EL SISTEMA ANTICORRUPCIÓN, SEGÚN GEORGE A. ROMERO
Murió el creador de la película clásica sobre muertos vivientes, pero antes de irse escribió el guión de un remake de su cinta de culto, con algunos cambios que han sorprendido tanto como su nuevo nombre: La noche de los zombiscales vivientes
Era una noche de verano cuando los hermanos Barbra y Johnny viajaron hacia un viejo cementerio en el Edomex, en donde les dijeron que se encontraba la tumba de la honradez. Ella estaba aterrada porque sabía que jamás volverían a verla y él, en lugar de consolarla, le exigía una lana por haberla llevado hasta ahí aunque fueran parientes en primer grado.
—Si hubiera un sistema contra la corrupción, la honradez quizá renacería —sollozaba Barbra mientras su carnal le hacía la mueca del "ay sí, ay sí" con las palmitas estiradas.
Súbitamente, una mano apresó el tobillo de la chica, quien pensó que, por un milagro de la rosa de Guadalupe, la honradez estaba re- viviendo. Pero no era así. Del interior de un socavón surgió un hombre lleno de tierra, lodo, lombrices y guano de político malora, que le extendió una tarjeta de presentación.
—Tus deseos son órdenes, güerita. Mira, mi reina, soy tu nuevo zombiscal anticorrupción, mamacita. Soy todo tuyo. Aquí tu valedor es parte de ese sistema que tanto quieres. Estoy aquí para prevenir y castigar la corrupción, chiquita. Yo me encargaré de que los tramites innecesarios desaparezcan y que los contratos para obras públicas sean tan transparentes como mi cara, manita chula. Barbra se horrorizó; no entendía por qué ese personaje era el zombiscal de su localidad. En cambio, Johnny de inmediato le extendió una tarjeta, argumentando: —Soy consultor del Grupo Haiga... y haiga sido como haiga sido que apareció sorpresivamente del fondo de la tierra, me interesa hablar con usted. Con transparencia y honestidad. ¿Por qué no nos metemos en su socavón para conversar? Al zombiscal le pareció una excelente idea. Ambos se lanzaron, jocosos, por el agujero en la tierra, mientras Barbra corría despavorida, enloquecida, sabiendo que no habría, jamás, futuro para la honradez.