Ay qué torres tan retealtas
Gil cree que Gabriel Quadri ya se siente en condiciones de volver a la vida pública, a la política. Bienvenido, neoantropólogo, está usted a tiempo de empezar a venderse al mejor postor
Lectora, lector: ¿se acuerdan de Gabriel Quadri? Sí, el mismo, el empleado de Elba Esther Gordillo que fue candidato a la Presidencia por el Partido Nueva Alianza en 2012. Quadri ha sido ambientalista y ahora es antropólogo de fuste y fusta. Quadri compartió una nota de The New York Times sobre el hallazgo de los restos de un nuevo templo azteca. Gil lo leyó en SDPnoticias: el ex candidato a la Presidencia sugirió que la violencia (cia-cia) provocada por las disputas entre los miembros de los cárteles es una herencia del pueblo mexica. Los restos encontrados muestran la alcaldada (gran palabra) azteca que ha atravesado los tiempos hasta nuestros negros días de violencia desaforada. El antropólogo se rifó durísimo con esa idea no por descabellada menos original. Según las investigaciones de Gil, en aquellos lejanos tiempos había un cártel que comandaba Tlacaélel.
Tacos de costilla
Durante la guerra contra los chalcas, que eran como unos zetas muy sangrientos que no daban su brazo a torcer y que habían puesto un laboratorio muy bien equipado para producir caspa del diablo, Tlacaélel urdió métodos de sacrificio macabros que ni los Beltrán Leyva. Después de una batalla en la que fueron capturados quinientos guerreros chalcas, Tlacaélel ordenó que se les asara vivos.
Grupos de prisioneros fueron puestos en un gigantesco brasero para quemar carbón, colocados en el suelo, frente al ídolo Huitzilopochtli. Las carbonizadas víctimas, convulsas de dolor, eran sacadas del brasero antes de morir y se les sacaba el corazón. Si la lectora y el lector creen que Gilga fabula lean el libro La
capital de Jonathan Kandell. Así queda demostrado, de un plumazo, que el antropólogo Quadri tiene razón y nos viene de atrás la cosa, como se decía antes.
Gil cree que Gabriel Quadri ya se siente en condiciones de volver a la vida pública, a la política. Bienvenido, neoantropólogo, está usted a tiempo de empezar a venderse al mejor postor. ¿O sigue en el Panal? Cuéntenos, Quadri, ande.
Oiga, Gabriel, ¿dónde estudió la antropología? Como quiera que sea, los narcos son menos violentos que los aztecas. Los
narcos torturan y cercenan cabezas, pero aquellos mexicas antiguos, ni se diga. En aquellos tiempos aztecas, el anfitrión que ofrecía a sus invitados el banquete más suntuoso de carne humana y otras carnes aumentaba considerablemente su prestigio. El canibalismo engendró una tradición culinaria con variedad de recetas: carne humana guisada con maíz, con calabaza o con chile. El muslo de la víctima, considerado la parte más sabrosa, se le ofrecía a Moctezuma. Gamés insiste, si la lectora y el lector creen que Gilga está vacilando, están muy equivocados.
Agora mal sin bien, hemos evolucionado: entre que te metan en el cuerpo 30 balas de un cuerno de chivo y te pongan a asar en un comal gigante, ¿usted qué escoge? Como sea: Gabriel Quadri ha descubierto que todo viene de allá, del fondo de la historia. Somos violentos por naturaleza. ¿Alguien apetece un metatarso a la vinagreta? Quadri le simpatiza a Gilga: un pillo de poca monta, sin escrúpulos políticos, más o menos codicioso y al que le gusta el dinero con ganas. Quadri, válgale la virgen a Gamés.
Populismo
En otro de orden de cosas, como se dice cuando alguien dará un triple salto mortal. Gil oye hablar día y noche de populismo. Vargas Llosa (sí, ese escritor de derechas, mju) ha escrito un artículo en El País en el cual afirma que el populismo es el enemigo declarado de la democracia liberal. En su libro Los enemigos íntimos de la democracia, Todorov incluía al populismo, además de la xenofobia, el mesianismo político y los efectos del neoliberalismo. Cayó en manos de Gamés un libro que acaba de aparecer en Taurus hace unos días, aún huele a tinta fresca: Para combatir esta era. Consideraciones urgentes sobre el fascismo y el humanismo de Rob Riemen, un intelectual y filósofo de Países Bajos. Gilga llegó a él leyendo un artículo de Jesús Silva-Herzog Márquez.
En su intensa brevedad, el libro de Riemen es también un libro sobre el populismo. Dice Riemen: “Hombres sabios como Confucio y Sócrates sabían que para entender algo, debes llamarlo por su justo nombre. El término populismo —convertido en la descripción preferida de una revuelta de las masas contemporáneas— no ofrece posibilidad alguna de comprensión significativa de ese fenómeno. El uso del término populista es tan solo una forma de cultivar la negación de que el fantasma del fascismo amenaza nuevamente a nuestras sociedades y de negar el hecho de que las democracias liberales se han convertido en su contrario: democracias de masas privadas de su espíritu democrático”.
Sí: los viernes Gil toma la copa con amigos verdaderos, mientras el camarero se acerca con la bandeja que sostiene el whisky Glenfiddich 15, Gamés pondrá a circular una frase de Alexander Pope sobre el mantel tan blanco: El pueblo es una fiera de múltiples cabezas.