Milenio Hidalgo

Dichos y frases hechas

Tirar la casa por la ventana: procede de la costumbre, que había en España en el siglo XIX, de que el agraciado con la lotería, tirase por la ventana todos los muebles y enseres viejos de la casa

- Gil s’en va

Gil caminaba sobre la duela de cedro blanco y se acercó a la mesa donde se acumulan los libros. En la base de una torre de papel encontró el tomo XII de la Biblioteca Práctica de la Lengua dedicado a Dichos y frases hechas. En su sencillez, este libro contiene revelacion­es que Gilga desconocía. Gamés lanza a esta página del directorio un puñado de curiosidad­es de esta biblioteca que hace años publicaron MILENIO y la Universida­d Autónoma de Nuevo León. Andar de capa caída.

Hace referencia a la capa, prenda de gran tradición entre los nobles y aristócrat­as españoles porque revelaba la condición social de quien la llevaba, así aparece en el Tratado tercero del Lazarillo de

Tormes, en el que un escudero que está en la miseria no se desprende de su capa cuando sale a la calle, aunque no tenga nada qué comer. Parece ser que la forma descuidada reflejaba la decadencia de su fortuna o su salud. Tirar la casa por la ventana. Procede de la costumbre, que había en España en el siglo XIX, de que el agraciado con la lotería, tirase por la ventana todos los muebles y enseres viejos de la casa, dando a entender con esa alegría desbordada que se iniciaba una nueva vida. La lotería fue instaurada por el rey Carlos tercero en 1763. Sacar a uno de sus casillas. Procede de un antiguo juego de mesa, llamado tablas reales, parecido al ajedrez o a las damas, en el que las casillas eran unos huecos semicircul­ares en el tablero en el que se alojaban las piezas, el jugador que ganaba una tirada iba sacando las fichas del adversario de sus casillas. Nadar entre dos aguas. Parece aludir al ir y venir de los barcos en las desembocad­uras de los ríos, con el riesgo que las corrientes encontrada­s conllevan a las embarcacio­nes. Hacer su agosto. Alude a la época, el mes de agosto, en que se solían y se suelen recoger las diversas cosechas, días de acumular frutos, riquezas, resultados. También puede referirse al agostero, jornalero eventual que se contrataba para estas labores, que, debido al duro e intensivo trabajo que realizaba, ganaba bastante más que otro obrero habitual, pudiendo reunir dinero suficiente para el invierno. Armarse la de San Quintín. El dicho alude a la batalla de San Quintín (1557), en la que se enfrentaro­n el ejército francés y las tropas españolas de Felipe II. El ejército francés de Francisco I sufrió muchísimas bajas y los libros de historia dicen que fue una de las grandes victorias de Felipe II, que mandó levantar el monasterio de San Lorenzo en El Escorial, porque la batalla fue el 10 de agosto, festividad de San Lorenzo. Comer de gorra. Este dicho popular alude, ya lo comenta Gonzalo Correas en El vocabulari­o de

refranes, al truco que ya a comienzos del siglo XVII, utilizaban algunos que iban a los banquetes y en la puerta se quitaban la gorra para saludar a los porteros, colarse y comer gratis. Otras fuentes dicen que la frase tiene que ver con algunos estudiante­s salmantino­s de los siglos XVI, XVII y XVIII, llamados capigorris­tas o capigorron­es por su indumentar­ia: capa negra y gorro grande. Dichos estudiante­s eran auténticos especialis­tas en vivir del cuento, de gorra, colándose en los banquetes y los refrigerio­s. El significad­o de gorrón se deriva del giro “de gorra”. Estar en la cuarta pregunta. Hay dos versiones creíbles sobre su origen: para algunos procede de las preguntas que se hacían a los detenidos siguiendo los hábitos procesales: 1ª, nombre; 2ª, edad; 3ª, religión; 4ª, rentas. El declarante siempre respondía que no tenía ningún dinero, que era pobre de solemnidad, y si volvía a aparecer alguna referencia al dinero, siempre respondía el detenido que estaba en la cuarta pregunta. Otros creen que es una deformació­n coloquial y burlesca que ponían en práctica los estudiante­s en las antiguas novatadas. Existía la costumbre de someter a los novatos a un interrogat­orio en el que aparecían entre otras las siguientes preguntas: 1ª ¿salutem habemus?; 2ª, ingenium habemus; 3ª, ¿amores habemus?; 4ª ¿pecuniam habemus? Todos los estudiante­s respondían afirmativa­mente a las tres primeras preguntas; pero al llegar a la cuarta pregunta, respondían que no tenían dinero. Perder los estribos. Hace referencia al hecho real de la pérdida de los estribos, pieza de metal en la que se apoyan los pies del jinete; cuando al jinete se le salen los pies de los estribos, corre el riesgo de perder el mando de su montura y, como consecuenc­ia, el peligro de que el caballo se desmande y lo derribe.

Sí, los viernes Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el mesero se acerca con la charola que sostiene el Glenfiddic­h 15, Gamés pondrá a circular la frase de Martin Heidegger por el mantel tan blanco: Solo hay mundo donde hay lenguaje. m

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ESPECIAL La colección fue publicada por MILENIO y la Universida­d Autónoma de Nuevo León.

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