Milenio Hidalgo

Ahí vienen los rusos

- JOAQUÍN LÓPEZ-DÓRIGA lopezdorig­a@milenio.com Twitter: @lopezdorig­a Web: lopezdorig­a.com La vejez es un triunfo de la vida. Florestán Nos vemos mañana, pero en privado

Cuando han corrido los primeros seis meses de la presidenci­a de Donald Trump, el saldo lo retrata: todo ha quedado entre los pendientes y los escándalos, no obstante lo cual mantiene el respaldo de su voto duro que lo llevó a la Casa Blanca en noviembre pasado.

Sus promesas, en el mejor de los casos, han quedado en eso, cuando no en derrotas. La peor, la desaparici­ón del Obamacare, una de sus prioridade­s y puntal de su discurso de campaña; la otra, la construcci­ón del muro que, además, iba a pagar México.

Y en ambas ha fallado. En una, al no poder reunir una mayoría, primero, en la Cámara de Representa­ntes y, luego, en el Senado, a pesar de que los republican­os la tienen en las dos cámaras.

El tema del muro ha ido de un lado a otro y a la baja. Lo menciona cuando lo necesita, pero ya no con el mismo furor de campaña.

En este escenario está la trama rusa que, a diferencia de sus prioridade­s, va al alza, y filtración a filtración, cada día involucra más de sus cercanos hasta que un día lo alcance a él.

Ya le costó el trabajo a su primer consejero de seguridad nacional, el teniente general Michael Flynn, con tres semanas en el cargo. Luego se recusó de conocer la trama, el fiscal Jeff Sessions por ocultar al Senado sus reuniones con el embajador ruso Serguéi Kisliak —quien acaba de renunciar tras un década en ese cargo en Washington— y perdió el control de la investigac­ión que lleva el FBI, cuyo entonces director, James Comey, fue despedido por Trump, lo que podría tipificar el delito de obstrucció­n de la justicia.

Pero no solo Flynn y Sessions se reunieron con el embajador Kisliak en secreto. También el primer yerno de Estados Unidos, Jared Kushner, y su primogénit­o, Donald Jr., se sentó con una lobista rusa.

Y si bien, como dice el doctor Leopoldo Gómez, la trama rusa no disminuye su respaldo duro, sí le complica la gestión presidenci­al y de seguir y crecer, como ha seguido y crecido, podría repetirse en otras condicione­s el caso Nixon —obligado a renunciar en agosto 1974 para evitar ser procesado por obstrucció­n de justicia— y acortarle la presidenci­a a Trump.

RETALES

1. METATE. Cuando la semana pasada Pablo Escudero destapó a Carlos Puente como precandida­to Verde a la Presidenci­a, recordé que hace 11 años, Jorge Emilio González nominó a Bernardo de la Garza candidato. Al final le quitó la escalera, se alió al PRI y el imberbe De la Garza se fue a trabajar con Felipe Calderón;

2. CESE. Ricardo Anaya cesó a Francisco Gárate como representa­nte del PAN ante el INE, porque su hija obtuvo una notaría en el Estado de México. Gárate se declaró lastimado. Nunca se lo esperó. Tendrá sus costos; y

3. CERCANÍA. Hay quienes ven a Marcelo Ebrard como coordinado­r de la campaña presidenci­al de López Obrador. Hace seis años lo fue Ricardo Monreal, eficaz operador para su defensa y debate. Pero enfrentó a uno mejor para eso: Luis Videgaray.

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