Con 76 años, doña Alicia mantiene una excelente salud
Alicia Gálvez Corona es una mujer tierna que dedica sus días a bordar y crear manteles y diferentes objetos con sus propias manos. Vive desde hace seis años en la Casa de Descanso de la Tercera Edad que administra el Sistema de Desarrollo Integral para la Familia (DIF) Hidalgo y se dice feliz de convivir con otras personas de su edad.
A sus 76 años de edad, doña Alicia sigue mostrando una juventud envidiable para las nuevas generaciones, pues a paso lento pero firme hace todas sus actividades y dedica sus tiempos libres a su gran pasión: el bordado.
Debido a una caída que sufrió, doña Alicia decidió vivir sola y sus familiares se enteraron de la casa de descanso, por lo que hicieron los trámites correspondientes y fue aceptada, desde entonces pasa sus días en el céntrico recinto, donde una vez a la semana sale para convivir con sus familiares, aunque, dice, prefiere vivir sola con sus compañeras. “Hemos sido hasta 21 residentes y ahorita nada más somos 18, y con la mayoría convivo, pero siempre hay una persona con la que congenio más y tengo una amigo con la que me junto más”, relata doña Alicia, quien afirma gozar de excelente salud y comenta que en la Casa de Descanso hacen manualidades como costura, en la cual se ha especializado en diferentes estilos como punto de cruz, deshilado, tejido de gancho y agujas.
Además de dedicarse al bordado, doña Alicia también realiza crucigramas y algunas otras manualidades como iluminado con semillas en cuadros, donde ha creado varias obras.
En su juventud, doña Alicia se dedicaba a trabajar en un despacho de contadores, pero por la edad se jubiló y únicamente se dedicó
a las labores del hogar, pero no se sentía útil hasta que llegó a vivir a la Casa de Descanso de la Tercera Edad.
Oriunda de Tampico, Tamaulipas, arribó a Pachuca en 1985, cuando, recuerda, la ciudad era muy distinta a la que es hoy en día y aunque le costó trabajo acostumbrarse al clima gélido de la capital del estado, ahora es su lugar favorito.
En la Casa de Descanso de la Tercera Edad los llevan al cine, al circo o realizar actividades a la intemperie y reciben atención médica regular por parte de un especialista, por lo que doña Alicia Gálvez no tiene ninguna queja sobre los servicios que le brindan.
En otras ocasiones, grupos musicales y artísticos presentan espectáculos de convivencia con las personas de la tercera edad y es un momento idóneo para que recuerden su juventud y narran algunos relatos de fragmentos de sus vidas.
Doña Alicia tiene cuatro nietos, pero dos viven en La Paz, Baja California, con su madre, y dos que radican en Pachuca, a quienes visita constantemente, pero procura mantener comunicación con sus familiares ya sea por teléfono o por vía electrónica.
Para evitar problemas familiares con sus hijos y sus respectivas parejas, doña Alicia dice que se siente más cómoda viviendo en la Casa de Descanso de la Tercera Edad, donde puede hacer más actividades libremente sin tener que rendir cuentas a sus familiares.
Aunque doña Alicia desea quedarse más años a vivir en ese espacio, reconoce que una de sus peticiones a Dios es que la recoja antes de que no se pueda valer por sí misma, ya que dice sería muy triste para ella depender de otras personas para cualquier aspecto básico.
Doña Alicia ha visto a 12 personas fallecer en la Casa de Descanso de la Tercera Edad, de los cuales cinco fueron amigos cercanos, por lo que también acepta que es un momento doloroso para cada uno de los habitantes, pues llegan a quererse como una familia.
Sin embargo, con el apoyo de todas las personas que trabajan en el recinto, logran sobreponerse, aunque algunos, dice, llegan a pedir el mismo destino de las personas que se van, porque no se sienten queridos por sus familiares, pero tratan de animarse mutuamente para sentir el cariño faltante.