Todo el peso de Duarte y otros jirones
Corrieron a bailar el rock... La telenovela del hombre más corrupto del México moderno inicia su tercera temporada con el capítulo “Estoy gordo y sé muchas cosas”; el siguiente se llama “Les digo cosas si me traen unos wafles con cajeta”. Gil seguirá info
Después de un viaje en una avioneta como las que compraba con dinero público cuando era gobernador de Veracruz, el Gordo Goloso llegó al Reclusorio Norte ¿y adivinen qué? le dieron de comer: ¡cochinita pibil con sus frijoles y sus buenas tortillas! Un estallido de júbilo, una explosión de felicidad, un atentado a la inanición se expandió por toda la prisión, corrieron a bailar el rock (ción-ción). No piensen mal la lectora y el lector, todos los internos de la cárcel comieron lo mismo: cochinita pibil. Javidú bebió agua de jamaica y le dieron de postre una barrita de amaranto. Eso sí le dolió al Gordo, dicen los trascendidos, porque a él de islas flotantes para arriba,
cheescake de chocolate, pero ni modo, así es la prisión, corrieron a bailar el rock. Pobre Javidú, solo y con su barrita de amaranto: esnif, esnif: te compro tu amaranto en 10 mil dólares. No te vendo ni madres, wey, dentro de la barrita de amaranto viene la navaja con la que te vamos a dar aguacero de mayo. Pobre Javidú.
Miles de periodistas siguieron a Duarte mientras los rumores corrían como fuego en la paja, el primero de ellos, que podría ser enviado al Cereso de Morelos, Atlacholoaya. Gil ignora por qué razón iría a parar Duarte con su corpachón, allá lejos a la prisión, corrieron a bailar el rock. La telenovela del hombre más corrupto del México moderno inicia su tercera temporada con el capítulo “Estoy gordo y sé muchas cosas”; el siguiente se llama “Les digo cosas si me traen unos
wafles con cajeta”. Gil seguirá informando y formando opinión. Mju.
Tanto tiempo
Se acercaban peligrosamente las fiestas de la Guelaguetza en Oaxaca, maestros de la sección 22 bloquearon la carretera que lleva al aeropuerto de Oaxaca y a la terminal del ADO. Como andaban con el apetito desatado, los maestros de la CNTE también cerraron la carretera OaxacaPuerto Escondido. No sobra decir que la terminal de autobuses fue cerrada por 80 maestros, quienes exigían una mesa de negociación con el gobernador Murat, que en este momento estudia el nuevo canal oaxaqueño de Panamá. El gobierno del estado afirmó que hay voluntad de diálogo. ¿Qué quieren los maestros? Quieren lo único por lo cual han hecho y desecho a su paso por las ciudades que visitan: dinero fácil, prebendas, privilegios, en fon. Tanto tiempo sin verlos, a Gil casi le dio gusto saber de los docentes cavernícolas. Corrieron a bailar el rock.
Tizayuca a balazos
Gil estaba leyendo su periódico El Financiero y llegó a la página del artículo de Eduardo Guerrero. Un escalofrío recorrió la espalda de Gilga. Si no leyeron a Guerrero, lean esto; y si lo leyeron, lean otra vez: “Desafortunadamente la espiral de violencia continuó la semana pasada. El incidente más sonado tuvo lugar en Tizayuca, donde un comando irrumpió en un fraccionamiento donde se celebraba una fiesta infantil, con saldo de 11 muertos, incluyendo siete mujeres y dos menores de edad. Por el carácter indiscriminado —casi gratuito— de la violencia, los hechos recuerdan los peores tiempos de Ciudad Juárez cuando tuvo lugar un alto número de multihomicidios, incluyendo la masacre de Villas de Salvárcar. Hay quienes especulan ya sobre la posibilidad de que julio supere a mayo como el mes con mayor número de homicidios dolosos de que se tenga registro en la historia del país”. Caracho, si lo dice Guerrero es por algo y alga. Una fiesta infantil.
Gamés ha ordenado que se le acondicione el clóset del amplísimo estudio porque ahí dormirá desde ahora. Lo malo que es dentro no hay Netflix, pero nada le hace. Gilga pregunta: ¿podrá el gobierno tomar alguna decisión para revertir esta locura? Bandas poderosamente armadas atraviesan el país, ustedes lo saben: ¿qué se puede hacer, además de soltar bala? Se llama estrategia: serie de acciones encaminadas a un fin buscado. No tenemos.
Lechuga
Murió Héctor Lechuga. Gil recuerda: :_gXc\ g`Z_e% ·DXi```kqXXX G\cc`qhl`kf [\ glc^l`kX por tontita. :_`$ii`e$Z_`$Z_`e% A`d\e`kfj1 fcm`[Xjk\ ljXi FjjXik% 8 dXc`kf XmfX YXf% Eran los días de Chucherías y Juan
Derecho, de Chucho Salinas y Héctor Lechuga, de Alejandro Suárez y El Loco Valdés; un poco después aparecieron los personajes de Héctor Suárez, luego los inigualables Polivoces. Compare el lector, si tiene edad, con La familia Peluche y demás engendros. No somos nada.
Todo es muy raro, caracho. Como diría Antonio Porchia: A veces, de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad. m