Milenio Hidalgo

El editor y el político

Si no hay un ilícito, Porrúa puede editar la obra de gatos y perros, y nadie tendría que criticarlo por ese hecho no del todo natural, pero en fon. O bien, se le puede criticar y él puede mandar a sus críticos al diablo

- Gil s’en va

Gil madruga y Dios lo ayuda, pero poco. Así escuchó el noticiario radiofónic­o de Ciro Gómez Leyva Por la mañana. Los pájaros gorjeaban (gorjear, gran palabra matutina), la luz cruzaba las cortinas, el pegajoso mundo empezaba a funcionar. Ciro le preguntó a Rafael Moreno Valle, ex gobernador de Puebla y neo aspirante a la Presidenci­a de la República, si los anuncios que han cundido como una viruela de la publicidad aquí y allá con la imagen de su libro (es un decir) La fuerza del cambio los pagó el ex gobernador con su dinero. De inmediato, con enorme pundonor, don Rafa le respondió a Ciro: nunca pagaría yo, Ciro, todos los espectacul­ares que han visto ustedes y en los cuales aparezco promociona­ndo no solo mi libro, sino el cambio, esas imágenes las pagó el editor. Mju. Ja. Sí, como ño. Cuantas cuentas No, Ciro, no, insistió el aspirante. Esa publicidad la pagó Miguel Ángel Porrúa. Gil sabe de esas cosas y dio una machincuep­a sobre el mullido sillón. Caracho, pues el editor Porrúa ha decidido quebrar para dar a conocer la plataforma de Moreno Valle. Cada quien sus misiones. Dicen los que saben que el libro que editó Miguel Ángel Porrúa tiene más espectacul­ares que lectores. Don Miguel Ángel pasará a la historia como el editor no de un puñado de escritores, sino de un grupo de políticos. Pas mal. Así se gana buen dinerito.

¿De verdad quieren que hagamos cuentas de lo que cuesta un libro y de lo que habría que pagar por una publicidad de ese tamaño solo en Ciudad de México? Una publicidad que no han tenido García Márquez o Vargas Llosa y que la obra de don Rafael sí ha logrado porque don Miguel Ángel Porrúa es un genio de las ventas. Si quiere don Porrúa se pueden hacer las cuentas, pero sería aburrido y sobre todo escandalos­o.

Ningún libro, ni siquiera los de estos grandes vendedores como García Márquez y Vargas Llosa soportaría­n la publicidad de su producto sin quebrar. En términos generales, el libro de Moreno debió vender unos 300 o 400 mil ejemplares, más o menos y apenas, para lograr un punto de equilibrio con su publicidad. Un grito hizo trizas el silencio del amplísimo estudio: ay, mis hijos, pillastres de cara lavada.

Libros sin libros

No dejemos este hueso de poca carne; sigamos. ¿Rafael Moreno Valle está en campaña? Si uno lee la noticia del acto de Moreno en el Auditorio Nacional, la respuesta es un sí rotundo. Allá en lo alto, Moreno Valle dijo que era el momento de dejar atrás las diferencia­s ideológica­s y partidista­s y establecer un proyecto de visión de largo alcance que sirva de base para la conformaci­ón del frente amplio. Bonito.

Pero volvamos al punto. Gil ha visto decenas, cientos de anuncios del libro de Moreno Valle. Convendría saber cuanto se pagó por ellos. Eso sí, la suma de esa publicidad será lo menos que pedirá Gil por su libro de “Uno hasta el fondo”. Ah, que don Miguel Ángel Porrúa: ¿con dinero baila el editor?, ¿o como era? Ahora mal sin bien, si no hay un ilícito, Porrúa puede editar la obra de gatos y perros, y nadie tendría que criticarlo por ese hecho no del todo natural, pero en fon. O bien, se le puede criticar y él puede mandar a sus críticos al diablo.

¿Miguel Ángel Porrúa es como un Gallimard? ¿Moreno Valle es una especie de Malraux? No. Gilga cree que los políticos a los cuales les escriben sus textos para ocupar un espacio público envilecen los libros. Todos y cada uno: Liópez, Margarita Zavala, Cuauhtémoc Cárdenas, Rafael Moreno Valle y cien más. Ninguno de ellos y ellas ha leído más de tres libros, no solo Peña tiene un problema, por cierto, y ahora utilizan al libro para difundir, realizar proselitis­mo, hacer campaña. Gil se envuelve en las llamas de la emoción: los libros sirven para todo, pero no para la simulación, algo desprendid­o de un verdadero empeño intelectua­l y no de la farsa política. Sí, Gil sabe que el libro ha servido para todo mal, pero la vida del libro verdadero está en otra parte. Por eso Miguel Porrúa se ha equivocado.

Caracho, todo es muy raro, como diría Chesterton: Un cartel de propaganda es un rico que mendiga.

 ?? JESÚS QUINTANAR ?? Ah, que don Miguel Ángel Porrúa: ¿con dinero baila el editor?, ¿o como era?
JESÚS QUINTANAR Ah, que don Miguel Ángel Porrúa: ¿con dinero baila el editor?, ¿o como era?

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico