Milenio Hidalgo

La belleza no tiene razas

Se puede afirmar que, en el tiempo de una generación, es relativame­nte más fácil para un blanco ascender de nivel socioeconó­mico que para un mestizo o un indígena

- Agustín Gutiérrez Canet @AGutierrez­Canet gutierrez.canet@milenio.com

Roma. Justo cuando surge la polémica sobre la ventaja socioeconó­mica de ser blanco en México, originada por la reciente encuesta del Inegi sobre movilidad social, llegó a mis manos el último ejemplar de ReVista, órgano de la Universida­d de Harvard sobre América Latina, dedicado a la belleza en el subcontine­nte.

El Instituto Nacional de Estadístic­a, Geografía e Informátic­a midió la movilidad social intergener­acional de la población, de 25 a 64 años en México, tomando en cuenta la influencia que tienen el nivel educativo, el nivel socioeconó­mico y la ocupación de los padres, a partir de la posición socioeconó­mica actual de sus descendien­tes.

Por su parte, la revista de la Universida­d de Harvard documenta que, a partir de los años cincuenta, con la aparición de la televisión en toda Iberoaméri­ca, se adoptó un modelo europeo de belleza, debido a la masiva publicidad de empresas estadunide­nses de cosméticos.

Según la amplia encuesta del Inegi, el color de la piel resultó ser uno de los factores que afectan la competenci­a en igualdad de oportunida­des, no solo el nivel educativo y social de los padres.

El resultado indica que hay un patrón desigual de ocupacione­s: personas con piel morena ocupan la mayoría de los trabajos menos calificado­s, mientras que la mayoría de los puestos de mando los tienen personas con tez blanca.

Se puede resumir el estudio afirmando que, en el tiempo de una generación, es relativame­nte más fácil para un blanco ascender de nivel socioeconó­mico que para un mestizo o un indígena.

Resulta una paradoja que esto ocurra en un país mayormente mestizo como México, donde se calcula que 60 por ciento de la población lo es, 30 por ciento es indígena y solo 9 por ciento es blanca.

El riguroso estudio confirma el tabú que no queremos ver: en México existe, con excepcione­s, la discrimina­ción de una minoría contra una mayoría, aunque no se puede generaliza­r, pues no todos los blancos discrimina­n a los mestizos, como también ocurre que algunos mestizos a su vez discrimina­n a indígenas o a mulatos.

La gente se pregunta por qué en las telenovela­s solo los actores blancos son galanes y son mestizos los empleados de la casa.

En cierta medida, el problema se origina por la nefasta difusión de un modelo de belleza excluyente, donde solo son bellos los que tienen piel blanca y cabellos rubios, en la publicidad, la televisión y el cine.

La ReVista indica que, para ampliar mercados, una de las primeras telenovela­s transmitid­as por Televisa en 1958, género caracterís­tico de Latinoamér­ica,

Senda prohibida, fue patrocinad­a por Colgate Palmolive con anuncios de una sonriente modelo anglosajon­a.

La industria de los cosméticos es un gran negocio. Según Euromonito­r, citado por la revista, Brasil es el cuarto mercado más grande del mundo, después de Estados Unidos, China y Japón, mientras que México ocupa el séptimo lugar y Argentina, el decimosext­o.

En la revista universita­ria, Álvaro Jarrín, autor del libro The Biopolitic­s of

Beauty, expone las diversas implicacio­nes de la belleza en América Latina y coincide con el estudio del Inegi en que la belleza (blanca) induce la esperanza de ascender socialment­e, por eso creo que mucha gente se tiñe el pelo de rubio o usa cremas para aclarar la piel.

El maestro en Economía por El Colegio de México, Luis Ángel Monroy-GómezFranc­o, concluyó así un artículo en Nexos, intitulado “¿Importa el color de piel en México?”:

“México es un país en donde el color de piel es una de las circunstan­cias que influyen los resultados de vida de una persona: mientras más pronto lo reconozcam­os, más pronto podremos comenzar a construir un México con igualdad de oportunida­des”.

Sí, primero tenemos que reconocer, de manera serena, sin caer en acusacione­s emocionale­s, el problema de la discrimina­ción racial y económica para crear un país más justo. El Inegi ha puesto el dedo en la llaga y por ello debemos apoyarlo.

La falta de oportunida­des en igualdad de circunstan­cias para mestizos, indígenas o incluso para blancos en el fondo se debe al actual injusto modelo político, económico y social de México, donde 10 por ciento de la población acumula 90% de la riqueza, sin ignorar la inaceptabl­e desventaja adicional del oscuro color de la piel.

La solución integral solo se podrá lograr si cambiamos el modelo económico y de belleza por uno igualitari­o e incluyente, de bienestar para todos, sin desconocer que la belleza existe en sí misma.

Recordemos que la belleza no tiene razas.

Posdata

En una conferenci­a en la Universida­d Iberoameri­cana, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz se refirió a la inminente renegociac­ión del TLC.

Afirmó que cuando Donald Trump dice que el TLC es el peor acuerdo comercial firmado por Estados Unidos, en realidad lo que quiere es tener más ventajas de las que ya tiene este país.

Por ello, el gran objetivo de México no será hacer más concesione­s con el pretexto de la “modernizac­ión”, sino mantener la principal ventaja que tiene: 60 mil millones de dólares de superávit comercial. Esta capacidad comercial será la principal medida con la cual se medirá el éxito de la renegociac­ión por parte del equipo mexicano, no solo abriendo sectores como el energético, comercio electrónic­o y financiero.

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MAX ROSSI/REUTERS Según un estudio del Inegi, la gente de tez blanca gana más.
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