La leyenda del puma
Todo comenzó hace algunas semanas con la información proveniente de las comunidades más alejadas, situadas en la zona montañosa de lo que es el inicio del Valle del Mezquital entre los municipios de Actopan, El Arenal y Mineral del Chico.
Un par de hallazgos funestos donde bestias de rancho y ovinos perecieron alertó a los pobladores y comenzó a esparcirse la noticia de que en la zona ocurría algo extraño.
Las primeras versiones fueron un tanto comprometedoras en cuanto a las versiones de aldeanos; y es que las evidencias dieron pie también a tales afirmaciones: restos animales rasgados con vísceras de fuera y sangre regada con rastros de huellas de alguna especie animal no determinada.
En Plomosas y Mesa Chica, comunidades apartadas de la cabecera municipal de Actopan, se cuentan leyendas y mitos, algunos con cierto dejo de certeza por haber sido relatos heredados de generación en generación y otros más por ser parte de la cultura popular.
Sin embargo, nada se había relatado como hasta ahora con la llegada de un extraño visitante de origen desconocido, cuyas habilidades para devorar la carne captaron la atención de las autoridades que gobiernan en la zona.
Tras a conformación de un grupo de trabajo que incluyó la expedición de la ciudad capital a la parte en mención, se pudo comprobar la presencia de un puma; la noticia se hizo viral. No era de algo de otro planeta, ni un fenómeno paranormal, simplemente el llamado de la naturaleza en una zona atípica y en donde no se tiene registro alguno de que antes haya existido o habitado un animal así.
Los comentarios sobre qué hacer con la especia no se hicieron esperar y, aunque, no se ha hecho un pronunciamiento formal de las más altas autoridades del estado o las dependencias ambientales nacionales, sí de parte de las organizaciones y asociaciones civiles quienes se dedican a la protección animal y la ecología.
Días después, en esta misma semana, se informó que vecinos de los barrios altos de Pachuca observaron un felino de gran tamaño en las inmediaciones del Monumento al Cristo Rey, en un puente donde quedaron vestigios de sus huellas.
Tras supervisar lo antes informado, las autoridades de Medio Ambiente federal y estatal determinaron que no se trataba del primer puma sino de un canino grande. Al enterarse de tales dichos los vecinos informaron a la presidencia municipal que no estaban mintiendo, que en realidad se trató de un felino y no de un perro.
En El Arenal, cuatro bovinos fueron hallados sin vida en la región alta de la demarcación, muy cerca de los límites con Actopan. Indudablemente se pensó en el puma, pero tampoco se afirmó que haya sido el felino quien atacó a las vacas puesto que no se encontró evidencia sólida de que haya sido. El puma pasó de ser una noticia hermosa para los amantes de la vida y la naturaleza, a convertirse en objeto del morbo y la necesidad de llamar la atención.