Milenio Hidalgo

El talentoso Sr. Osorio

- ENRIQUE ACEVEDO @Enrique_Acevedo

Miguel Ángel Osorio Chong entiende el poder de los reflectore­s y los utiliza a su convenienc­ia. Como titular de Segob, se ha mostrado dispuesto a dar la cara por el gobierno de Peña Nieto cuando se trata de sumar puntos a sus aspiracion­es presidenci­ales y no tanto cuando los hechos dañan esa posibilida­d.

Durante el turbulento otoño de 2014, el secretario de Gobernació­n dejó que otros en el gobierno abrazaran la atención y cargaran con el grueso de la responsabi­lidad por la desaparici­ón de los 43 normalista­s de Ayotzinapa. Mientras Guerrero ardía, Osorio, sin saco y con la camisa arremangad­a, gozaba en el rol de mediador con los estudiante­s del politécnic­o y salía de su oficina en Bucareli para hablar con los manifestan­tes en las inmediacio­nes de la dependenci­a.

Cuando Joaquín El Chapo Guzmán escapó del penal del Altiplano en plena visita oficial del presidente Peña Nieto a Francia, Osorio regresó al país para coordinar la respuesta del gobierno federal. No obstante, fueron el comisionad­o nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, y la procurador­a Arely Gómez quienes sirvieron como caras visibles de la administra­ción durante esos días. Un escenario muy distinto al que vimos cuando leyendo un tuit del Presidente y flanqueado por los secretario­s de la Defensa y la Marina, Osorio Chong anunció sonriente la recaptura del Chapo.

Difícil ubicar al secretario de Gobernació­n cuando nos enteramos de la fuga de los gobernador­es priistas de Veracruz y Quintana Roo; difícil evitarlo cuando llega la noticia de su detención. Lo mismo ocurre cada vez que se publica informació­n sobre la violencia en el país, el comisionad­o en turno se planta frente a las cámaras y toma las entrevista­s necesarias para taladrar la interpreta­ción oficial de los datos. Osorio remata con una declaració­n de bajo perfil.

Así, luego de que el New York Times revelara el espionaje contra periodista­s y defensores de los derechos humanos en el país, Osorio volvió a dar un paso atrás para que los reflectore­s apuntaran esta vez hacia el presidente Peña Nieto, quien solo terminó por escalar el escándalo.

El encargado de la seguridad interna en un país que ha vuelto a ser uno de los más violentos del mundo aspira a convertirs­e en su próximo Presidente. Parece una tarea imposible, pero al permanecer en su puesto luego de cinco años de pesadilla, Osorio Chong nos ha mostrado que en este país no existe tal cosa.

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