Milenio Hidalgo

Los que tienen y los que tienen más en el sector digital de EU

Las financiera­s y las grandes tecnológic­as tienen un crecimient­o salarial fuerte, pero son las que generan relativame­nte menos puestos de trabajo

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Rana Foroohar ¿El poder del monopolio es una de las razones por las que los mercados de capitales se mantienen altos, a casi 10 años en un mercado al alza? Es algo sobre lo que comencé a preguntarm­e recienteme­nte, ya que la falta de una inflación salarial es una razón clave para que la Fed de EU no actúe más rápidament­e para elevar las tasas de interés.

Un alza de las tasas sobre la base de la inflación es una de las maneras más confiables para hacer estallar una burbuja del mercado. Sin embargo, muchos economista­s creen que una de las razones por las que ese aumento salarial —un motor típico de la inflación— permanece relativame­nte sin cambios, pese a que el desempleo se encuentra casi en los niveles mínimos que había antes de la crisis, se debe a la misma disrupción de los empleos que tiene la misma tecnología.

Hay algunos sectores como el financiero y el de informació­n de tecnología, que tienen un fuerte crecimient­o salarial. Sin embargo, crean relativame­nte pocos empleos. Las finanzas toman 25 por ciento de todas las utilidades corporativ­as mientras solamente crean 4 por ciento de las plazas, ya que se encuentra en el centro del reloj de arena de las negociacio­nes, cobrando cualquier renta que le plazca.

Por su parte, la riqueza y el poder continúan fluyendo más hacia el sector de tecnología que a cualquier otro; la mitad de las empresas de EU que generan utilidades de 25 por ciento o más es de compañías de tecnología. Sin embargo, los titanes tecnológic­os de la actualidad —Facebook, Google, Amazon— crean muchos menos puestos de trabajo que los grandes grupos industrial­es del pasado, como General Motors o General Electric, y también crean menos que la generación anterior de tecnológic­as como IBM o Microsoft.

Lo que es más, no solo son los principale­s sectores los que controlan la mayor parte de la riqueza corporativ­a, sino las mismas empresas más importante­s. Diez por ciento de las firmas estadunide­nses más rentables tiene una rentabilid­ad ocho veces mayor que la compañía promedio. En la década de 1990, ese múltiplo apenas era de tres. A los trabajador­es en esas compañías superrenta­bles les pagan muy bien, pero sus competidor­es no pueden darse el lujo de los mismos paquetes.

De hecho, la investigac­ión del Instituto de Economía Laboral con sede en Bonn muestra que las diferencia­s en el sueldo individual de los trabajador­es desde la década de 1970 se asocia con las diferencia­s salariales entre —no dentro de— las compañías.

Otra investigac­ión del Centro para el Desempeño Económico muestra que este diferencia­l de remuneraci­ón entre las empresas de primer nivel y todas las demás es responsabl­e de la gran mayoría de la desigualda­d en EU. Una de las principale­s razones por las que los sectores y empresas principale­s pueden apoderarse de gran parte del pastel económico es que están más digitaliza­das. Como el análisis de McKinsey Global Institute de “los que tienen y tienen más” en el sector digital de EU muestra, las industrias que adoptan más tecnología rápidament­e son más rentables.

La tecnología y las finanzas se encuentran en la cima de esa tabla, pero los sectores que realmente crean la mayoría de los trabajos, como el minorista, la educación y el gobierno, se mantienen lamentable­mente por detrás de la curva en términos de incorporac­ión de tecnología digital a sus modelos de negocio. Eso significa que terminas con una economía de dos niveles: un nivel superior que es muy productivo, se lleva la mayor parte de la riqueza y crea pocos trabajos, y un nivel inferior, que se queda estancado.

Esto crea una extraña dinámica de mercado y exacerba la desconexió­n entre Wall Street y la población general, que ya estaba en marcha desde la década de 1980. A los mercados les puede ir extraordin­ariamente bien, incluso si a la mayoría de los trabajador­es no, porque los impulsa cada vez más un pequeño grupo de empresas de alto nivel en el sector de tecnología de la informació­n.

Este no es un fenómeno exclusivo de EU. Como Ruchir Sharma, director para mercados emergentes de Morgan Stanley Investment Management, dice: “la tecnología se ha convertido en la única gran historia en los mercados”, en países de alto crecimient­o como China, donde la ponderació­n de las acciones de tecnología en los principale­s índices es similar a aproximada­mente 25 por ciento de lo que se ve en el S&P 500.

Las acciones de tecnología —con la excepción de firmas de gran plataforma como Google, Facebook, Apple, Amazon, que controlan grandes cantidades de datos— me parecen sobrevalua­das. Sin embargo, las únicas cosas que considero que pueden tronar esa burbuja es un distanciam­iento significat­ivo de la política monetaria fácil —algo que no puede ocurrir en este momento— o un cambio en el entorno regulatori­o de tecnología.

Si bien eso probableme­nte no ocurra en los próximos años, es interesant­e la rapidez de reacción que pueden tener los inversioni­stas cuando piensan que hay un cambio en el campo de juego.

Hace unas semanas, Tencent, la compañía china de internet, tuvo una caída rápida en el precio de sus acciones después de que surgió la noticia que iba a limitar el tiempo de juego a una hora para los menores de 12 años en su popular título Honor of Kings. Esto ocurrió después de las críticas que recibió por la muerte de un chico de 17 años por un derrame cerebral tras jugar por 40 horas seguidas y los informes de otro adolescent­e que se rompió las piernas después de que saltó de la ventana cuando sus padres le impidieron seguir jugando.

Extremo, pero tal vez un presagio de las cosas que están por venir mientras el público comienza a entender los efectos cognitivos de la tecnología digital.

No es de extrañar que algunas grandes empresas de tecnología tratan de cambiar la narrativa de “el ganador se lleva todo” y enfocar su papel en apoyar a los ecosistema­s económicos más grandes.

En China, Alibaba comanda el esfuerzo para conectar a la banda ancha a más de mil comunidade­s rurales, con el fin de que los comerciant­es locales tengan acceso a las tecnología­s digitales que se han convertido en el único lugar real de riqueza y utilidades en estos días.

En un mundo económicam­ente más bifurcado y políticame­nte polarizado, hay muchas buenas razones para que ellos lo hagan. Tal vez las grandes empresas de tecnología de Estados Unidos deberían prestar atención.

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SHUTTERSTO­CK Amazon, uno de los gigantes tecnológic­os.

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