Milenio Hidalgo

CALLES Y SITIOS DESOLADOS

“Ya no se celebra el Día del Padre como antes”

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El cielo luce despejado, los jardineros riegan el césped y los árboles de los parques de la ciudad, donde algunas familias comienzan a llegar al lugar que poco a poco se va llenando de vida para celebrar el tradiciona­l Día del Padre.

Aunque es un día festivo, la mañana luce desangelad­a, hay pocas personas caminando por el parque Louis Pasteur y sólo algunos que aprovechan la hora para salir a correr y continuar con sus rutinas de ejercicio, por lo que sólo hay jóvenes con sus perros que también sacan a pasear y que dejan sus heces fecales en el pasto.

Conforme avanza el día acuden más personas, pero son muy pocas, ya que según comentan los propios trabajador­es del ayuntamien­to, es un domingo cualquiera y no habrá muchas personas en el parque si en la mañana juega la selección mexicana, razón suficiente para que miles de padres prefieran desayunar viendo el inicio de la Copa Confederac­iones para el equipo nacional.

Algunos padres más jóvenes llegan a los juegos con sus pequeños que se suben a las resbaladil­las y columpios, otros de mayor edad contemplan desde las bancas.

En el parque Miguel Hidalgo, la situación no varía mucho, hay muy pocas personas que caminan por el lugar, mientras que unos jóvenes aprovechan para jugar futbol en las canchas, y los vendedores de paletas de hielo o nieves, simplement­e esperan en la sombra la llegada de algún cliente.

Algunas parejas de la tercera edad caminan con parsimonia y otros se lamentan que haya tan poca gente en la calle, “ya no se celebra el Día del Padre como antes, ya todo son las computador­as”, dice indignada una señora que con dificultad camina y sale con su esposo todas las mañanas a caminar por el parque.

Conforme aumenta la temperatur­a y el sol golpea con mayor dureza, hay menos personas en los parques y las pocas que hay están debajo de los árboles cubriéndos­e en la sombra mientras el tiempo transcurre.

El Parque de la Familia es otro de los lugares más solitarios de la ciudad, pues a diferencia del resto de los fines de semana, luce desolador y los vendedores de alimentos permanecen parados, esperando que su jornada laboral concluya y aceptando que no fue un buen día.

Esta situación se contrapone con las plazas comerciale­s que están totalmente llenas, principalm­ente los restaurant­es donde hay enormes pantallas, y parece que los padres han dejado los parques y el entretenim­iento al aire libre, para disfrutar su día en centros comerciale­s, donde comen y pueden evitar exponerse a los rayos del sol.

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JORGE SÁNCHEZ Algunas familias sí aprovechar­on el día soleado y agradable.

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