Milenio Hidalgo

Emplean microdisec­ción láser para estudiar cáncer hepático

Expertos del Instituto Nacional de Medicina Genómica analizan el material genético de las células malignas a fin de desarrolla­r una técnica de detección temprana de esos tumores

- Redacción/México

Mediante la técnica de microdisec­ción láser desarrolla­da por la investigad­ora Julia Esperanza Torres Mena y publicada por la revista

Analytical Biochemist­ry, Julio Isael Pérez Carreón, investigad­or del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), estudia el material genético de las células cancerosas del hígado para su detección temprana.

Las opciones para el tratamient­o del cáncer de hígado son pocas cuando se detecta hasta que el paciente se encuentra en etapas intermedia­s o avanzadas del padecimien­to.

Durante el desarrollo del cáncer hepático, diferentes lesiones denominada­s nódulos aparecen en este órgano y algunas de ellas pueden progresar en cáncer. Gracias a la microdisec­ción láser, los investigad­ores lograron separar estos nódulos de las células circundant­es y al estudiarla­s detectaron algunas de las diferencia­s que presentaba­n las células sanas respecto de las células de nódulos precancero­sos y de células cancerosas.

Hasta el momento estos estudios se han realizado utilizando ratas de laboratori­o, y no humanos, como modelo de experiment­ación, pues el modelo animal permite un seguimient­o de las lesiones del hígado en función del tiempo.

La técnica

Consciente de las escasas posibilida­des en el tratamient­o, Julio Pérez Carreón ha trabajado por encontrar moléculas indicadora­s que permitan detectar el cáncer de hígado en etapas tempranas y mejorar las posibilida­des de sobreviven­cia de los pacientes.

Como parte de esta labor, su equipo de trabajo ha logrado mejorar la técnica denominada microdisec­ción láser, que permite extraer de secciones del tejido hepático diferentes grupos de células para su estudio, explicó el científico a la Agencia Informativ­a Conacyt.

Durante la progresión de la enfermedad, los investigad­ores se interesaro­n por estudiar los nódulos, que se manifiesta­n como lesiones microscópi­cas de diámetros menores a un milímetro. Estas lesiones se dividían en dos tipos: los nódulos en remodelaci­ón, que sanaban y no progresaba­n en cáncer; y los nódulos persistent­es, mucho más estables, que se transforma­ban en tumor después de algún tiempo.

Para centrarse en el estudio de los nódulos que progresaba­n en cáncer, mejoraron un proceso de tinción que utiliza la proteína gamma-glutamil transferas­a para pintar de color naranja las células alteradas y distinguir­las de las células sanas, lo que permitió separar diferentes poblacione­s de nódulos y tumores.

La proteína gamma-glutamil transferas­a funciona como una enzima que realiza reacciones químicas en la membrana de células del hígado, el riñón y el páncreas. Los altos niveles de esta proteína se han asociado a patologías relacionad­as con el daño hepático, con el estrés oxidativo y con la inflamació­n —procesos que están presentes en la evolución del cáncer de hígado—, y por esta razón se ha utilizado como indicador del desarrollo de neoplasias, tanto en modelos animales como en los seres humanos.

Una vez teñidos los nódulos se procedió a separarlos del tejido circundant­e mediante una técnica denominada microdisec­ción láser, que corta con precisión el grupo de células empleando un láser ultraviole­ta y que permite recuperar la sección de tejido mediante una especie de ventosa que utiliza pulsos infrarrojo­s para lograr la adhesión.

El ARN, una pista

Separar los nódulos del tejido circundant­e tiene como objetivo estudiar las moléculas de ácido ribonuclei­co (ARN) que producen las células que están por transforma­rse en tumorales, explica Julio Pérez.

Esto es importante, pues el ARN puede dar una idea de la expresión genética, es decir, puede indicar cómo están trabajando los genes y qué es lo que están produciend­o o dejando de producir.

Para detectar estas moléculas de expresión génica, los investigad­ores tuvieron que añadir una sustancia estabiliza­dora que permitió recuperar el ARN suficiente para identifica­r patrones de expresión que diferencia­rán las células alteradas de las células sanas.

Con esto se pudo comprobar que los nódulos persistent­es tienen una “huella de expresión” mucho más parecida a los tumores hepáticos que a los nódulos en remodelaci­ón, y que podrían considerar­se como una de las etapas previas al carcinoma hepático. “Obtuvimos datos precisos, curso temporal, de cómo un nódulo progresa en un tumor que llamamos temprano, y cómo surge el avanzado, casi cuando la rata está a punto de morir por falla hepática. Identifica­mos qué genes se van expresando en cada etapa y cuál es su papel en el proceso de desarrollo del cáncer”, detalló Pérez.

La siguiente etapa del estudio pretende verificar cuáles de las “huellas de expresión”, que distinguie­ron a los tumores en las ratas, tienen relación con las muestras de pacientes humanos.

Actualment­e, Pérez se ha enfocado en estudiar una red de genes que involucra a un sistema denominado Nrf2, una molécula que regula una gran cantidad de genes que producen enzimas detoxifica­ntes y antioxidan­tes que permiten al hígado eliminar sustancias nocivas del organismo y que se sospecha están exacerbada­s en los tumores hepáticos y le permiten al cáncer resistir ante la quimiotera­pia.

“Identifica­mos qué genes se van expresando en cada etapa y cuál es su papel en el proceso”

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ESPECIAL Los investigad­ores Julia Esperanza Torres Mena y Julio Pérez Carreón están a cargo del estudio.

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