innovación en el descubrimiento de medicamentos.
El compromiso para revitalizar sus proyectos de investigación y desarrollo estuvo en el centro de la petición que hizo Soriot a los inversionistas cuando rechazaron con éxito una oferta de Pfizer, su rival estadunidense, en 2014. Desde entonces, los competidores como Pfizer, así como Allergan y Shire, se centran en asegurar prometedoras investigaciones mediante la adquisición de otras empresas.
Soriot puso un mayor énfasis en el desarrollo de productos propios de AstraZeneca, una estrategia que dejó a la compañía abierta a una persistente especulación de adquisición. La presión para encontrar fuentes alternativas de ingresos aumento en el último año después de que expiraron las patentes de varios medicamentos exitosos de AstraZeneca, sobre todo Crestor, una estatina que cuando estuvo en su pico en 2011 generó ventas anuales de más de 6 mil millones de dólares.
Los ingresos del grupo cayeron 12 por ciento en el primer trimestre en comparación con el mismo periodo de 2016. En una entrevista con Financial Times, Soriot describió 2017 como “un año de transición”, ya que la compañía pretende ir más allá de esos vencimientos de patentes, de los cuales el último será hasta 2024, y cree hacer realidad los nuevos medicamentos que ha supervisado desde que asumió el mando en 2012.
Esto, dice, puede implicar tomar algunos “riesgos calculados” sobre qué medicamento hay que desarrollar, antes de que todos los datos entren. “Vamos a realizar proyectos donde tengamos el conjunto de datos científicos más grande y robusto...y estoy seguro de que vamos a hacer una buena inversión”.
Sin embargo, el campo de la inmunoterapia, en particular, “tiene mucha competencia” con muchas empresas que llevan productos hasta la última etapa de desarrollo antes de generar grandes cantidades de datos”. Así que también tenemos que considerar la velocidad y, a veces, vamos a tener que tomar riesgos calculados, tal vez no con tanta convicción o datos para apoyar el programa clínico, pero suficiente”.
Hasta el momento, AstraZeneca ha tenido un buen año, con una serie de prometedores resultados de estudios, sobre todo de Lynparza, un compuesto que demostró ser efectivo contra el cáncer de mama y ovario. El precio de las acciones del grupo subió 21 por ciento desde enero y ahora está ligeramente por debajo del nivel al que Pfizer buscó atraer a sus inversionistas con la oferta de adquisición en 2013.
La compañía también está a punto de tener su mayor prueba a la fecha, ya que espera los resultados de un ensayo para un nuevo medicamento de inmunoterapia para el tratamiento del cáncer de pulmón no microcítico.
Las pruebas del fármaco, conocido como Imfinzi, se realizan tanto en terapia individual como en combinación con otro medicamento de AstraZeneca, llamado Tremelimumab. Andrew Bau, director global de atención de salud de Citigroup, dice que si el ensayo, llamado Mystic, produce datos convincentes “validará no solo el panorama de los dos medicamentos de oncología inmune de AZ, sino también de los esfuerzos más generales de inmunoterapia”.
El invariablemente respetuoso Soriot, cuya manera precisa refleja sus propia formación científica, el director ejecutivo de la farmacéutica, que se formó en medicina veterinaria, expresa un ligero guiño de molestia por la intensidad de la atención que se le da al ensayo Mystic, cuando cree que el banco de medicamentos de la compañía es mucho más profundo. Lejos del campo de la oncología, AstraZeneca recientemente publicó resultados bien recibido de un ensayo sobre un medicamento nuevo para el asma y nuevas medicinas para la diabetes que reducen en gran medida la posibilidad de hospitalización y muerte para los pacientes del tipo 2 de la enfermedad.
Hace tres años, Soriot se comprometió a que los ingresos empezarían a crecer de nuevo en 2017, y para 2023 llegarán a ser de 45 mil millones de dólares al año. Los pronósticos de los analistas varían sobre si podrán alcanzar los objetivos, algunos escépticos comenzaron a cambiar de opinión después de la publicación de resultados sólidos de otro estudio de cáncer de pulmón, llamado Pacific, que impulsó el valor de las acciones de la compañía casi 5 por ciento en un día del mes pasado.
Antes, los inversionistas estaban divididos sobre AstraZeneca, algunos creían en el potencial de sus proyectos más que otros. Baum dice que los datos positivos del ensayo médico de Pacific comenzaron a reducir “la polarización que existía históricamente” entre los inversionistas británicos. Sin embargo, un gran inversionistas en ciencias biológicas y que tiene una participación en AstraZeneca, dice que está nervioso por el resultado del ensayo Mystic, y señala el fracaso del año pasado de una combinación similar que probó Bristol Myers Squibb.
productos, vendió, en su pico de 2011, 6 mil millones de dólares