Milenio Hidalgo

Dedazos, encuestas y simulación

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

Todos sabemos de quién es la decisión sobre el candidato del PRI a la Presidenci­a de la República. Podemos fingir otra cosa, creer que el Presidente solo será “central” en la decisión, pero la verdad es que sabemos que es de él. Toda.

Priista hasta la médula, el Presidente será el protagonis­ta de un proceso que conoció joven, cuando había presidente del PRI, en tiempos de Ernesto Zedillo. Pero no lo hizo mal cuando le tocó ungir a su sucesor en el Estado de México. Como en aquellos tiempos, el Presidente ha dejado que todos se ilusionen, que todos gasten en redes y en promoción —¿de dónde sale ese dinero, por cierto?—. Hará todas las encuestas posibles, estudios de opinión y con todo eso medirá sus afectos y decidirá. Un día le llamará a alguno de ellos y lo invitará a tomar un café o un güisqui y le comunicará su decisión. La responsabi­lidad de Enrique Ochoa y el resto de los suspirante­s será que todos los priistas aplaudan y trabajen para el ungido.

Creo, como aquí lo escribió Aguilar Camín, que lo celebrable es que hoy el Presidente elige solo a su candidato, no, como sucedió tantos años, al próximo presidente de México.

Y la verdad, pues cada partido sus métodos. Y lo atinado del método solo puede ser evaluado después de cada elección.

López Obrador en Morena ha decidido en los estados de manera directa. Viejos aliados, lo que llaman “promotores de la soberanía nacional” han sido los elegidos. Hasta hora, con desempeños desiguales, pero creo que por encima de la expectativ­a la mayoría.

En Ciudad de México era más complicado: demasiados suspirante­s. El método no es muy diferente al del PRI, dejar que todos se muestren, que gasten —¿de dónde sale ese dinero, por cierto?—. Ahora han hecho una encuesta, que mide muchas cosas, y entonces López Obrador hará un guiño, mandará una señal y ya está. Quedará en los tres perdedores hacer buena la promesa de unidad. Como con el PRI, cada partido sus métodos. Miren cómo le fue al PAN en 2006 —de panzazo— y en 2012 —tercer lugar— cuando se ponen creativos. Y en el lío en el que andan ahora. Creo que lo molesto es la simulación. Esta idea que los partidos deben actuar de cierta manera para elegir a sus candidatos. O que en público dicen que hacen algo contrario a lo que hacen adentro. Que lo hagan como quieran, pues. La última palabra, por suerte, la tiene la ciudadanía cuando asiste a las urnas.

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