Las defensas retrata la ansiedad y el estrés de la sociedad actual
El neurólogo Domingo Escudero sufre encefalitis, enfermedad a la que ha dedicado su trabajo de investigación, pero un diagnóstico erróneo hizo que fuera medicado y tratado como un loco en un psiquiátrico. Escudero se puso en contacto con el escritor Gabi Martínez (Barcelona, 1971) para pedirle que contara su historia. El resultado es la novela Las defensas (Seix Barral, 2017), en la que el autor, además de retratar el intento de un hombre por recuperar su dignidad, reputación y cordura —y exhibir los problemas del sistema sanitario en España—, ahonda en las ambigüedades y contradicciones, la ansiedad y el estrés que perturban a los hombres en nuestra época.
En Escudero descubrió “una persona apasionada con su trabajo, que ha dedicado enormes esfuerzos a investigar y mejorar la vida de miles de personas, además de ser lector de autores como Philip Roth y Proust. Empaticé con las ilusiones que un día tuvo y, después, con su decepción”, cuenta Martínez a MILENIO.
Enfatiza que Escudero es un hombre fiel al espíritu de total sanidad de estos tiempos: uno que cree que el esfuerzo tiene una recompensa, que la familia es sólida, que la autoridad es justa y que el amor salva. Un hombre creado para resistir los exabruptos de la vida. Para Martínez, su novela es el testimonio de un hombre que recorrió su propia odisea, en la que ni las numerosas mujeres que cruzan por su vida ni la familia ni los colegas ayudan a esclarecer la enfermedad y ansiedad que sufre.
Explica que en esta novela encontró la forma de hablar del estrés en una sociedad que aparenta ser confortable todo el tiempo, pero que ante situaciones como el mal diagnóstico, a Escudero se acumula hasta desbordarse: “Por un lado, el libro habla de nuestra capacidad de resistencia; por otro, de la reciente crisis de la masculinidad, tal y cómo nos la han enseñado. “También es una invitación a reflexionar sobre las vidas que llevamos en entornos que corrompemos, contaminamos, devastamos [...]. En las ciudades, los humanos, creadores de urbes diseñadas para supuestamente vivir mejor, también han creado atmósferas que multiplican el número de consumidores de ansiolíticos”.