El día que nos ahogaremos en ríos de mierda
Una tarde, de esas en que la ciudad se inunda, Rafael Pérez Gay me dijo que no estamos lejos de ir de nuestras casas a nuestro trabajo en trajinera y agregó que tal vez lo haremos navegando en ríos de mierda.
Esta ciudad que nació en el agua, decidió un día entubar sus ríos y secar sus lagos.
La ciudad creció y creció y se pobló y se pobló, pero el agua tiene memoria.
Por décadas se pensó poco en la infraestructura hidráulica y se ha construido un ineficiente (soy generoso) sistema de recolección de basura.
En agosto del año pasado, Ramón Aguirre, director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, que de esto sabe mucho, entregó a la Asamblea de Representantes un documento desolador.
Resumo algunos datos: la red de colectores en la ciudad tiene en promedio más de 50 años y ha rebasado su vida útil. Del total de esta red que tiene poco más de 2 mil kilómetros, se habían diagnosticado en esa fecha 190 kilómetros. Veintinueve colectores están colapsados. El 45 por ciento de los colectores revisados se encontró en malas condiciones.
Las barrancas, lugares naturales de descarga, han sido afectadas por invasiones, depósitos clandestinos de basura, descargas domiciliarias sin control y problemas de contaminación. Estos factores provocan desbordamientos en presas y túneles de interconexión.
Desde 1940 se construyeron presas de control para regular escurrimientos pluviales del poniente y que almacenan, en picos de lluvia, 2.7 mil/m3. Hoy sirven de poco por invasiones, construcciones de viviendas y desarrollos. Las presas no debían recibir ni aguas negras ni basura. Hoy están inundadas de ambas.
A eso hay que añadir los hundimientos que afectan la infraestructura y la pendiente necesaria para que el agua corra. En promedio, algunos hundimientos son de 15 centímetros por año. Solo en 2015 hubo 90 colapsos de la red secundaria y 30 en la red primaria del drenaje por hundimientos.
Aguirre le dijo a la Asamblea que hay cinco obras urgentes sin presupuesto asignado, unos 5 mil millones pesos. Y presentó un plan que requeriría, para no ahogarnos en agua sucia, solo para infraestructura, unos 30 mil millones para los próximos seis años.
Eso, sin mencionar el desastroso manejo de la basura, que según el documento provoca 50 por ciento de las inundaciones.
Sobre la basura, la Duda razonable de mañana.
Por lo pronto, Rafael, vayamos comprando la lancha.