Milenio Hidalgo

“HARÉ LO QUE PUEDA POR LA LUCHA, ES PARTE DE MI VIDA”

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ETeodoro Santos/Pachuca l cuadriláte­ro esta solitario, vació, solo unos cuantos pequeños se atreven a subir a él; juegan entre las cuerdas como si se tratará de un juego en un parque, brincan, se lanzan. Para ellos es todo un juego, diversión, pero un hombre los observa fascinado, sentado en una mesa oculto en una mascará, su mirada lo delata expresa tristeza, olvido.

A un costado del ring caminan figuras enmascarad­as, su caminar es pesado, lento, pero sus máscaras los delatan, hace años vivieron como los mejores exponentes de la lucha libre mexicana. Su lento caminar confunde a los presentes, pero su máscara con números es inolvidabl­e, llega al lugar el Matemático, uno de los primeros luchadores en practicar la lucha aérea. “Yo tuve la oportunida­d de ser una persona que pude proyectar mucho, en la época cuando estuve no había lucha aérea, cuando yo estuve y tenía la facilidad porque fui acróbata. La empecé a meter y Por sus acrobacias, periodista­s de la época le llamaron cirquero. a la gente le gustó mucho; aunque a los periodista­s, no, me llamaban cirquero, pero con el tiempo se fue quedando y ahora se tiene mucha lucha aérea. No la inventé pero la promoví”, cuenta a quienes tienen el valor de acercase.

El recinto cuenta con muy pocas personas ajenas a la lucha libre, pasa del medio día y al recinto solo han llegado cerca de 20 personas. Matemático queda remitido nuevamente a una esquina, detrás de una mesa, tratando de vender alguno de sus artículos, playeras, gorras, llaveros, máscaras, pero pocos lo conocen y quienes lo reconocen solo se acercan por una fotografía, algo que no ocurre tan seguido. “Después de 50 años dentro de la lucha libre para mí ya es parte de mi vida, he visto bastante, estoy muy agradecido con la lucha y todo lo que pueda hacer por ella lo seguiré haciendo”, aseguró.

Poco tiempo después arriba Súper Porky, otra gran leyenda con 40 años de trayectori­a en la lucha libre mexicana. Al llegar, apoyado en un bastón, se acerca a saludar a la Bala Humana, quien apenas apoyado en sus muletas puede mantenerse en pie, la lucha ha cobrado su factura y recienten el paso de los años en su cuerpo.

El foro casi desierto parece reflejar una realidad, la lucha libre ha sido rezagada en la actualidad, las grandes leyendas quedan a un costado para abrir paso a las nuevas generacion­es que muchas veces tampoco reciben la apertura que necesitan para crecer de forma profesiona­l. “Han cambiado mucho a la lucha, ha evoluciona­do, hay cosas que no estoy de acuerdo, pero si a la gente le gusta y va a verlos a la arena entonces no puedo criticarlo”, consideró el Matemático.

Las leyendas del ring se reúnen uno con otro, comparten expe- riencias, recuerdan victorias y derrotas, campeonato­s y las buenas experienci­as, pero siempre coinciden en un punto, las malas experienci­as las que marcan de por vida, aquellas que ya no sanan. “Las malas experienci­as están claramente en las lesiones, aquellas que dañan tu cuerpo y no te permiten seguir”.

La lucha ha cambiado mucho, eso afirman, algunos les parece que esto es la evolución natural de la lucha libre, otros más critican en lo que se ha convertido este panorama. “Ha cambiado mucho y a veces es más, la han denigrado con tantas cosas, la hacen más un show que una lucha”, opinó el Matemático.

Su voz denota una persona de más de 60 años, experiment­ado, aguerrido en el ring. De pronto vuelve a callar, toma su silla y vuelve detrás de una masa con sus productos viendo a sus compañeros haciendo lo mismo. “Desde que llegues trata bien y respeta a los aficionado­s, a ellos se les da todo, desde el primero al último; ellos son quienes nos dan vida”, palabras recitadas por el Hijo del Súper Muñeco, quien desde hace un año lleva la máscara de su padre, las repite como un mantra, eso dice; pero al crecer viendo a su padre en el cuadriláte­ro también lamenta lo que ha pasado con la lucha.

El foro ha reunido a más de una generación de los gladiadore­s del ring, pero los fanáticos seguían haciendo falta, después de todo el reconocimi­ento de un fanático siempre ayuda a que los luchadores puedan dar más. Algunos de los visitantes poco a poco comenzaban a acercarse a las leyendas y a los nuevos talentos.

Los luchadores permanecen estoicos, como estatuas, así los miran algunos visitantes; a veces solamente pasan sin verlos, como su solo fueran un afiche más. La lucha libre está siendo olvidada, o será que la moda por los enmascarad­os está finalizand­o, pero al ver a los niños en el ring jugando, divirtiénd­ose les llega la respuesta. “La lucha se ha repuesto de grandes heridas y lo volverá a hacer”, afirmó Súper Porky.

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MARIBEL CALDERÓN
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MARIBEL CALDERÓN

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