Armando Manzanero agradece a la Fucam por haber salvado a su hija
El compositor ofreció un concierto en el que se recaudaron más de 250 mil pesos; el dinero será destinado a acondicionar un albergue que atiende a mujeres de escasos recursos
Mainca Manzanero llegó a la Fundación del Cáncer de Mama (Fucam) con un tumor en etapa uno. Su bolita medía un centímetro y medio, pero el tumor ya se había mandado mensajes de replicar las células cancerígenas al ganglio centinela, por lo que debió someterse a un riguroso tratamiento basado en dos intervenciones quirúrgicas, 16 quimioterapias, 16 radioterapias y 17 de vacunas para fortalecer su sistema inmunológico.
La hija del compositor Armando Manzanero, que ahora tienen 47 años, recordó que decidió acudir al doctor en 2013 después de convertirse en madre. “Yo la verdad tuve hijas, dejé de ir mucho tiempo al médico hasta que un día me dije: ‘Ya es hora’”, por lo que se hizo todos los estudios de rutina: mastografía, papanicolau y de química sanguínea.
La detección
En un laboratorio privado y luego en Médica Sur le detectaron esa bolita, localizada muy atrás de la mama izquierda, por lo que requirió someterse a varias horas de estudio. “Yo sabía que tenía algo malo, pero no le tomé mucha importancia”, porque en la familia no había antecedentes de la enfermedad.
Su madre fue la que se alarmó e insistió en que se hiciera más estudios y ahí los radiólogos, por las características morfológicas del tumor, le sugirieron extirpar la bolita, en lugar de someterse a una biopsia.
Por sugerencia del oncólogo Odilon Félix Quijano, que atiende en Médica Sur, Mainca acudió al Fucam, por ser una fundación con los estándares más altos de calidad y, como cualquier otra paciente, se formó, esperó su turno y atendió todas las recomendaciones clínicas.
El tratamiento se basó primero en la extirpación del tumor, sacando una masa mayor de la mama para hacer estudios de patología. Luego los especialistas analizaron el ganglio centinela que ya había mandado señales de reproducción de células can- cerígenas a otros ganglios, por lo que debieron vaciar gran parte del tejido de la axila.
“Me quitaron en total 18 ganglios, dos de ellos ya habían explotado; me quitaron una cuarta parte de la mama, y me sometí a sesiones de quimioterapia, radioterapia y de vacunas”, recordó la hija menor del compositor, quien en agradecimiento por salvar la vida de su hija ofreció tres conciertos para recaudar fondos contra esa enfermedad.
Sumarse a la causa
Armando Manzanero se presentó el jueves 8 de junio en el auditorio del Fucam para que los más de 250 mil pesos recaudados se destinen a acondicionar un albergue en Tlalpan que atiende a mujeres de escasos recursos de Chiapas y Oaxaca, a fin de que tengan un lugar donde quedarse en tanto reciben su tratamiento. “Cuando mi padre se enteró de mi enfermedad, algo cambió en su persona, se sensibilizó. Si antes no nos veíamos tanto, aprendió que del cáncer a la muerte hay un espacio muy chiquito y que es vital aprovechar el tiempo... Se siente muy agradecido con la Fucam, como también yo y mi hermano Juan Pablo”, señaló Mainca.
Aunque solo falta año y medio para cumplir los cinco de estar libre de cáncer, cada seis meses debe hacerse estudios, pues esa enfermedad es una amenaza permanente. “Si sales bien, tu alma descansa seis meses”, dijo. “A mí me cambió la vida”, por ello, la hija del compositor decidió sumarse al voluntariado de la Fucam, la primera y única fundación en México y América Latina, que ofrece diagnóstico, tratamiento y seguimiento especializado en cáncer de mama a grupos socioeconómicos desprotegidos. “Estoy apoyando a las pacientes, dándoles apapachos, orientándolas sobre qué hacer. A casi tres años de mi tratamiento las mujeres me ven sana, ven que ya me creció el cabello y eso las estimula”, señaló.
Para la hija del compositor yucateco, “el cáncer, en sí, no me asustó. Lo que más me asustó fueron las quimioterapias, tengo hijas chiquitas y cómo les explicas que de un día para otro su mamá va a perder el cabello. No dejé nunca de ir por ellas a la escuela ni de ir a un festival ni hacerles de comer”. Mainca destacó que su hija menor, Isabela, que en este tiempo tenía seis años (hoy tiene 11), “me ayudaba a bañarme, a ponerme la faja. La verdad es que las involucré para que sepan que a cualquiera le puede pasar”.
Afectadas jóvenes
En la Fucam, Mainca ha visto casos de mujeres muy jóvenes, de 23 a 27 años, con cáncer de mama avanzado. “La mayoría de las que les detectan el cáncer a tiempo se cura, pero lamentablemente hay mucho temor por hacerse una mastografía. Esas mujeres deben saber que invertir media mañana en hacerse una mastografía cambiará mucho el pronóstico”.
La voluntaria destacó que la Fucam cuenta con unidades móviles en centros comerciales, “solo es cuestión de investigar, de ir y revisarte a partir de los 40 años, procurar hacer ejercicio y comer saludable”, aseveró.
Armando Manzanero interpretó con su piano, en compañía de su hijo Juan Pablo y de la cantante Aranza, parte del repertorio que ha cantado Angélica María, Luis Miguel o Carlos Lico. Sobre todo, dedicó parte de su actuación al presidente y fundador del Hospital Fucam, Fernando Guisa Hohenstein, por la labor realizada a lo largo de 17 años, a quien, dijo, “le estoy eternamente agradecido por salvar y atender a mi hija menor”.
Guisa Hohenstein detalló que con lo recaudado acondicionarán el alberge de la casa donada por la delegación de Tlalpan, donde mujeres de escasos recursos tendrán techo, comida y todo lo indispensable para seguir con sus tratamiento. “Cada año tenemos un promedio de mil 200 nuevas pacientes con cáncer. Diario otorgamos mil 50 consultas, realizamos 80 mastografías digitales, cuyo costo, dependiendo del estado socioeconómico de la mujer, oscila los 50 pesos. Nosotros estamos para ayudarlas. Lo que queremos es que se atiendan”, destacó Guisa Hohenstein.
Además de las terapias, “se les hace también cirugía y lo que ahora estamos impulsando es la reconstrucción mamaria a quienes han sido mastectomizadas. Contamos con equipo sofisticado en departamento de radioterapia, único en América Latina, y que solo lo tiene la Fucam y el hospital Inglés”, aclaró. “Yo no conocía a Armando Manzanero. Cuando me habló agradeció haberle dado a Mainca el trato, sin saber que ella era su hija menor, con la misma sutileza y cariño. Por eso está tan agradecido”, señaló.