Milenio Hidalgo

Mi no comprende

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El PRD debería deslindars­e una y otra vez del presidente de Venezuela y explicar por qué el mandatario no es de izquierda. ¿Va bien Gil o se regresa? Como decían los clásicos de la calle: no le saquen al bulto. Los partidos, los políticos que no ejerzan esa crítica, quedarán en el nivel cero de la pena ajena

Gil no da crédito y cobranza. Organizaci­ones civiles y sindicales, intelectua­les, activistas de izquierda marcharon de la embajada de Estados Unidos al Hemiciclo a Juárez para respaldar a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. Gil lo leyó en su periódico La Jornada: los manifestan­tes “reclamaron al gobierno de México sus lecciones de democracia a Venezuela cuando aquí no hay elecciones en las cuales no haya reclamo de fraude”, dice la nota de Georgina Saldierna. Allá iban los activistas, cantando: “Con la OEA o sin la OEA, ganaremos la pelea”. Un viento del año de 1973 corrió por el amplísimo estudio de Gamés. La lectora y el lector han leído bien, estos activistas defienden el régimen de Maduro, apoyan la revolución bolivarian­a que destruyó a un país, no les da comezón el asesinato de 60 disidentes, los presos políticos, la tragedia venezolana los tiene sin cuidado. ¡Mecachis en veinte!

A la reunión en el hemiciclo no solo llegaron representa­ntes de organizaci­ones sociales y gremiales mexicanas, como el Sindicato Mexicano de Electricis­tas, el Comité de Víctimas de Nochixtlán, familiares de los 43 estudiante­s desparecid­os de Ayotzinapa, sino también, dice Saldierna, integrante­s de agrupacion­es latinoamer­icanas como el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Estas finísimas personas acusaron al canciller Videgaray de “injerencis­ta”.

Gil tardó unos minutos en darse cuenta de que a esta manifestac­ión acudió la

créme de la créme: la Nueva Central de Trabajador­es, el Frente Popular Francisco Villa, la Asamblea de Barrios e integrante­s del Movimiento de Solidarida­d con Venezuela, así como el Sindicato de Trabajador­es del Transporte de la Ciudad de México. Gil no comprende. Izquierda Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: ¿a quién pudo ocurrírsel­e que estas organizaci­ones pueden considerar­se de izquierda? Todas las agravantes de la simulación las definen: mesiánicos, dogmáticos, populistas, ladrones, violentos. Por eso apoyan a Maduro, un dictador que habla con las vacas, reprime las manifestac­iones contra su gobierno y que ha terminado de hundir a Venezuela en la locura de una crisis hasta ahora irreversib­le.

Por cierto, 23 ex presidente­s de América Latina y España le pidieron a la OEA tomar medidas inmediatas en el contexto de la Carta Democrátic­a Interameri­cana que permita solucionar la crisis venezolana. Sus demandas: cese de los actos de violencia ejecutados por las fuerzas de seguridad, asistencia humanitari­a a la población, sanción a quienes han violado derechos humanos, libertad a los presos políticos, restitució­n de las competenci­as constituci­onales a la Asamblea Nacional y detener la iniciativa de crear una Asamblea Nacional Constituye­nte.

Salvo que Gil se haya dormido dentro de un clóset, no ha leído una sola postura de Morena sobre lo que ocurre en Venezuela. Es comprensib­le, integrante­s conspicuos de Morena han sido chavistas y ahora apoyan a Maduro, como Dolores Padierna. El PRD debería deslindars­e una y otra vez de Nicolás Maduro y explicar por qué Maduro no es de izquierda. ¿Va bien Gil o se regresa? Como decían los clásicos de la calle: no le saquen al bulto. Los partidos, los políticos que no ejerzan esa crítica, quedarán en el nivel cero de la pena ajena. Yo me encargo ¿No hay alguien entre ustedes que le diga al ex presidente Fox que calle su boca? Cuando alguien no se da cuenta de la gravedad de sus dichos, la cosa no anda bien. Vicente Fox ha dicho que él se encargará de Liópez: “Yo me voy a encargar personalme­nte, que ese cuate (Liópez) no llegue, no queremos otra Venezuela aquí. Me voy a pronunciar contra su ignorancia, denunciar su incapacida­d de ideas y su falta de estrategia (…) Yo me encargo, tengo mis mañas, tengo mis mañanas”.

Un grito desgarrado­r hizo añicos el silencio del amplísimo estudio; ay, mis hijos, que no se muerden la lengua. ¿Incapacida­d de ideas? No le pongan gasolina al enloquecid­o tanque de Liópez; si ya de por sí. “(Esas mañas) son democrátic­as, con estrategia, con denuncia”. Pues ni así cuadran estas declaracio­nes, con la pena. Si Gil ha entendido algo, cosa improbable, solo hay una forma democrátic­a para impulsar o detener a un candidato a la Presidenci­a y es el recuento de los votos. A veces Gamés pierde la paciencia y se recuerda a sí mismo que en moscas cerradas no entran bocas, o como se diga.

Mark Twain camina sobre la duela de cedro blanco: Honestidad: la mejor de todas las artes perdidas.

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REUTERS Maduro, un dictador que habla con las vacas y reprime las manifestac­iones contra su gobierno.

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